Eric David Montero

@ericdmontero

Era el año 2008 y la ceremonia de graduación de alumnos del Instituto de Artes Visuales estaba por concluir. Una voz anunció la presencia de Carlos Arellano en el Teatro de la Ciudad, cómo recuerdo esa noche. Uno de mis amigos era  finalizaba sus estudios en aquella institución y pidió que lo acompañáramos porque su familia no podía.

No sabía absolutamente nada del movimiento rupestre, mucho menos de Carlos Arellano, hasta esa noche en que apareció en el escenario. De repente todos callaron y sólo dejaron al cantautor, llenar de versos y distintas sensaciones la sala. Sensaciones que variaban de acuerdo las canciones y a los estados de ánimo.

Han pasado casi seis años del pequeño recital con el que cerró aquella ceremonia de graduación. No recuerdo qué canciones sonaron, pero una se me quedó grabada. Los versos de “No me hagas caso” me dejaron perplejo. Justo pasaba por momentos en que no sabes si sientes amor o le temes a estar sólo.

Después de escucharla la dediqué pensando en que sería  un buen pretexto para que aquello terminara. No pasó así, dejé que pasara el tiempo. Aquella relación no prosperó, pero cada que canción sonaba, regresaba la sensación de incertidumbre amorosa, esa frustración de no poder querer, de no saber si dejar libre a esa persona o retenerla despertando un mínimo de esperanza.

Después de tanto tiempo, volví a escuchar los versos de Arellano, en otras circunstancias “Mira que yo no soy el que te platiqué, ese hombre duro que gobierna al gusto su corazón. Mejor aléjate pero no demasiado, la verdad no sé, pero por mientras quédate a mi lado…”, pero sin evitar hacer ese flash back a cierto momento de mi vida.

Carlos regresó al mismo escenario que seguramente ha pisado varias veces, fue la segunda canción que interpretó, ahora con el motivo de sus 30 años trayectoria artística. Se escuchaba jovial, sin saber qué hacer con su ego, estaba ruborizado por aquél homenaje, él mismo lo expresó así.

 “No me hagas caso” revive historias, sensaciones y sentimientos encontrados. Seguramente  pasó lo mismo con otros. Por el silencio en el escenario al sonar aquellos acordes y aquellos versos, lo dice todo.