Lado B
Bienvenidos a Puebla, un experimento publicitario
Entrevista de Juan Daniel Flores con Francisco Vélez Pliego
Por Juan Daniel Flores @
14 de agosto, 2016
Comparte

LOGO DE QUE LADO MASCA LA IGUANA (1)

Juan Daniel Flores

 

Juan Daniel Flores (JDF): ¿Cómo se va configurando lo que entendemos como Puebla en comparación con otro tipo de ciudades coloniales?

Francisco Vélez Pliego (FVP): La ciudad de Puebla es una de las ciudades más importantes en el país desde el Virreinato hasta por lo menos la década de los 50´s.

En la Colonia era considerada clave desde el punto de vista económico, social, político y cultural. ¿Qué ocurrió? Pues que la base económica de esta ciudad, que era la industria textil, había entrado en un proceso de declive acelerado porque los empresarios de la época no invirtieron sus ganancias en la modernización de la propia industria; entonces cuando los empresarios de Estados Unidos al término de la guerra con Corea, invierten no sólo en la modernización sino en la producción de nuevas telas, de nuevos textiles para hacer frente a su demanda interna, en consecuencia, ese que era uno de nuestros mercados principales de exportación precisamente durante la segunda guerra mundial, se cierra para la industria textil poblana particularmente.

Puebla y Tlaxcala fueron durante el Virreinato, hasta al menos la primera mitad del siglo XX, el espacio económico por excelencia de la industria textil en México, incluso llegaron a representar en su momento más del 50% de la producción textil de todo el país.

Por lo tanto, eso que era la base económica en Puebla se vino abajo y ante la falta de modernización de los empresarios de la industria textil,  la apuesta fue por la diversificación de la actividad económica. En ese contexto se promueve la instalación de la Volkswagen, la instalación de HYLSA, del sector metal mecánico y de la industria química entre otros.

Puebla con esta nueva base económica que se comienza a prefigurar desde la primera mitad de la década de los 50´s, y que se concreta finalmente con la instalación de la industria automotriz,  cobra desde el punto de vista económico un nuevo auge. Todo eso generó un proceso de modernización que hace que esos capitales que se habían acumulado alrededor de esa industria no sean reinvertidos en la misma, si no que invierten preferentemente en el desarrollo inmobiliario. Pero no todos los sectores  económicos productores estaban acostumbrados a esa forma de inversión, particularmente el sector comercial, el de alimentos, las famosas tiendas de abarrotes etc.

Por lo tanto, se comienzan a configurar nuevos grupos que le apuestan más a la producción inmobiliaria, haciendo uso de los vínculos que tienen precisamente con otro sector económico importante en el entorno de la Ciudad de Puebla, que son los propietarios de los ranchos  y las haciendas.  Esto provoca  un crecimiento de la ciudad desde el punto de vista físico, pero  sin que eso corresponda necesariamente al crecimiento demográfico.

Francisco Vélez Pliego, foto Cortesía.

Francisco Vélez Pliego, foto Cortesía.

En realidad el crecimiento demográfico fuerte en Puebla lo vamos a registrar entre 1960 y 1980, pero previo a 1960 y posterior a 1980 tenemos un crecimiento demográfico a la baja. Un crecimiento demográfico que no llego a ser del 3% antes de 1960, y que a la fecha el crecimiento demográfico en el Estado es de 0.5 % y en el municipio es de 0.7 %. Estamos muy por debajo del crecimiento de otras ciudades.

Lo que está creciendo es la zona metropolitana y no toda. Más bien, sólo han crecido algunos municipios  donde se concentra la inversión desde el punto de vista de la especulación inmobiliaria, y esto ha permitido concentrar el crecimiento demográfico global hacia puntos focalizados como son San Andrés y San Pedro Cholula, Amozoc, Cuautlancingo y Huejotzingo. En realidad si lo vemos en términos globales y específicos por municipio, nos daremos cuenta de que el famoso crecimiento demográfico como explicación de la explosión en términos de crecimiento físico de la ciudad no se justifica, sino que está vinculado directamente a una estrategia de determinados grupos económicos, que finalmente volcaron sus capitales hacia la producción inmobiliaria como una estrategia de reciclaje económico de su propia riqueza, de su propio posicionamiento social.

 

JDF: En las últimas décadas ¿que enmarca  los procesos socioculturales  en Puebla?

FVP: Puebla como ciudad aglutina diversos procesos socioculturales. Las tensiones que se vinieron generando en muchos por querer entender a una Puebla extremadamente conservadora y católica frente a una Puebla liberal, le dieron un matiz muy particular a esta ciudad.  En algunas ocasiones un sector de esa Puebla liberal estuvo radicalizado hacia grupos sociales específicos, hacia movimientos políticos mucho mas allá de lo que es el clásico posicionamiento liberal, tomando como referente al priismo, al nacionalismo revolucionario, etcétera.

Foto: Alexia Mora

Foto: Alexia Mora

Lo que ocurre es que esas tensiones  generadas a lo largo de muchas décadas, particularmente desde la década de los 50´s hasta principios de la década de los 70´s, su polarización y finalmente sus procesos de transición en lo que sería un planteamiento de renovación, incluso de las mentalidades y de las formas de actuar de los grupos sociales y políticos, da como resultado lo que ahora tenemos, una ciudad efectivamente permeada por tendencias contradictorias, por posicionamientos sociales, por proyectos sociales y educativos a veces contrastantes y a veces divergentes pero que le han dado a la ciudad un sello muy particular.

Creo que Puebla es menos conservadora que Guadalajara y que la región del Bajío en algunas cosas, pero en otras es mucho más conservadora, es mucho más reticente a los cambios de mentalidad  precisamente desde una perspectiva de desarrollo distinto. En este sentido ha habido un peso muy importante de la universidad pública de los últimos años, prácticamente de los sesenta para acá.

La universidad pública ha tenido un peso muy significativo en moldear ciertas conductas y mentalidades, en atemperar y servir de contrapeso no sólo a los posicionamientos conservadores sino, incluso,  a los posicionamientos gubernamentales más depredadores; aunque no necesariamente estoy diciendo que lo haya hecho bajo un mismo modelo de confrontación o de posicionamiento político-social, me parece que la universidad pública por su tamaño y larga trayectoria ha sido un espacio que ha permitido esta suerte de balances, a veces no tan claramente percibidos por el conjunto de los ciudadanos.

Así es que vamos a encontrar a una población que durante muchos años ha estado sujeta a estos avatares de los procesos económicos. Si revisamos las cifras veremos que la mayor parte de la población que habita tanto el municipio como el estado, es una población de bajos ingresos que ha aprendido a sobrevivir en una estrategia de expansión del sector informal; y cuando hablo del sector informal me refiero a todo, no sólo a la actividad comercial que conocimos en la década de los 80´s, no sólo a este crecimiento explosivo del ambulantaje. Sino también a estrategias de sobrevivencia vinculadas a la prestación de servicios precisamente relacionados con el sector formal de la economía; me refiero a servicios diversos,  por ejemplo: quiénes apoyándose en el proceso de expansión de la matrícula universitaria tienen en ello una fuente de producción. Esto es: pasamos de ser una ciudad que a finales de los 80´s concentraba sólo tres universidades: UDLA, UPAEP y la Universidad pública, que  juntas concentraban de 10 mil a 15  mil estudiantes,  a ser una ciudad  con más de 250 instituciones de educación superior de carácter privado, más la universidad pública, más los tecnológicos y con esto concentra a más de 200 mil estudiantes.

Por lo tanto esa expansión del sector estudiantil, ha hecho que muchas personas se dediquen a la venta de servicios a los mismos. Estudiantes que no necesariamente radican en la ciudad de puebla  sino que también llegan tanto del interior del estado, como del interior del país y aún de otros países. En consecuencia se ha desarrollado todo un sector  recreativo y de servicios, que no necesariamente corresponde a una lógica de expansión de las actividades económicas  tradicionales locales, y eso ha generado un posicionamiento muy diverso, muy heterogéneo de quienes se dedican a esas actividades, de quienes conviven con esos estudiantes, con esas formas de prestación de servicios y con esto se  genera también una mentalidad cultural, social y política muy especial.

Por esto Puebla no es un espacio de una sola identidad. Es un espacio multicultural, multiétnico, pluri-clasista, lo ha sido siempre, pero hoy esas características y esos perfiles tienen determinadas singularidades.

 

JDF: ¿Cree usted que el poblano de a pie conoce a la ciudad, percibe sus problemas sociales, se identifica  o es ajeno a ella?

FVP: Yo creo que una enorme cantidad de la población del municipio de Puebla no tiene en su quehacer cotidiano ni en su mentalidad el espacio del Centro Histórico de la Ciudad de Puebla como  un referente, porque desarrolla sus actividades fuera de él.

[quote_box_right]Puebla no es un espacio de una sola identidad. Es un espacio multicultural, multiétnico, pluri-clasista, lo ha sido siempre, pero hoy esas características y esos perfiles tienen determinadas singularidades. [/quote_box_right]

Además las políticas públicas no han favorecido un proceso que haga que el grueso de la población, que no tiene como referente de sus actividades cotidianas el Centro Histórico, lo llegue a apreciar de manera distinta, porque las políticas de divulgación, las políticas  públicas en cuanto al valor de los bienes culturales,  no han logrado o no les ha interesado que ese grueso de la población, 1 millón 700 mil habitantes que evidentemente no radican en el entorno inmediato, ni tienen sus actividades en el centro histórico, se interesen en él, por esto evidentemente el tema del patrimonio edificado es algo que les suena muy lejano.

Esa población a la que no le interesa el Centro Histórico porque no lo conoce, es la que conoce de la ciudad sólo una multiplicidad de carencias que van desde el suministro de agua potable y el total de conflictos que hay alrededor del  agua, que no es un conflicto reciente. Pasando por  las deficiencias que tiene el transporte público y la infraestructura básica  por donde ellos transitan,  hasta el pavimento y áreas peatonales que son de muy pobre calidad o en extremo paupérrimas. Esto cotidianamente también lo vemos en el centro, a pesar de la inversión en temas dedicados a la mejora sistemática de la imagen urbana. Nos topamos a cada momento con lozas fracturadas, con basureros improvisados  que surgen  por el robo de la tapa de los registros, etcétera.

Entonces lo que vive la gente son las carencias de la ciudad, y lo que tiene en mente son esas carencias cotidianas tan simples como sacar la basura a determinada hora  o un accidente ocurrido en una vialidad porque no ha recibido mantenimiento, porque la inversión se concentra simplemente en Avenidas donde tiene que lucir el famoso concreto hidráulico, etc.

La ciudad de Puebla tiene más de 7 mil calles de las cuales  sólo se han invertido en mil, pero ¿Qué pasa con el resto? El resto esta deteriorándose porque según no alcanza el recurso público. Pero el grueso de la población vive en esas calles llenas de baches, en esas en las que no se les surte de agua potable, en esa calles con problemas de acceso al transporte público, en calles sujetas a problemas de inseguridad y diversos tipos de violencia, desde la que vive una ama de casa hasta la que vivimos actualmente vinculada al crimen organizado, como el robo de combustible y temas como el narcotráfico.

 

JDF: ¿Entonces el ciudadano se ve a sí mismo más en lo individual y menos en lo comunitario?

FVP: Pues sí, el ciudadano lo que busca es resolver sus situaciones inmediatas de supervivencia o de sobrevivencia: el trabajo, el bienestar de su familia, desplazarse lo más cómoda y rápidamente posible. Esto en un entorno cada vez más complicado desde el punto de vista de los ingresos familiares, desde las propias condiciones de inseguridad laboral, social y pública.

Foto: Joel Merino.

Foto: Joel Merino / Archivo

JDF: ¿Qué elementos resignificán el centro histórico actualmente a partir del ejercicio de las políticas públicas?

FVP: Hay un problema de enfoques. Compraron desde hace años en los gobiernos, por lo menos en los últimos 15 ó 20 años, un modelito cultural, económico y  social que domina en los grupos financieros y políticos; ellos están interesados en invertir en lo inmobiliario, esto es, en generar espacios orientados a la prestación de servicios turísticos. Eso es una apuesta en la generación de equipamientos turísticos como la gran apuesta del desarrollo económico frente al desarrollo de la llamada globalización, de la llamada economía neoliberal.

Frente a eso nosotros dejamos de existir como motor económico de la región. No así lo automotriz y el crecimiento del clúster como tal, éste ha crecido por el apoyo de los gobiernos estatal y federal, así en el contexto de una economía globalizada no son competitivos, la apuesta por lo automotriz como la gran industria moderna ya está desfasada en los países desarrollados, aquí apenas lo estamos viendo como la gran panacea.

La actividad económica de punta está en la biotecnología en la nanotecnología y en la robótica. Esos que hablan de modernidad en realidad siguen en el pasado. El modelo que nos han querido vender es hacer del centro histórico un destino turístico, y si para eso es necesario destruir el patrimonio histórico para construir grandes hoteles pues lo van a hacer y lo están haciendo. Ni siquiera hay una comprensión cabal de que en otras ciudades el turismo es un éxito, y como juega la conservación del patrimonio histórico en ese fenómeno de atracción de esos grupos turísticos, no para conocer lo que ellos ya conocieron en Disneylandia, sino para conocer las particularidades de una cultura que les es ajena.

Eso no alcanzan a comprenderlo nuestros gobernantes, piensan que con una política publicitaria de marketing publicitario de que Puebla es un destino turístico van a resolver el tema de fondo que es: el qué le ofrece la ciudad de puebla al visitante más allá de la infraestructura, que le ofrece al propio habitante de la ciudad.

Foto: Alfonso Reyes | presidencia.gob.mx

Foto: Alfonso Reyes | presidencia.gob.mx

El Museo Barroco es un claro ejemplo de una impostación cultural. La ciudad es una ciudad barroca en sí misma, la ciudad es el museo con sus inmuebles y sus iglesias. Pensar en concentrar esa noción, ese concepto del barroco en un espacio reducido que nos costó una fortuna, es una idiotez publicitaria, pero también es una idiotez cultural. Porqué sustraer a los bienes culturales de su entorno para colocarlos en una galería, cuando lo que puede hacer el visitante es precisamente apreciarlos en su contexto.

 

JDF: ¿Qué opinión le merece las políticas públicas actuales con respecto al Centro Histórico?

FVP: En lo particular me parecen equivocadas. Porque están orientadas a satisfacer la voracidad de un grupo muy reducido de poblanos, que le apuestan a esa relación poco clara entre contratistas y gobiernos que ahora han vuelto su mirada a la zona de monumentos, viéndola como la gran reserva territorial para construir lo que ellos han soñado, que son sus inmuebles como parte de un proceso especulativo. Y esa apuesta obviamente no está a favor de los ciudadanos.

Ahí están los inmuebles disque modernos que han construido algunos personajes seudodefensores del patrimonio histórico, por ejemplo Villa Flora, ese edificio que construyeron de 4 pisos que sigue vacio. Esos vacios urbanos se van a seguir produciendo y reproduciendo en la ciudad. Esto es parte de procesos muy complejos, en algunos casos hasta de lavado de dinero, en otros de desvío de recursos, en algunos más de contratos oscuros entre contratistas y gobierno para enriquecer a unos cuantos y que en nada contribuyen al desarrollo de los habitantes de la ciudad, mucho menos a los que viven cerca de donde se realizan esas obras.

Deberíamos quitarle el nombre de políticas públicas ya que parece ser que están orientadas a beneficiar sólo a determinados grupos económicos y políticos, dentro de lo que son las relaciones de poder no sólo en el ámbito local sino también en el ámbito regional y nacional.

 

JDF: ¿Qué viene en lo político, en lo social, en lo cultural como respuesta de parte de los ciudadanos?

FVP: Soy muy escéptico, me gustaría decir que habría un futuro promisorio, pero realmente veo un panorama muy complicado. El futuro de Puebla depende de cómo se vayan resolviendo los temas fundamentales como el eficaz combate a la corrupción, porque la corrupción está en todos estos temas de los que hablamos, tanto en el actuar de los gobernantes como en el actuar de los poderes llamados facticos; también la impunidad, porque mientras se siga comprobando día con día que los casos de corrupción y prácticas de terror detectados por la ciudadanía en contra de ciudadanos indefensos, maestros, estudiantes, amas de casa culminan en asesinato o no se resuelvan, seguiremos  percibiendo en el imaginario de los jóvenes  que es mejor ser delincuente porque se puede enriquecerse rápidamente y salir bien librado de la cárcel, y más en una ciudad donde se les niega el trabajo y se les niega también la educación.

Todo lo anterior está relacionado con la necesidad que tenemos de rediseñar a las instituciones del Estado mexicano. Es decir, necesitamos un nuevo pacto social y político que pasa por construir nuevas instituciones. Estas instituciones que estamos heredando del desmantelamiento del llamado Estado de Bienestar, son instituciones que han cobijado precisamente la corrupción, el compadrazgo, el amiguismo. Incluso en ese compadrazgo ya están involucrados capitales no sólo nacionales sino chinos, franceses, españoles, alemanes. Y en donde quien ocupa el gobierno busca garantizar a esos grupos económicos determinadas prebendas y ganancias que de otra manera no podrían obtener.

El destino de Puebla está ligado a que se den nuevos procesos de carácter nacional mucho más complicados.

De otra manera veremos que seguirán proliferando las contradicciones, los actos de violencia, las confrontaciones sociales y políticas cada vez más agudas y graves por conflictos por la tierra por las explotaciones mineras, por el tema de los energéticos. No se ve un futuro prometedor pero hay que construir una salida política, social, jurídica y  cultural que permita refundar el país en una perspectiva distinta con un combate eficaz a la corrupción, a la impunidad y por rediseñar nuestros mecanismos de convivencia.

Comparte
Autor Lado B
Juan Daniel Flores
Egresado de la BUAP-ITESM, estudiante de sociología, produzco las cápsulas radiofónicas "Espiral Urbana" para Radio BUAP, colaboro con LADO B con entrevistas socioculturales "¿De que lado masca la Iguana?", colaboro con la columna de opinión "Espiral Urbana" para Los Periodistas y soy creador de "Criticas Vitales" Cine, Literacidad y Sociología para espacios culturales y escolares.
Suscripcion