Foto: Brooke Palmer | Sony Pictures Television | NBC

Amira George

Gran parte de los programas de televisión de detectives usan el suspenso de no saber quién fue el asesino a su beneficio, con esas vueltas en la trama, los nuevos personajes que te hacen decir “¡ese cabrón la mató, está clarito!”, pero sin que esto te quite la emoción de terminar de ver el episodio.

¿Qué pasa entonces cuando alguien decide agarrar a uno de los villanos favoritos de la década de los noventas, ese que ya ha tenido al menos cuatro películas y la gran mayoría de las personas arriba de 20 años sabemos su bizarrees vestida con elegancia?

Ese fue mi primer pensamiento cuando vi que la cadena estadounidense anunció la serie Hannibal, inspirada en los libros de Thomas Harris acerca del psicólogo/cánibal/asesino serial Hannibal Lecter. Dudé.

Después vi que el encargado de la adaptación era Bryan Fuller, y las dudas se esfumaron. En una ocasión anterior ya alabé a Fuller por los logros que tuvo con Pushing Daisies, la cual si bien era una serie rodeada de temas un poco oscuros, se convierte en un cuento de hadas moderno, que deja a un lado los aspectos tenebrosos de la idea de un wey enamorado de una chica muerta.

En Hannibal, en cambio, Fuller quita todo el color, desde la fotografía hasta los personajes, en especial en Will Graham, un detective reconocido por su talento para hacer perfiles de delincuentes, pero cuya habilidad es propiciada por un desorden psicológico que lo hace sentir empatía por todos, lo cual le ayuda a meterse en la mente de los asesinos.

Por esta condición, Graham acaba en manos de Hannibal Lecter, en busca de su ayuda para estudiar a asesinos seriales y, de paso, a sí mismo.

La serie apenas fue estrenada en México y Latinoamérica el 11 de abril en la cadena AXN, y será transmitida los jueves a las 10 de la noche.

En los dos primeros capítulos que han salido al aire se puede ver que, a diferencia de otros programas de detectives cuyos episodios no tienen una secuencia, aquí la historia se va desarrollando en cada entrega, el caso que es planteado en el primer episodio tiene repercusiones que se irán desenvolviendo en las semanas siguientes.

Además, claro está, casi todos sabemos que ese psiquiatra encantador en algún punto dará su verdadera cara, y no podemos más que esperar el momento en el que eso pase.

De los primeros aspectos que llaman la atención es el cast. Acostumbrados a la imagen de Anthonny Hopkins como Hannibal, es un cambio interesante la personificación de Mads Mikkelsen -el villano Le Chiffre de la película Casino Royale-, quien en mi opinión le da un toque nuevo al personaje, manteniendo la elegancia, el porte y sobretodo lo maquiavélico del personaje. No hay más.

También participan Hugh Dancy en el papel de Will Graham y Lawrence Fishburne como el agente Jack Crawford.

Y para los die hard fans de Bryan Fuller, hay ciertos guiños que uno identifica desde el arranque. El productor se identifica por ser un geek, y siempre en sus series tiene ciertas referencias a comics, Star Wars o demás nichos de la cultura popular. En el primer episodio, hay una escena en la que Graham le dice de manera pausada a Lecter. “No me analices. No te gustaría cuando soy analizado”, en un tono que no puede más que traer a la mente la imagen de Bruce Banner dando la primera y única advertencia antes de convertirse en una masa verde y violenta.

Otra más de las características que no puedo dejar de mencionar, es la tendencia de Fuller de usar a actores de manera recurrente. En esta ocasión, el papel de una psicóloga Alana Bloom, amiga de Graham, se lo dio a Caroline Dhavernas, quien fuera la protagonista de Wonderfalls. Pero la cosa no acaba ahí, en el segundo episodio no sólo metió a una actriz secundona de esta misma serie, sino que fue en exactamente el mismo personaje.

La primera temporada solo consta de 13 episodios, aunque por tweets de Fuller éste ya tiene planeada hasta la cuarta entrega de la serie. Sólo esperemos que no aplique una vez la maldición que tiene este creador, pues ninguno de sus proyectos televisivos pasa más allá de la segunda temporada.