Lado B
Los homosexuales no van al cielo
Castidad, pide la Iglesia católica a la comunidad LGBTI
Por Lado B @ladobemx
06 de diciembre, 2013
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¿Qué clase de apoyo ofrece la Iglesia católica a sus feligreses de la diversidad sexual?, ¿qué tanto está permitido sentir «atracción por personas de su mismo sexo»?, ¿ser homosexual es bueno o malo?, esta y otras preguntas se responden a continuación en esta crónica-relato que empezó conversando con un sacerdote y termina con un gay que vive en castidad

Foto: Agencia Enfoque

Foto: Agencia Enfoque

Ámbar Barrera

@Dra_Caos

La voz al otro lado del teléfono es incrédula.

–¿Pregunta sobre un grupo de apoyo a quién?

–Apoyo espiritual a homosexuales, señorita –repito subiendo el tono de mi voz. Luego hay un silencio incómodo al otro lado de la línea y finalmente un “ah”.

Antes de la llamada creí que tendrían los datos a la mano. Hace un par de años causó controversia el anuncio del arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, de que se instalaría un organismo para atender a los fieles con “distintas preferencias”, sin pretensión de “curarlos”. Sin embargo en la Arquidiócesis no saben nada, me recomiendan acudir a la Casa de la Familia donde tampoco tienen información pero me dan una cita para hablar con un sacerdote.

Dios ama al pecador, no al pecado

Vivo con la paranoia de la discriminación. Llegué a la Casa de la Familia preparada mentalmente para cualquier tipo de rechazo, pero encontré amabilidad y, contrario al efecto de aquella primera llamada, acá le daban poca importancia a mi asunto.

Tal vez porque soy atea imaginaba que los sacerdotes visten hábito todo el tiempo, pero quien me atiende es uno con look de empresario: impecable traje negro de tela brillosa, fina; camisa y corbata del mismo color, ostentoso reloj y cabello perfectamente peinado hacia atrás. Su oficina es amplia y sobria, hay un escritorio, un par de sillas, un librero, la imagen de un ángel en una pared y un crucifijo en otra.

Habla pausado y sereno, junta la punta de sus dedos, me mira fijamente y sonríe. Él ya sabe que estoy buscando información sobre el grupo de apoyo espiritual a homosexuales.

–¿Tú tienes esas preferencias? –me pregunta. Ni entonces ni en adelante pronuncia la palabra “homosexual” o sus derivadas. En su vocabulario no existe.

–Sí.

–¿Ya has tenido prácticas de este tipo? –su cuerpo se tensa y siento cómo clava su mirada en mí.

Digo que no porque creo que es lo que quiere escuchar. Incluso percibo cierta presión.

Con mi respuesta el sacerdote se relaja y sonríe de nuevo.

En seguida me explica que son dos “los pastores” que trabajan los temas relacionados con “una preferencia”, y me ofrece orientación psicológica “para descubrir tu propia identidad” y saber “lo que origina esta situación”.

–Desde el ámbito de la fe, podríamos nosotros decir, la iglesia ha sacado documentos muy importantes aceptando esa tendencia, da unas recomendaciones para cuidar tu alma, para cuidar tu integridad, para que tu dignidad como mujer esté siempre intacta. Las recomendaciones que nosotros damos son precisamente a través de una ayuda psicológica y esa ayuda psicológica la vamos reforzando un poco con el ámbito cristiano.

Mientras lo escucho, divago. Me pregunto si le prohíben pronunciar las palabras ‘homosexualidad’ y ‘lesbianismo’, para no decirlas, las cambia por ‘tendencias’, y cada vez que dice ‘tendencias’ pienso en moda… Y me asegura que descubriré “mi identidad”, acá me pongo filosófica y me pregunto si acaso no tengo ya una… Y de plano no sé qué pensar cuando afirma que con la terapia psicológica sabré cuidar mi “integridad como mujer”… Y, por supuesto, saber la causa de mi homosexualidad.

Foto: @Dra_Caos

Foto: @Dra_Caos

Según sus instrucciones, antes de recibir su orientación espiritual debo tener cinco o seis sesiones con una psicóloga, porque –asegura- esta “preferencia” es un asunto de comportamiento.

Y entonces amplía su sonrisa

–Aquí hay una cosa que veo en ti –dice con tono más emotivo- y que la he visto en todos: es una lucha. Tú puedes ir allá afuera y encontrar una persona que te dice “¡abre tu corazón, haz lo que tus impulsos te estén pidiendo y libérate!”. Pero ¿qué significa realmente cuando decides hacerle caso a esta tendencia?, pues nada más terminan en sexo. Y no es necesario meterte en todo esto, cuando puedes reencontrarte, valorarte a ti misma y empezar a darle un cauce efectivo. Por eso te preguntaba si has tenido experiencias, pero gracias a Dios no, ¡bendito Dios!

–¿Ser homosexual es pecado?

–La respuesta es clara, Dios ama al pecador, no al pecado. La iglesia te va a aceptar, lo que no va a amar es la acción y esa parte, en tu caso, es bueno que no le hayas dado práctica. Las tendencias y orientaciones entrarían dentro de una incitación al pecado y Dios te va a aceptar porque tú has visto que dentro de ese proceso es algo que no has deseado, o sea, que se presentó dentro de tu vida, pero que no lo buscaste. Y ¿qué querrá Dios para ti? Lo mejor. El señor te ama así, como eres, pero no te quiere así, haciendo eso. Él quiere algo mejor para ti.

Dios te quiere feliz

Tuve que llegar muy temprano a la terapia psicológica, las agendas están apretadísimas y las sesiones se pagan por adelantado. Hay 3 o 4 psicólogas, fui directamente con la que me había recomendado el sacerdote.

La psicóloga es amable. Sonrisa amplia y tono pausado.

Los cuartos de terapia son muy pequeños, como escondidos entre pasillos angostos, y apenas con espacio para dos personas. Hay un pequeño escritorio pero no nos separa. Estamos sentadas frente a frente.

Lo primero que me dice es que puedo confiar en ella y confesarle lo que no le confesaría a nadie “allá afuera”.

Le pregunto si la homosexualidad –vista desde la religión católica- es buena o mala.

–Yo te diría que seas un poco más flexible porque no vas a encontrar algo así tan determinante como bueno o malo. No todo es blanco o es negro, porque si es blanco o es negro te vas a perder de un gris.

Ella sí dice homosexual y gay. Es muy expresiva y sólo baja la voz para explicarme que “no puedo meterme mucho con la parte de la religión”.

–Tú tienes que saber qué es lo que quieres. Vamos a suponer que piensas en tener una experiencia sexual y estás convencida de que eso quieres, eso es lo que vas a querer aquí y en China, sin catalogarlo como bueno o malo. Ahora pensarás que si decides eso la Iglesia te va a discriminar… bueno, hay un grupo que se llama Courage Latino, y no te voy a decir si estoy en contra o estoy a favor, pero aquí el punto es que si existe este grupo es porque se apoyan y porque no está del todo mal.

Creo que lo único que le falta es hacerme un guiño para cerrar el círculo de complicidad. En el fondo me siento agradecida.

El padre me habló de psicología y la psicóloga me habla de religión.

Tomada de lanacion.com.ar/

Tomada de lanacion.com.ar/

Cuando le digo que según la iglesia no se trata de lo que uno quiera, sino de lo que quiere Dios, me contesta con una pregunta:

–¿Y tú te has preguntado qué quiere Dios? Lo que quiere Dios, no la iglesia. Dios puede hablarte directamente, tal vez no así como tú y yo hablamos ahora, pero sí de muchas otras formas, como cuando tienes un momento contigo misma. Pregúntale: ¿tú qué quieres para mí? Tal vez es complicado oírse a uno mismo, pero recuerda que lo que Dios quiere para ti va a ser tu felicidad y que la decisión que tomes para tu felicidad la va a respetar.

Finalmente me cuenta que hay un grupo de Courage Latino en Puebla que visitó hace unas semanas la Casa de la Familia y dejó unos libros que hablan de cómo sanar la homosexualidad.

Me sorprendo.

–Sanarlo no significa que se te va a quitar, la sanación del homosexualismo es amor por lo que te hace falta.

Después de todo aquello sobre la felicidad, ahora resulta que la homosexualidad siempre sí es algo que se puede sanar (con amor), y que su causa es la típica y ya muchas veces refutada ausencia del padre o la madre.

La psicóloga continúa y me cuenta que uno de los chicos de Courage “dice que es homosexual, pero no ejerce”.

–¿Cree que no ejercer puede resultar una práctica sana?

–Pues él dice que no ejerce –contesta mientras levanta los hombros y levanta una ceja.

Vivir en castidad

Estamos en un café del Centro Histórico. Está frente a mí comiendo pastel de queso con fresas y tomando café. Justo detrás de él un grupo de chavos platica sobre su última salida a un antro gay y se ríen burlones hablando de quién anda con quién o quién coge con quién.

En nuestra mesa se hizo el primer silencio después de dos horas en las que mi interlocutor, miembro fundador del grupo de Courage Latino en México, no había parado de hablar sobre el nacimiento del grupo y me soltó un discurso (que parece saberse de memoria) sobre cómo es que no han podido determinarse las causas específicas de la homosexualidad, pero que hay “una fuerte tendencia a pensar que son psicológicas o situacionales”.

Él también suele evitar la palabra homosexual. Cuando la usa baja la voz y arrastra la palabra entre los dientes. Dice más “gay” o “personas que viven atracción por personas de su mismo sexo”.

No es psicólogo ni tiene alguna formación profesional. Da pláticas a adolescentes, padres de familia y docentes en las escuelas sobre “las causas de la homosexualidad”. Todo lo que sabe lo aprendió en conferencias y cursos que ha tomado en Courage, los mismos que le han llevado a tener tan aprendido el discurso de “las causas multifactoriales de la homosexualidad”: si la madre estuvo y si no, si el padre estuvo o si no, si viviste en una casa grande, en una chica, si tu temperamento es fuerte o débil. Una explicación que podría llevarnos a la conclusión de que todas las personas son potenciales no heterosexuales.

Me explicó que Courage Latino no “cura” la homosexualidad, que ellos sólo se dedican a la parte espiritual, invitando a esas personas que “sienten atracción por su mismo sexo” a vivir en castidad.

Asegura que ha vivido en completa castidad desde hace aproximadamente 6 años. La castidad completa incluye no sólo no tener relaciones sexuales, sino también evitar la masturbación e incluso las fantasías y los pensamientos.

Foto: Joel Merino | Archivo Lado B.

Foto: Joel Merino | Archivo Lado B.

En Puebla tienen 3 años y sólo ofrecen apoyo espiritual. En la Ciudad de México, en cambio, también cuentan con área psicológica para que quien así lo desea. Dice que hay psicólogos especializados que se dedican a la reorientación, es decir, al re-direccionamiento hacia la heterosexualidad, pero él decidió no tomar esa terapia porque “es caro (más o menos 800 pesos por hora) y no se garantiza que vaya a funcionar”.

Él cree que Dios condena el pecado, no al pecador y por eso vive en castidad, para no “dar oportunidad a un escándalo”.

Ahora estamos en silencio. Ha dejado de sonreír. Quizás está escuchando al grupo de chavos que tiene detrás.

Se sienta al filo de la silla y me mira fijamente.

–Es un poco injusto –dice con un dejo de tristeza- que los heterosexuales lo puedan hacer y yo no. Yo no estoy buscando una pareja, pero si encontrara alguien que quisiera caminar conmigo en el mismo camino, lo aceptaría. Aunque también sé que sería muy difícil seguir viviendo en castidad. Te voy a ser honesto, ahorita como Courage Latino nos hemos dado cuenta que estamos estancados. Un heterosexual que vive la castidad tiene la esperanza que un día se va a casar y va a tener relaciones sexuales. Pero nosotros estamos destinados a… ¿a qué?

“Somos buenas personas, pero”, siempre hay pero. Pero son homosexuales, pero quieren amar, pero no pueden amar completamente.

–Por un lado las lecturas dicen que la homosexualidad es pecado, por otro lado Jesús fue un Dios que empezó a romper muchísimos esquemas que se tenían vistos como malas y todo su evangelio es sobre el amor. Yo siempre digo que si Jesús no hubiera venido hace dos mil años, sino hubiera venido hoy, y no hubiera nacido en Jerusalén, sino aquí en Puebla, él andaría haciendo amigos aquí en los antros gays, porque él viene a buscar a los que lo necesitan. Y nosotros como chavos homosexuales lo buscamos un montón.

Cree que vienen grandes cambios. Courage Puebla quiere proponer un nuevo acercamiento a los jóvenes, invitarlos para “conocer a Dios aunque no se comprometan con la castidad. Que eso no sea una condición”. Si los altos mandos clericales de Courage se negaran, sabe que tendrían que dejar de ser parte de su organización y, tal vez, formar una nueva.

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