“¿Estos son los genios que descifraron el código de la mejor educación?”
Michael Moore. Documental sobre la educación en Finlandia.
[dropcap]E[/dropcap]n las últimas semanas ha circulado profusamente un video documental del famoso periodista estadounidense Michael Moore acerca de la educación en Finlandia. El documental puede verse en la liga que aparece en el epígrafe de esta columna. Este trabajo presenta algunas escenas de la vida cotidiana de las escuelas finlandesas y fragmentos de entrevistas con la Ministra de Educación, la directora de una escuela y profesores que expresan sus opiniones sobre lo que hace exitoso el modelo educativo de su país.
Se destaca en el documental como un elemento central para que los finlandeses tengan una educación de calidad el hecho de que prácticamente no se deja tarea en las escuelas. Un buen porcentaje del tiempo del documental se dedica a este elemento y a la visión de los docentes y de la Ministra de Educación respecto a que los niños tienen que ser felices y dedicar su tiempo a disfrutar de la infancia dedicándose a jugar, a actividades deportivas, artísticas, etc.
Algunos otros elementos fundamentales tienen que ver con que en la estructura curricular de la educación básica y media, los finlandeses no se han olvidado de las artes y las humanidades, que son fundamentales para la formación de los ciudadanos que requiere una democracia, según lo plantea la filósofa estadounidense Martha Nussbaum en su obra Sin fines de lucro.
Un ingrediente importante que aparece a partir de esta visión de una formación integral que haga que los alumnos aprendan a pensar por sí mismos, a desarrollar la sensibilidad estética, la capacidad de convivir pacíficamente, etc. es la idea de que los alumnos no son preparados para aprobar los exámenes estandarizados y que no existen exámenes nacionales que planteen rankings de desempeño de los alumnos y de las escuelas.
Esta cuestión parece ser la que ha desatado la ola de difusión en nuestras redes sociales de este documental, como una especie de evidencia en contra de la reforma educativa puesta en marcha este sexenio en México. La premisa desde la que se alaba la educación finlandesa presentada en el documental por parte de los opositores a la reforma parece centrarse en esta idea: los exámenes estandarizados no sirven –en Finlandia ya los desecharon- y son punitivos, por lo que hay que preparar para que los niños sean felices, sin presiones, sin evaluaciones, sin tareas escolares.
Sin embargo, lo que quienes comparten este documental –y el documental mismo- parecen ignorar o soslayar es que esta es solamente una parte bastante superficial de las razones del éxito de los cambios educativos en Finlandia y que muchas de las cosas que plantea la reforma educativa mexicana apuntan en la línea de lo que se ha hecho en ese país.
Otra cuestión que se deja de lado es la enorme diferencia contextual entre Finlandia y México. Veamos algunos datos:
“Actualmente, Finlandia es una república parlamentaria y democrática, y es miembro de las Naciones Unidas desde 1955, así como de la Unión Europea desde 1995. La economía finlandesa es una de las más prósperas de Europa, basándose en los importantes sectores de servicios, así como de manufactura. En el país existe un estado de bienestar, así como una política altamente democrática y con niveles sumamente bajos de corrupción”, dice Wikipedia.
La misma fuente señala que: “México es el undécimo país más poblado del mundo, con una población estimada de 119 millones de personas en 2015, la mayoría de las cuales tienen como lengua materna el español, al que el estado reconoce como lengua nacional junto a 67 lenguas indígenas propias de la nación. En el país se hablan alrededor de 287 idiomas; debido a las características de su población, es el país hispanohablante más poblado, así como el séptimo país con mayor diversidad lingüística en el mundo».
Podríamos hacer una descripción más amplia de las enormes diferencias entre nuestro país y Finlandia, pero basta con esta gran distancia entre el número de habitantes, la mayor homogeneidad cultural finlandesa y la enorme pluralidad de lenguas y culturas que hay en nuestro país, así como las distancias económicas y políticas: mientras los finlandeses tienen un país desarrollado económicamente, con un estado de bienestar en el que hay casi nula desigualdad y un régimen altamente democrático, en México tenemos una economía que crece apenas alrededor de un 2%, con más de la mitad de la población padeciendo algún nivel de pobreza, con enorme desigualdad y una corrupción e impunidad cada vez más generalizadas.
En alguna otra columna he escrito que para que esta situación nacional pueda cambiar tenemos que transformar profundamente nuestra educación, pero que para que podamos cambiar nuestra educación el país tiene necesariamente que transformarse. De manera que habrá que asumir que la respuesta para una mejor educación no consiste en dejar que los niños no hagan tareas y busquen ser felices en la escuela. Mientras no tengamos un país que les pueda garantizar un futuro mínimamente equitativo, pacífico y democrático, lo de menos es si hacen tareas o no.
Esta situación de equidad social en Finlandia y la carencia de este elemento en México puede notarse claramente en una pequeña parte del video en la que los profesores afirman que para los papás que se cambian de residencia en el país no es un problema buscar escuela o preguntarse cuál es la mejor escuela porque no existen diferencias entre las escuelas del país. Una verdadera reforma educativa como la finlandesa tiene que garantizar que las escuelas tengan cada vez menos diferencias, tanto en su infraestructura y equipamiento como en la calidad de sus docentes y directivos. Pero esto resulta mucho más complicado en un país tan diverso en lo cultural, económico y hasta geográfico y con un sistema que reproduce la desigualdad y que se sustenta en altos índices de corrupción.
Hay algo verdaderamente revolucionario en el cambio educativo finlandés que el documental apenas toca y que en México es prácticamente impensable hoy. Se trata del hecho de que por ley, está prohibido cobrar cuotas en las escuelas, por lo que prácticamente no existen las escuelas privadas en ese país. Esto hace que las escuelas tengan en sus aulas a alumnos de todos los niveles socioeconómicos –que por lo demás, como ya se dijo, no tienen tanta diferencia entre sí como acá- y que la convivencia escolar sea realmente una preparación para la convivencia ciudadana que requiere la comprensión de los diferentes. Este hecho también plantea la cuestión de que cuando se discuten las políticas y presupuestos educativos, los grupos de ciudadanos que tienen poder económico y político están realmente comprometidos puesto que se juega ahí la formación de sus propios hijos, cosa que evidentemente no sucede en nuestro país.
Pasemos ahora a la parte de los exámenes estandarizados. Los maestros finlandeses plantean que no se debe educar PARA los exámenes y esto es totalmente cierto. Sin embargo, precisamente porque la formación de los estudiantes de ese país no se hace en función de los exámenes internacionales, es que al presentarlos obtienen los mejores resultados.
Por otra parte, este argumento podría parecer un elemento de apoyo a los que plantean la abrogación de la reforma educativa por considerar que no debe haber evaluación docente a la que consideran “punitiva”. Estos opositores plantean incluso el retorno al otorgamiento de plazas automáticas a los egresados de las normales.
Sin embargo, un elemento central –sí, un elemento central- de la reforma finlandesa fue el de la formación y evaluación de los docentes. ¿Cómo se forma a un docente en Finlandia?
Para empezar, en Finlandia no existen las escuelas normales. Todos los docentes se forman en las universidades en las que “…Los finlandeses escogen sólo a los mejores alumnos para ser maestros, convencidos de que los mejores docentes deben situarse en los primeros años de la enseñanza. Hay que superar un proceso de selección muy exigente para acceder a los estudios universitarios para ser profesor.
La profesión docente está altamente valorada por lo que muchos quieren acceder a la carrera para ser profesores, sin embargo, solamente los mejores alumnos “…presentan una prueba nacional para acceder a la carrera docente, donde también se tiene en cuenta si el aspirante lleva a cabo actividades de voluntariado, tiene experiencia profesional, otros estudios… «Suelen escoger al 10% de los candidatos que se presentan. Son los mejores, con aptitudes de sobresaliente, que han superado en el examen nacional a otros alumnos también muy buenos»…”
“Desde el año 1979, todos los docentes han tenido que cursar cinco años de formación, consistentes en un grado y un máster (de acuerdo con el Proceso de Bolonia del Espacio Europeo de Educación Superior). El principal objetivo de la formación del profesorado finés es que forma a sus profesores como profesionales altamente autónomos con un especial énfasis en reforzar las siguientes áreas: crear una cultura profesional basada en la investigación donde cada docente tiene una amplio conocimiento de la literatura científica; establecer un código social y moral sobre la profesión docente; integrar la teoría y la práctica; y formar a los profesores para que sean responsables del diseño curricular y la evaluación de sus estudiantes”.
Estos son tres fragmentos de distintas fuentes que nos hablan del verdadero código para la mejor educación, que sin duda no es el de no dejar tareas a los niños ni evitar prepararlos para exámenes estandarizados.
EL PEPO
