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Josué Cantorán Viramontes

@josuedcv

Primero todo parece normal, una proyección cinematográfica común. Las luces se apagan y cada espectador espera en su butaca a que inicie la película. Pero después algo desconcierta, sobre la pantalla no se proyecta nada, sólo inicia una grabación de sonido con una voz femenina que narra lo que parece ser un linchamiento.

Luego la misma voz dice “La Ley de Herodes”, lo que indica que la película ha iniciado, y aún sin ninguna imagen sobre la pantalla comienzan los diálogos de las conocidas voces de Pedro Armendáriz Jr., Daniel Giménez Cacho y Damián Alcázar.

La voz femenina interviene de cuando en cuando, en tono serio, para hacer algunas aclaraciones que no se entenderían con los puros parlamentos. La pantalla sigue y seguirá apagada, pero no se trata de un error técnico sino al contrario, es la misma película de Luis Estrada estrenada hace 15 años pero en su versión para personas con ceguera y debilidad visual.

Los responsables de llevar a cabo esta adaptación fueron los integrantes del colectivo poblano “Cine para Imaginar”, quienes por medio de la creación y producción de lo que llaman “guiones audiodescriptivos”, buscan acercar el conocimiento y disfrute del séptimo arte a las personas con discapacidades visuales.

“Creemos pertinente incluir a las personas con discapacidad visual a la cultura audiovisual y la información que ésta ofrece, pues son derechos humanos fundamentales de los cuales están siendo excluidos hoy en día”, dice el colectivo en un boletín de prensa.

Y así, con el apoyo económico del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), y en particular del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales, Cine para Imaginar ha adaptado ya tres películas de una meta inicial de diez. Éstas son Matando Cabos (2004), de Alejandro Lozano; Nosotros los Nobles (2013) de Gary Alazraki, y la ya mencionada La Ley de Herodes (1999).

Para concluir la meta, los integrantes del colectivo han buscado completar un catálogo que incluya películas mexicanas de diversos géneros y épocas, así como de directores reconocidos, para así “crear un acervo diverso con películas que han sido significativas”, según palabras de Jorge Lanzagorta Gallardo, uno de los miembros del equipo.

Pero hacer esa selección no es algo tan sencillo: no todas las películas son idóneas para adaptarse en audiodescripciones, pues, de acuerdo con Jorge, “lo que hemos encontrado en la industria del cine mexicano es que la producción sonora en general ha sido muy mala”.

–Lo que hacemos es que primero nos juntamos los del grupo para ver la película –explica él mismo–, analizar primero si la banda sonora es buena. Nosotros, al manejar puro audio, por más que le metamos el mejor guión de descripción, los diálogos son primordiales y si no se entienden bien, la película auditivamente no va a funcionar con este método.

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Si la película pasa ese filtro, lo que sigue en el proceso es escribir un primer borrador del guión de audiodescripción, una narración que irá acompañando a los diálogos originales e irá ayudando al espectador a que entienda perfectamente cada parte de la trama. El guión se va puliendo en equipo hasta que es aprobado por todos y finalmente se graba.

Cine para Imaginar está integrado, además de Jorge, por Dana Albicker, Tania Briseño, José Rubén Hernández, Paulina Corte, Fernando Ochoa y Jorge Rodríguez, y ha participado en festivales como Cultura y DisCapacidad, ofreciendo talleres de sensibilización, apreciación y producción de cine para ciegos.

Con tres películas en su haber, han buscado convenios con el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) para adaptar otras películas de su catálogo y más adelante, quizá más a largo plazo, llegar a la capacidad de Aristia Producciones, un proyecto similar que en España ya ha adaptado más de 500 películas para ciegos.

Mientras tanto, en la oscuridad de la sala, sólo queda cerrar los ojos y escuchar una buena película.