Lado B
Víctimas y victimarios; discriminación y estereotipos en medios LGBT
La oferta visual no representa al 65% de los mexicanos que declararon ser de piel morena en la ENADIS 2010
Por Lado B @ladobemx
08 de noviembre, 2013
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Páginas de la revista MidOpen

Tuss Fernández

@ituss79

Seis de cada diez mexicanos piensan que la riqueza es el factor que más divide a la sociedad y un 30% de la población considera que la etnia es una particularidad que crea mucha polarización dentro de una sociedad. Así lo revelan cifras de la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2010 (ENADIS), que en las primeras líneas de presentación de su edición 2005 subraya que en nuestro país “somos una so­ciedad con intensas prácticas de exclusión, desprecio y discriminación hacia ciertos grupos”.

Y aunque la marginación y la violencia contra la población no heterosexual es una realidad cotidiana que hasta el momento ha sumado 976 crímenes de odio por homofobia entre 1995 y 2012 (alrededor de uno a la semana durante 17 años), la discriminación por origen étnico (racismo) también lo es.

En marzo de este año, Mario Arriagada Cuadriello, internacionalista, politólogo y editor de la revista Nexos, realizó en su artículo “Quién no es Quién” lo que llamó un Conteo de Blancura Editorial, es decir, una comparación “matemática” entre el número de personajes blancos y morenos que aparecían en los suplementos de sociales de diversos medios, entre ellos, Reforma, El Universal, Excélsior y la revista Quién, entre otros. Como resultado de este ejercicio, encontró que la mayoría de los medios de comunicación reproduce (y alimenta) estereotipos de una aparente superioridad de las personas de piel blanca sobre las personas de piel oscura.

MidOpenLa realidad en los medios de comunicación dirigidos al sector LGBT, particularmente en revistas digitales, no es distinta. En su edición número 13, la revista Mid Open, que consta de 36 páginas, presenta a 43 personas de piel blanca contra sólo tres de piel morena, entre ellas un torso desnudo como parte de la publicidad de suplementos alimenticios para el ejercicio, el músico Frank Ocean en el décimo lugar de los 10 gays y lesbianas más poderosos, y el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien no aparece con su tono de piel original sino sobre fondo de colores que simula la bandera de la diversidad sexual.

Otro caso similar es el de la revista Betún en su edición ‘Chocolate #003’, revista que en 30 páginas (sin contar materiales ajenos a la edición, como portadas de discos, libros o carteleras) acumula un total de 19 personajes blancos, uno de ellos en portada, contra tres morenos, una persona de origen asiático y la silueta dorada de un maniquí masculino de pie frente a otros tres maniquíes de color negro.

NADA NUEVO BAJO EL SOL

Para Francisco Robledo, director editorial del sitio enehache, la reproducción de los estereotipos de belleza por parte de los medios dirigidos al sector LGBT no es una novedad, al contrario, “es una herencia; alguien hace dos o tres generaciones decidió que eso era lo que vendía y a partir de ahí se ha continuado”.

Salvo en casos específicos de noticias donde intervienen personajes de la vida real y cotidiana (por ejemplo, parejas que promueven amparos para acceder el matrimonio igualitario), los contenidos de estos medios retratan en la mayoría de sus artículos más ligeros (sociales, salud, viajes, etcétera) perfiles de varones jóvenes de entre 18 y 35 años, de piel blanca y cuerpo atlético, e incluso dedican gran parte de su publicidad a sectores de lujo como centros de belleza y spas, bares y restaurantes de moda y destinos de viaje internacionales.

“Siempre ponen guapos, aunque sea alguien como ‘regular’, del ‘diario’ o de ‘casa’, siempre los glamurizan demasiado; incluso los que no son guapos los hacen verse guapos con el photoshop y con ropa de diseñador”, dice Francisco Robledo, quien además agrega que hay una búsqueda permanente de los medios por acercarse al hombre gay ‘visible’ y hedonista, y que éstos erróneamente son quienes marcan las pautas de consumo en este sector, a pesar de ser sólo el 40% de quienes lo conforman, mientras que el otro 60%, es decir, los hombres homosexuales invisibles, intelectuales, machos o balanceados, no tienen una representación real en las publicaciones.

LO MEXICANO NO ES NICE

InOut-tussHay un 65% de mexicanos que considera que tiene un tono de piel morena, y de ellos, un 15% cree que alguna vez se les ha discriminado por la misma razón. Sin embargo, la representación del mestizaje racial en el país es prácticamente inexistente en los llamados medios ‘rosas’. “No hemos encontrado el gusto por lo propio. México es el país donde más tintes de cabello color rubio se venden en todo el mundo, como si con eso quisiéramos cambiarnos el color de piel. Incluso aceptamos tonos (de piel) más oscuros, como el de los cubanos o los brasileños, y ahí sí nos parecen atractivos, pero el moreno estándar, el moreno mexicano, ése no es nice”, asegura Robledo.

Por su parte, Mauricio List, profesor del Colegio de Antropología Social de la BUAP y especialista en estudios de género, refiere que los modelos de comunicación de la prensa LGBT en México provienen de modelos gringo-europeos inspirados en la clase media de aquellas regiones que, además de ser la clase dominante en el consumo, posee valores demasiado conservadores en torno a la sexualidad. En ningún momento las publicaciones reflejan la situación de los negros en Gran Bretaña o de los migrantes latinos en España, incluso, a decir del antropólogo, la pornografía que se produce y circula a nivel internacional es la de los “blanquitos, güeritos, jóvenes y de cuerpos perfectos”.

ENTRE MÁS BONITOS, MÁS DECENTES

Según List, la razón de que permanentemente se utilicen imágenes de personas caucásicas en las publicaciones obedece a la idea de hacer de los diferentes sectores del colectivo LGBT, sectores ‘decentes’ y moralmente valorables: “hay esa idea de que tenemos que vernos bien, tenemos que vernos como que no somos las locas y jotas gritonas, sino que somos los gays de pelo bien cortado y a la última moda”.

En ese sentido, el antropólogo asegura que en los últimos años ha habido una reafirmación tanto de los conceptos de masculinidad como de femineidad que han enfatizado el escarnio que sufren quienes no cumplen con estos modelos socialmente valorados, “hay una estigmatización muy fuerte en contra del ‘obvio’, de la ‘jota’, de la ‘loca’ o de la chica butch, aunque en la práctica hay una búsqueda y aprecio por lo contrario, como el caso típico del chacal. Hay muchas contradicciones”. Y apunta, además, que la clase media mexicana es la que suele ir dictando los conceptos de lo ‘aceptable’ o lo que está de moda y que ésta es una “clase media arribista, discriminadora y profundamente católica”.

De hecho, el resto de la diversidad sexual –mujeres lesbianas, transexuales, bisexuales e intersexuales– es prácticamente invisible en la mayoría de las publicaciones.

PARA LA REALIDAD NO HAY RECURSOS

Pero, si bien la oferta visual de los medios LGBT se ha concentrado en la reproducción de cierto estereotipo del hombre homosexual, hay un claro avance en cuanto a contenidos de tipo socio-político que, cada vez con mayor frecuencia, ocupan los titulares de diversas publicaciones: “lo que sí se está haciendo a nivel de contenido y del mensaje puede ser que no esté tan mal, se está haciendo algo más homogéneo y más para todos, aunque la foto con que se venda no sea la mejor”, afirma Robledo, quien además refiere que la causa real entre el sesgo informativo y el visual tiene que ver con una carencia de recursos: “Yo sí veo que estamos tristemente reforzando la separación, quizás inocentemente porque como medios tampoco tenemos dinero para nada. Hacemos lo mejor que podemos con lo que tenemos, y tanto a nivel local como internacional no hemos tenido la visión ni la educación para hacer algo diferente”.

En México, el promedio de confianza de la población respecto a los medios de comunicación fue de 6.7 por ciento en una escala del 0 al 10 (ENADIS 2010).

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