Lado B
Dos días, dos marchas y en el centro los derechos de las personas
El pasado fin de semana dos visiones el mundo salieron a las calles, y las calles se llenaron de ideología y también de mucho fanatismo.
Por Lado B @ladobemx
14 de septiembre, 2016
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Texto: Suzana de los Ángeles | Fotografía: Marlene Martínez | Video: Luis Colchado

La preservación del diseño “original” de la familia nuclear fue el pretexto para que cientos de personas salieran a las calles a manifestar su rechazo por los matrimonios igualitarios.    

Así como hace unos días miles le dieron el último adiós en la Ciudad de México a uno de los más grandes ídolos de la música popular, Juan Gabriel, sin que su evidente homosexualidad fuera un problema, el pasado sábado miles salieron en Puebla -y otras ciudades del país que ocupa el segundo lugar en homofobia a nivel mundial- para rechazar el reconocimiento de los matrimonios entre personas del mismo sexo y su derecho a la adopción.

Fotos: Marlene Martínez

Fotos: Marlene Martínez

Por el “respeto a la familia” 

Frente al Santuario Guadalupano, en Reforma, la calle está repleta de personas vestidas de blanco. Las señoras, los adultos mayores, las familias completas integran los contingentes bien ordenados. 

La coordinación está en todo momento. Radios de comunicación, vallas humanas, reparto de gorras y playeras, entrega de mantas, recolecta de firmas, templetes, equipo de sonido, ballet folclórico y hasta mariachi. Más que una marcha, parece procesión de Semana Santa.   

Una voz femenina se escucha por el micrófono:   

—Recuerden, hermanos, por qué estamos aquí. Para rechazar la reforma al artículo 4 Constitucional. Quieren destruir a la familia, quieren acabar con ella. No lo vamos a permitir. Esta es una lucha por los valores.   

Y afirma que hay estudios que sustentan estas teoría.    

—Hay estudios de que los niños que criados por mamá y papá tienen menos incidencia de depresión o suicidio, que si son criados por padres del mismo sexo…

Fotos: Marlene Martínez

Fotos: Marlene Martínez

En medio de uno de estos contingentes, un grupo de cuatro ancianos vestidos de blanco comentan sobre la marcha y la propuesta de reforma del presidente Enrique Peña que daríaa todas las personas el derecho de contraer matrimonio, adoptar y tener un nombre acorde a su identidad sexogenérica.    

—Tenemos un Presidente débil, que no nos representa. Menos con estas burradas que anda promulgando. 

—Deberían sacarlo, mira que andarle dando derechos a los jotos para que se casen… 

Al otro lado de la calle, una mujer llega con su esposo y sus hijos al reloj del Gallito. Con la mirada buscan un hueco para acomodarse en el primer contingente, pero todo está lleno.   

—No estoy de acuerdo (con los matrimonios igualitarios) -responde cuando se le pregunta por qué está ahí-. Así ha funcionado, como papá, mamá e hijos. No quiero que esto sea legalizado, no quiero que mis hijos lo vean, lo vivan, porque es un trastorno para ellos 

—¿Qué es lo que no quieren que vean? 

—¡Pues eso!, eso que no es…, porque un hombre y una mujer dan como fruto un hijo, dos hombres, no pueden dar un hijo. He investigado, entrando a internet y conozco las leyes.. 

Frente a la puerta de la parroquia. Una pareja vestida de blanco se abraza e intercambia sonrisas. Ambos quieren tener hijos a futuro, pero no desean que «nazcan con una idea diferente» y «tengan que explicarles desde muy pequeños, un tema tan complejo como el de la homosexualidad».   

Para él, egresado de la facultad de Derecho, la familia es el núcleo de cualquier sociedad.   

—Yo no entiendo, por qué si los homosexuales ya tienen las sociedades de convivencia, reconocimiento en el IMSS, en el ISSSTE y tienen derecho a heredar, ahora quieren llamarse matrimonio igualitario. Es que no lo entiendo. 

Asegura que no está en contra de los homosexuales, ni de nadie, pero…   

—No estoy de acuerdo en que adopten. Porque eso no es natural. No puede haber un matrimonio entre un hombre y un hombre, porque no hay madre… imagínate.

Fotos: Marlene Martínez

Fotos: Marlene Martínez

La marcha de Zacatecas se entona cuando el reloj del Gallito marca el medio día. Un hombre con un altavoz en la mano camina de un lado para otro, dando indicaciones. Es casi el momento de salir. 

—Tenemos que estar bien organizados. Recuerden que al llegar al zócalo tenemos que firmar. Habrá módulos donde dejar estas hojas. También hay que entregar las playeras y las gorras.   

Como en una competencia, el pelotón que encabeza la marcha, sale a la señal por el altavoz. 

Las porras, las rimas, las aplausos, afloran en las primeras calles de Reforma. Los reporteros y fotógrafos no dejan de grabar y tomar imágenes. Drones sobrevuelan por la calle y captan en todo momento el comportamiento de la marcha. Las patrullas de Tránsito resguardan la protesta. 

Unas cinco calles se llenan de gente vestida de blanco. Los cálculos indican que acudieron entre 5 mil y 7 mil asistentes, muchos fueron llevados en microbuses desde Coronango, Cuautlancingo, Chipilo, San Salvador El Seco y Cholula. 

El primer pelotón se detiene en la 16 de septiembre y 3 Oriente. El hombre del altavoz da las últimas indicaciones. No tocar las fuentes, caminar hasta la 2 Sur, conservar el orden.  Para entonces, más de la mitad del zócalo está cubierta de personas vestidas de blanco. 

Han colocado una tarima en la explanada desde donde un ballet folclórico se roba las miradas del público, el arribo del primer grupo de gente queda en segundo plano, a su llegada las bailarinas vestidas de guerreras prehispánicas agitan sus plumas y lanzan sus gritos de guerra. 

Fotos: Marlene Martínez

Fotos: Marlene Martínez

Iniciativa ciudadana vs decreto presidencial

En 116 ciudades hubo marchas a favor de la familia. El Frente Nacional por la Familia no sólo busca hacer ruido en las calles, también quiere hacerlo en el Congreso. 

Grupitos de chicos reparten hojas entre la gente que está en el zócalo. Quieren levantar el mayor número de firmas posibles para enviarlas al Congreso y reforzar su iniciativa ciudadana de reforma al artículo 4 Constitucional. 

Según su coordinadora estatal, María Eugenia González Serafín, el 23 de febrero el Frente Nacional envió una iniciativa ciudadana para la reforma constitucional, en el que se reconoce sólo el matrimonio civil como la unión entre un hombre y una mujer, justo lo que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha declarado como discriminatorio. 

Su iniciativa señala que «la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y debe ser protegida y apoyada por la sociedad y el Estado, a fin de que su entorno les garantice a todos sus miembros las condiciones necesarias para alcanzar un óptimo desarrollo (…)”. 

De aprobarse en el Congreso sería la primera vez en la historia de México que una propuesta ciudadana se impone a un decreto presidencial.

Fotos: Marlene Martínez

Fotos: Marlene Martínez

Los isomonios

La multitud sigue llegando a la explanada del zócalo. El diputado Pablo Rodríguez Regordosa aparece entre la gente, enfundado en unos jans azules y un look casual con sombrero panameño y camisa blanca. 

Aunque se define a sí mismo como incluyente, considera que el matrimonio no es lo mismo que una relación entre personas del mismo sexo. Y por ello deben tener un nombre especial.

—Yo propuse un nombre (isomonios) pero el nombre es lo que menos importa, los lingüistas lo decidirán. A lo que voy es que el estado debe legislar en torno a esto y garantizar los derechos de las parejas del mismo sexo, pero con otro nombre. 

—¿Esto no propicia la discriminación?

—De ninguna manera, todos tenemos el mismo derecho y tenemos la libertad individual. El estado es el que tiene que legislar en la materia y hay palabras distintas para describir realidades distintas y nadie tiene por qué sentirse discriminado.

Junto a él, el diputado local Pablo Montiel coincide aunque también se asume como incluyente y a favor de la diversidad sexual. 

—Hay una inquietud en las familias poblanas respecto a cómo las futuras generaciones abordarán el tema. Hay la exigencia de que no se pueden llamar matrimonio a las uniones entre personas del mismo sexo. Diferenciar no es discriminar.

Fotos: Marlene Martínez

Fotos: Marlene Martínez

No son buen ejemplo 

Cerca de ahí, en el zócalo, un grupo pequeño de habitantes de grupo de Chalchihuapan levanta sus pancartas con leyendas de «En Chalchihuapan defendemos a la familia». 

Desde la parroquia la Inmaculada Concepción de Chipilo fueron llevados para manifestarse contra los matrimonios entre personas del mismo sexo. El sacerdote les dijo que tenían que defender a la familia natural. 

Y Gloria, una joven de larga cabellera negra adornada con una diadema y un velo blanco transparente, está ahí como le dijeron:

—Para defender a nuestras familias naturales, para defender al papá, a la mamá, y a los hijos, porque así los mandó Dios. El papá a la cabeza, la mamá al corazón y los hijos la unión de la familia. 

—¿Por qué no está de acuerdo con los matrimonios igualitarios? -los ojos de la mujer se abren todavía más y su boca hace una mueca de desaprobación.

—Porque no es natural, ¿cómo un niño puede decir papá y papá doble vez?, no se puede, los dañan sicológicamente, no pueden criar dos personas del mismo sexo a un niño, mas sin en cambio debe haber una diferencia entre un hombre y una mujer. 

—¿Pero si ya son una familia?, se le insiste. 

—Esas familias están mal, no es por discriminación, pero si quieren vivir ellos así, que vivan ellos solos, pero no con niños, yo creo que eso no es natural.

Fotos: Marlene Martínez

Fotos: Marlene Martínez

No somos enemigos de la familia 

Al día siguiente, domingo, en la plancha del parque Juárez poco a poco las personas se van reuniendo. Los colores de la bandera LGBTTTI resaltan aquí y allá. Contrario al ánimo que se vive en las Marchas por el Orgullo, esta vez no hay ambiente festivo sino rostros serios de preocupación.   

Acompañados de sus hijos, madres lesbianas y padres homosexuales, llegan para defenderse de las protestas del clero y el Yunque, que ha sido señalado de estar detrás del Frente Nacional por la Familia. 

Las chicas de la batucada entonan sus consignas, mientras otros jóvenes terminan de dar los últimos detalles a las pancartas.   

Por el altavoz, Onán Vázquez, de la Asociación Civil Vida Plena da las últimas indicaciones antes de salir.   

—Recuerden que si hay agresiones, vamos a levantar el registro documental, pero no vamos a responder. 

Advierte que las marchas contra el matrimonio igualitario, son un ataque directo a los derechos de los homosexuales.

—No somos enemigos de la familia, ni de la sociedad. Han tergiversado la información para generar miedo en la sociedad. El clero pretende usarnos como moneda de cambio para alcanzar poder político de cara a las elecciones de 2018. Lo único que estamos pidiendo es que se respete el decreto presidencial. 

Visiblemente molesto, Onán recrimina que las uniones homosexuales siempre han existido, pero es en estos ataques que «han volteado a vernos».

Fotos: Marlene Martínez

Fotos: Marlene Martínez

Matrimonio y adopción

Una pequeña hada, vestida con colores de la bandera LGBTTTI corre de un lado por la explanada. Una de sus madres la persigue hasta levantarla en sus brazos. 

Rosa y Ana son esposas. Para lograrlo tuvieron que pasar un viacrusis de trámites y gastos en la Ciudad de México, pues en Puebla aún no está legalizado. El mismo trámite tuvieron que hacer para registrar a su hija y que llevara el apellido de ambas. 

—Aunque nosotros ya estamos casadas, queremos que las siguientes parejas no tengan este problema. Si esto se legislara no habría que viajar hasta la ciudad de México o andar consiguiendo comprobantes domiciliarios. 

—¿Qué opinan de la marcha por la familia? 

—Es muy triste toda la desinformación que están manejando. Muchos de los que marcharon no supieron ni por qué lo hacían. 

—Yo me siento muy enojada, por todas las mentiras que han dicho. Lo que más me preocupa es que en futuro esos niños que fueron a la marcha, algún día convivan con mi hija.

Fotos: Marlene Martínez

Fotos: Marlene Martínez

Sólo generan discriminación

Joss llega apresurada a la explanada del parque Juárez de la mano de su hijo de 6 años. Los dos aficionados del Puma lucen sus camisas del club.

A lo lejos, las chicas de la batucada practican sus consignas. “Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir, que la homofobia se tiene que morir”. 

Con su hijo en el regazo, Joss se sienta en una barda de la explanada. Frente a la cámara el niño tiene puesta una máscara de tortuga ninja, que apenas y deja ver sus grandes ojos verdes.

—Desde que su mamá y yo supimos que estaba embarazada, ha sido la locura. Es toda una experiencia, nunca hemos sufrido discriminación. Desde el segundo de kinder hablé con la directora de su escuela, para decirle que mi hijo tenía dos madres.

—¿Qué opinas de las marchas contra el matrimonio igualitario?

—Que son congruentes con su ideología. La iglesia es doble moral, por un lado predica amor y por otro tira odio. Aquí se ven los intereses de Norberto Rivera para ganar poder político. 

—¿Qué piensas de que se cuestione la capacidad de las parejas homosexuales de criar niños? 

—Yo siempre quise tener un hijo y dije que cuando lo tuviera mis desmadres se terminarían, y así ha sido. Ver crecer a mi hijo es la mejor experiencia del mundo. Jamás le hemos puesto una mano encima. Este niño ha sido criado con respeto y con mucho amor.

El pequeño mira fijamente a su madre, se vuelca hacia ella y la abraza.

Fotos: Marlene Martínez

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