Lado B
Kati Horna: un legado olvidado
Una gran retrospectiva de la fotógrafa se expone en el Museo Amparo
Por Lado B @ladobemx
27 de enero, 2014
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KatyHorna_Huejotzingo

Josué Cantorán Viramontes

@josuedcv

A la fotógrafa Kati Horna (1912-2000) se le conoce hasta la fecha poco, o nada, en parte porque siempre se negó a exponer su obra y concedió durante su vida muy pocas entrevistas –tan pocas que se pueden contar con los dedos de una mano–, apartándose así de los círculos que podrían haberla catapultado a la fama.

Pero su trabajo fue tan amplio, tan extenso, que tras su muerte en la ciudad de México dejó un archivo de alrededor de 20 mil negativos y 4 mil impresiones originales que abarcan varios géneros: desde lo meramente documental o fotoperiodístico, hasta las puestas en escenas y las búsquedas vanguardistas con collages, fotomontajes y humanización de objetos.

KatyHorna_Paraguas

Una retrospectiva de todo este gran bagaje puede visitarse actualmente y hasta el 28 de abril en una de las galerías del Museo Amparo de Puebla, la cual concentra cerca de 150 piezas, así como revistas originales donde fue publicado el material de Kati Horna.

Al menos 70 por ciento de la obra expuesta es inédito y fue seleccionado por los curadores Ángeles Alonso Espinosa y José Antonio Rodríguez después de una exhaustiva revisión de todo el material disponible que les llevó cerca de dos años.

–Una curaduría es esencialmente acotar, es delimitar temáticas, periodos, se puede pensar que desde la subjetividad. Por supuesto que hay mucho de subjetividad. ¿Por qué unas personas seleccionan cierta obra y ésa es la que nos muestran? Bueno, lo que tratan de crear son sentidos y discursos para las públicos –dijo el curador José Antonio Rodríguez, historiador del arte y especialista en fotografía, durante su participación en el ciclo de conferencias “Los curadores hablan”, en el Museo Amparo.

Además de la muestra, que tras su clausura en Puebla será llevada a la galería Jeu de Paume, en París, Francia, el Museo Amparo ha editado un catálogo sobre la obra de Kati Horna que, se espera, servirá como punto de partida para iniciar la reflexión en torno al legado de una artista de quien hasta ahora se sabía muy poco.

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Kati Horna nació el 19 de mayo de 1912 en un pequeño pueblo cerca de Budapest, la capital de Hungría. Sin embargo, los conflictos militares suscitados tras la conformación de dicho país en una república provocaron que la familia de Kati, de origen judío, emigrara a Berlín en 1930.

Un breve retorno a Hungría en 1933 sirvió para que Kati Horna se convirtiera en fotógrafa, pues fue ahí donde tomó su primer curso con József Pécsi. Más tarde en ese mismo año se trasladó a París, donde se interesó por fotografiar objetos encontrados en mercados de pulgas y trabajó para la Agence Photo.

Entre 1937 y 1939 Horna estaría en España, donde documentó escenas de la Guerra Civil, poniendo énfasis en escenas de la vida cotidiana sobre las espectaculares fotografías de la guerra. Así, por ejemplo, retrató mujeres españolas afectadas por el conflicto, espacios urbanos derruidos y otros aspectos similares.

KathyHorna_GuerraCivil

Tras un breve paso de nuevo por Francia, la fotógrafa llegó finalmente a México en 1939, donde vivió hasta su muerte. En este país produciría la mayor parte de su obra fotográfica y trabajaría para revistas como Nosotros, Mujeres, Mexico this month, S.nob y la Revista de la Universidad de México.

La artista se desarrollaría en casi todos los aspectos del trabajo fotográfico. Para obtener recursos económicos, por ejemplo, Kati Horna fotografiaría a la clase burguesa mexicana de los años 40 o incluso crearía fotonovelas para consumo masivo.

Pero también continuaría su lado más humano, presente desde la fotografía realizada en España, en series como la que realizó en el hospital psiquiátrico La Castañeda o de las tradiciones populares de México, como el carnaval de Huejotzingo.

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–(Kati Horna) asumía la fotografía –dice el curador José Antonio Rodríguez, coordinador también del catálogo sobre la artista– como un material plástico que puede ser trastocado como se quiera.

Eran tiempos en que se mantenía como indiscutible la influencia del gran fotógrafo Henri Cartier-Bresson, considerado el padre del fotoperiodismo, quien opinaba que la fotografía no podía ni debía ser modificada y que las imágenes capturadas no debían ser manipuladas de ningún modo por el fotógrafo.

Y pese a que Kati Horna admiraba a Cartier-Bresson, iniciaría una búsqueda artística en la fotografía vanguardista y rompería ese código ético no escrito que regía a los fotógrafos de la época para hacer, en contraparte, fotomontajes, collages e incluso impresiones en formas triangulares, haciendo con sus negativos lo que mejor le placiera.

KatyHorna_mujerenlacama

–Cartier-Bresson decía: “no manipules, los trucos de laboratorio se ven fácilmente”, y eso no define a un fotógrafo –explica el curador de la muestra–. Y una de sus grandes admiradores lo hacía sin el mayor resquemor (…) ¿Pero qué es la fotografía? Manipulación, toda la fotografía es manipulación (…) Desde el momento en que tiene un formato cuadrado, es representación y puede ser con un resultado plástico como el artista lo desee.

Así, sin ninguna culpa, Kati Horna manipuló fotografías para que en la pared de una calle de Barcelona apareciera un ojo que aparentaba verlo todo, o que en una iglesia devastada por el conflicto bélico se viera un cartel, que no estaba ahí originalmente, con la leyenda “Asesinos”.

Ese es el legado de búsqueda que dejó Kati Horna, un legado olvidado que aún puede recuperarse, como sólo la fotografía puede recuperar aquello destinado al olvido.

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