Un muro de cartulinas blancas con letras negras y rojas cubría la entrada a uno de los jardines laterales del zócalo de la ciudad de Puebla. Mientras en el micrófono de la plaza central se escuchaba la invitación para que los niños dibujaran a los reyes magos y las felicitaciones del alcalde por el día de Reyes, cientos de personas hacían fila para ver los espectáculos festivos.
A un costado, un rincón menos iluminado de la plaza de piso gris, más silencioso, exigía justicia. Un grupo de periodistas poblanos, acompañados por algunos activistas de organizaciones de la sociedad civil, contaron la historia del periodista veracruzano Moisés Sánchez, secuestrado por un comando armado en su propia casa el 2 de enero de este 2015, en el municipio de Medellín, zona conurbada del puerto de Veracruz. Días antes, el comunicador había recibido información de que el alcalde le quería “dar un susto”.
Veracruz es el estado donde se han registrado más agresiones contra periodistas, principalmente asesinatos. El año pasado, con la desaparición y posterior asesinato de Gregorio Jiménez de la Cruz en Coatzacoalcos, todo el gremio se solidarizó a nivel nacional. Este seis de enero, mientras muchos festejaban el día de Reyes, en Puebla los reporteros se unieron con todos los comunicadores del país y de Veracruz, preguntándose dónde está Moisés Sánchez, y gritando que si vivo se lo llevaron, vivo lo queremos.