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"Los muertos dejaron paso a los vivos"; la crisis en Europa
 
Por Lado B @ladobemx
30 de septiembre, 2013
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Antonio Jiménez Barca*

Portugal. El País.- A un centenar de kilómetros al sur de Lisboa, extendido sobre la ribera del Sado, se levanta Alcácer do Sal, una población de 7.000 habitantes, ni pobre ni rica, ni grande ni pequeña. Pero, como en todo Portugal, la crisis que ahoga la vida del país se abatió sobre este municipio con la rapidez y la fuerza de un terremoto. Y el alcalde, el arquitecto Pedro Manuel Igrejas, y los concejales, del Partido Socialista, tuvieron que cambiar apresuradamente el guión previsto y aprender a improvisar para paliar los efectos de un vendaval que amenazaba con llevarse todo por delante.

Los ayuntamientos se han convertido en la primera trinchera pública contra la progresiva y creciente necesidad de unos ciudadanos empobrecidos y, muchas veces, noqueados por el miedo y la desgracia. “Aquí, hace cuatro años, había un presupuesto para, entre otras cosas, ampliar el cementerio, pero hubo que olvidarse de eso porque había cosas más urgentes que atender. Los muertos dejaron paso a los vivos”, explica Isabel Vicente, de 35 años, concejal de Área Social, Educación y Urbanismo.

Algunas de esas cosas más urgentes: los profesores de varias escuelas se dieron cuenta de que había niños que, literalmente, pasaban hambre. Así, desde hace ya más de un año, se han reforzado los comedores escolares para acoger más desayunos, para dar meriendas y para que abran en vacaciones a fin de que los niños puedan ir a comer y merendar. El Ayuntamiento también se encarga de adelantar las cuotas de las hipotecas de algunas familias mordidas por el paro que se han visto en poco tiempo desbordadas por la situación. “Hace cuatro años, yo era el concejal rico”, explica el edil de Obras, Helder Serafin. “Ahora me he convertido en el pariente pobre, el que no tiene presupuesto”, añade, resignado y convencido.

Hay que destinar más dinero a libros de texto, a plazas de asilos, a transporte escolar, a medicamentos… Todo esto, además, con menos recursos y menos personal. Los municipios portugueses han perdido, como media, un 14,5% de transferencias del Estado al año a causa de los recortes impuestos por la troika.

*Continúe leyendo el texto del periodista  Antonio Jiménez Barca, publicado en El País, en el siguiente link.

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