Armando Pliego Ishikawa
El pasado 11 de septiembre, durante el primer informe de labores del director de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la BUAP, Israel León O’Farrill, el rector Alfonso Esparza mencionó que se gestionaría la construcción de un puente peatonal sobre la avenida Cúmulo de Virgo, espacio donde se encuentra ubicada dicha facultad, al igual que otras unidades académicas de la universidad.
Frente a estas declaraciones varios miembros de la comunidad estudiantil junto con organizaciones de la sociedad civil nos dimos a la tarea de crear y proponer ante las autoridades un paso peatonal a nivel de banqueta como una alternativa a este puente, pues consideramos que un puente no es la solución para el problema de inseguridad que existe en esta vialidad.
Esto debido a que los puentes peatonales pueden ser útiles, pero sólo en ciertos escenarios específicos donde su uso está plenamente justificado. Lamentablemente en el caso de nuestra ciudad la mayoría de los puentes sólo sirven como el andamiaje para estructuras publicitarias, pues desde 2011 Felipe Velázquez Gutiérrez, en aquel entonces secretario de Desarrollo Urbano y Obra Pública, señaló que la administración municipal no tenía recursos para su construcción, por lo que la comuna inició el análisis de la posibilidad de concesionar su construcción a privados, que podrían recuperar su inversión a través de contratos de publicidad de hasta por 20 años. La administración municipal actual ha seguido con este modelo.
Muchos puentes son innecesarios, pues incluso han sido colocados en esquinas donde hay cebras peatonales a nivel de piso y semáforos con la sincronización adecuada para que el peatón cruce sobre la calle, como el que se encuentra en la Facultad de Medicina, entre la 13 sur y 31 poniente, zona donde ahora se pretende disminuir el límite de velocidad por la afluencia peatonal [1].
[pull_quote_right]“la protección del peatón no debería basarse en expulsarlo de la calle sino en establecer reglas justas que garanticen los derechos de éste a la convivencia en el espacio público del cual hacen parte integral las calles. No se trata aquí de atacar a ultranza todo puente peatonal sino el hecho de que este se convierta en la regla de oro y no se exploren alternativas más incluyentes con el peatón”[/pull_quote_right]
Muy pocas personas utilizan los puentes peatonales [2], y es que dependiendo de sus condiciones, el propio puente puede llegar a segregar posibles usuarios, como en aquellos puentes cuyo acceso es con escaleras, pues imposibilita que lo usen personas en silla de ruedas, a adultos mayores que utilizan bastón, a madres o padres con carriolas, o a personas que transportan algún tipo de carga en un diablito.
Por otra parte, los puentes que han sido adecuados con rampas son más caros, y muchos no cuentan con las pendientes necesarias para que una persona a bordo de una silla de ruedas pueda usarlos sin riesgos.
También hay peatones que no los utilizan porque ven en ellos un foco de peligro, por la fama que se ha creado alrededor de ellos debido a asaltos y otro tipo de agresiones que muchos ciudadanos han sufrido al utilizarlos.
Así es evidente que los puentes no cumplen con su función, que sería la de permitir que el peatón cruce seguro por vialidades para automóviles donde se circula a velocidades inseguras, pues segrega a muchos de los posibles usuarios.
En este sentido el planificador y urbanista colombiano, Carlos A. González, establece que “la protección del peatón no debería basarse en expulsarlo de la calle sino en establecer reglas justas que garanticen los derechos de éste a la convivencia en el espacio público del cual hacen parte integral las calles. No se trata aquí de atacar a ultranza todo puente peatonal sino el hecho de que este se convierta en la regla de oro y no se exploren alternativas más incluyentes con el peatón”.[3]
Tomando en cuenta las razones anteriormente mencionadas, y recopilando datos de la Secretaría de Transporte, el Ayuntamiento de Puebla, la Organización Mundial de la Salud, y otras instituciones, presentamos el siguiente documento a la Secretaría de Infraestructura el pasado seis de noviembre, respaldado con firmas de estudiantes de las escuelas de comunicación y de artes plásticas y adiovisuales, así como de arquitectura y urbanismo, además de profesores y expertos en materia de urbanismo y movilidad. Esta petición no ha recibido respuesta oficial hasta la fecha.
Petición y propuesta para paso peatonal a nivel de banqueta by ArmandoPliegoIshikawa
Ahora, tres semanas después de haber entregado esta petición, el rector anuncia que la construcción del puente peatonal sobre Cúmulo de Virgo dará inicio antes de que termine este año, señalando que será en beneficio del alumnado “dado que circula una gran cantidad de vehículos a gran velocidad por esa vialidad” [4] aunque en realidad la calle seguirá siendo insegura mientras no se controlen los límites de velocidad. Como citamos en el propio documento, de acuerdo al capítulo 10 del Código Reglamentario Municipal de Puebla (Coremun) la velocidad en vialidades afuera de las entradas peatonales de escuelas, hospitales y centros de espectáculos debe de ser de 20km/h, y en el caso de Cúmulo de Virgo, la velocidad es de 70 km/h.
Los que nos oponemos a este proyecto consideramos que mientras no se reduzca la velocidad de la calle y no se brinde una alternativa que realmente satisfaga nuestra necesidad de movilidad, el problema de la inseguridad en esta calle permanece, pues las velocidades siguen siendo altas, y no se está urgiendo a los automovilistas a conducir con más precaución, sino a los peatones a no estorbarle a los automovilistas.
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[1] http://www.diariocambio.com.mx/2014/secciones/metropolis/item/176565-habra-fotomulta-a-40-k-h-en-7-vialidades-de-la-capital
[2] https://ciudadpedestre.wordpress.com/2011/02/10/la-culpa-es-de-los-peatones/
[4]http://www.sexenio.com.mx/puebla/articulo.php?id=37862
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