Imagen tomada de los videos proporcionados en el estudio
Historias Cienciacionales
Las civilizaciones, ya sean grandes o chicas, van y vienen. Son dinámicas y, a su manera, trascendentes en nuestra historia. Algunas han visto como surgen movimientos intelectuales únicos. Incluso, algunos lugares se pueden jactar de haber albergado a más de uno. Pero estas ideas que trascienden al arte, la política, la ciencia o, en general, la cultura, se dan a través de la vida de distintas personas que destacan por su trayectoria y no todos ellos nacen en estos centros culturales, sino que migran a ellos, avivando el fuego de ideas del momento. Por ello, una manera de ver los cambios intelectuales de distintas épocas es a través de la migración de esas personas que los fomentaron, aquellas que en el presente viven en nuestras aulas, libros, museos, películas o ideas. O al menos eso es lo que plantea Maximilian Schich, quien, bajo esa hipótesis, realizó un estudio en el Centro Noreste para Investigación en Redes Complejas.
“Siguiendo la migración de individuos notables a través de dos milenios, por primera vez pudimos explorar el auge y la caída de los centros culturales del mundo”, comenta Albert László Barabási, director del Centro Noreste para Investigación en Redes Complejas.
Para lograrlo, el equipo de Schich utilizó un método novedoso, el cual uso datos de varios siglos atrás para poder cuantificar conocimiento cualitativo, que incluía un montón de información basada en la literatura. Entre ella, más de 150,000 artistas del Léxico General de Artistas y casi 120,000 personas que se incluyen en Freebase, de Google. Con ello, el estudio utilizó el lugar y año de nacimiento/muerte de todas esas personas e identificó patrones que de otra forma hubieran sido difícil de notar a través de otros métodos tradicionales.
Gracias a esto, el estudio ha logrado identificar diversos aspectos y fenómenos culturales. Por ejemplo, antes del S. XVIII, el mayor centro cultural era Roma y después pasó a ser París. Pero otros aspectos no tan claros se hicieron notar, como el hecho de que la distancia que existe entre el punto geográfico del nacimiento y la muerte de estas personas no ha incrementado mucho en 8 siglos, aun tomando en cuenta los avances en transporte u otros aspectos como la colonización de otras áreas. Además, también se observó que durante el S. XVI, Europa se caracterizó por dos regímenes culturales distintos. Por un lado, había ciudades que atraían a todos, como París y por el otro, había países que entre ciudades se disputaban a los intelectuales.
También, la investigación determinó que no hay tal cosa como centros culturales promedio: son o no son y estos fluctúan enormemente a través del tiempo, involucrando una gran variedad de factores. Nueva York en los años 20’s atraía a una gran cantidad de talento y durante esa época vio nacer a un número significativo de estas personas. Pero lugares como Hollywood, los Alpes o la Riviera Francesa, nunca se han caracterizado como lugares en donde nacen personas catalogadas como talentosas y a pesar de ello, a lo largo del tiempo han sido nodos que reciben a intelectuales. Probablemente, de acuerdo con los investigadores, a factores como el clima o la belleza del lugar.
“Comenzamos a hacer algo que llaman ciencia cultura, donde estamos en una trayectoria muy similar a la biología de sistemas, por ejemplo”, dice Schich, quien indica que conforme las bases de datos crezcan, el acercamiento del estudio mejorará y se podrá observar una imagen más completa de la historia.
La investigación está acompañada de dos videos:
Uno muestra la dinámica de intelectuales en Norteamérica del 1620 al 2012.
Y otro muestra la dinámica de intelectuales de Europa del 0 al 2012.
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[La imagen muestra la migración de intelectuales en Norteamérica . Tomada de los videos proporcionados en el estudio]
Fuente en Northeastern University.
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