Lado B
Precariedad en el periodismo
El precio de no quedarse out es devastador, porque hay personas cada vez más actualizadas pero con calidades de vida más precarias en sus relaciones sociales y en sus bolsillos. Medio se comunican, medio se alimentan, medio trabajan, medio la sobrellevan.
Por Susana Sánchez Sánchez @
17 de agosto, 2014
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Susana Sánchez Sánchez

[dropcap]L[/dropcap]os cambios tecnológicos exigen una urgente actualización en uso de lenguajes digitales, la mayoría de los que viven en las  junglas asfálticas llamadas ciudades o le entran a la modernización o se que quedan fuera. El precio de no quedarse out es devastador, porque hay personas cada vez más actualizadas pero con calidades de vida más precarias en sus relaciones sociales y en sus bolsillos. Medio se comunican, medio se alimentan, medio trabajan, medio la sobrellevan.

El periodismo es el ejemplo más palpable de la actualización digital y a su vez de la precariedad en la que vive inmerso un sujeto del siglo XXI. En estos tiempos todo es laxo, hasta las contrataciones de personal, a través de proyectos de un trimestre, semestre o un par de años. Por supuesto la precariedad no sólo se da en el periodismo, más bien es consecuencia de la modernización que está marcando otra manera de ofertar servicios financieros en medio de de una constante innovación tecnológica que rompe con la rigidez de los tiempos y los espacios: no es necesario estar en un lugar ni trabajar ocho horas para producir.

Algunos dueños de los medios de comunicación han hallado en la información un negocio rentable, pagando sueldos precarios a gente profesional que, además, ha tenido que hacerle frente a los cambios tecnológicos, a la automatización, a la llegada de las redes sociales y a la persuasión de nuevas audiencias.

Pareciera que los periodistas trabajan como outsourcing aun dentro de sus propias empresas. Si tomamos en cuenta que en el mundo empresarial outsourcing se refiere a aquella empresa u organización que le vende un producto o un servicio a otra empresa que, a su vez, se ahorra la contratación con prestaciones de ley de un personal propio o reduce costos y gastos; entonces, los periodistas, a veces, funcionan más como outsourcing, porque terminan absorbiendo gastos básicos como: equipo (computadora, radio, teléfono por ejemplo) y pago de internet. O sea, pareciera que la empresa les está haciendo el favor de pagarles para que a su vez paguen por trabajar.

[quote_left]Paradójicamente la tecnologización no ha hecho más liviana la práctica periodística, al contrario la ha hecho más precaria, ahora los periodistas escriben, toman fotos, editan, diseñan y por el mismo ingreso económico.[/quote_left]

Bajo esas condiciones, es comprensible que surjan agencias informativas o agencias de fotografía periodística, conformadas por agrupaciones de editores, periodistas o fotógrafos que venden su trabajo por fuera y empiezan a funcionar como outsourcing, claro que habría que ver la precariedad de los trabajadores de esas pequeñas empresas, pues las subcontrataciones o los empleos temporales en esos pequeños círculos laborales también tienen a los periodistas en un constante estrés y angustia por el pago de sus servicios.

Algunos periodistas consideran que no llegar a su medio de comunicación a trabajar y hacerlo desde casa o cualquier otro lado (gracias a que pueden enviar su material desde cualquier computadora conectada a internet), es una oportunidad para poder hacer otras cosas, por ejemplo realizar actividades domésticas, dar clases o trabajar para otras empresas; sin embargo esa dinámica de vida los mantiene en una flexibilización constante con sus tiempos y sus ingresos económicos.

Paradójicamente la tecnologización no ha hecho más liviana la práctica periodística, al contrario la ha hecho más precaria, ahora los periodistas escriben, toman fotos, editan, diseñan y por el mismo ingreso económico. El tiempo y el espacio se reducen a la conexión en red, ahorrándole a los empresarios algunos insumos básicos para la producción de material periodístico. Los recursos humanos se actualizan cada vez más, pero las empresas periodísticas parecen no estar dispuestas a remunerarlos con salarios justos. Así está de precario el asunto o jodido, para el caso es lo mismo.

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