Foto: wachangel

Xavier Rosas

@wachangel

A pie llegaron al zócalo de Puebla, cargando historias que han marcado su vida, como el asalto que sufrieron el año pasado o incluso hace diez, o de las llantas de los automóviles que en sus colonias desaparecen. Todos ellos sin conocerse entre sí, pero coincidiendo en un hecho: la falta de seguridad en la ciudad.

A pesar de que hace un mes se pusiera en operación el Proyecto Centinela, que comprende la operación de 120 cámaras de video vigilancia que se suman a las existentes, y la insistencia de las autoridades en decir que Puebla es una ciudad segura, lejos ha quedado la seguridad para los habitantes de la Angelópolis.

Las últimas cifras lo demuestran: un estudio realizado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal AC, y que fue dado a conocer a mediados de febrero, ubica a Puebla capital como el municipio 160 –de los 2 mil 445 que hay en el país— en lo que se refiere al homicidio doloso, pues presenta una tasa de incidencia de 6.4 casos por cada 100 mil habitantes. Asimismo, el propio titular de la SSPyTM, Amadeo Lara Terrón, reconoció hace unos meses que aproximadamente 58 por ciento de los delitos que se denuncian en el estado eran cometidos en la zona metropolitana.

Desde 2011 la inseguridad en la capital ha ido a la alza. En 2012 Puebla cerró el año como la sexta entidad con el mayor número de robos con violencia de todo el país, de acuerdo al informe de incidencia delictiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).

A estos datos debe sumarse la poca efectividad de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal (SSPyTM) al atender llamados por encima del tiempo promedio de respuesta, así como a la falta de personal y a las bajas que ha sufrido esta dependencia durante los dos últimos años.

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Bordando por la inseguridad

El Colectivo Bordados por la Paz Puebla realizó este domingo una Bordada Especial por la Seguridad, con el objetivo de darle voz a quienes han sido víctimas de la inseguridad en la ciudad de Puebla, “ante la indiferencia y el silencio cómplice de las autoridades municipales y estatales”, dio a conocer el colectivo.

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Sobre un mapa de la ciudad de Puebla trazado en una tela color rojo varias personas se acercaron a bordar una marca, indicando el lugar en el que fueron víctimas de la violencia. “Recuperemos los espacios públicos y hagámonos oír. #SeguridadYA”. Estas son algunas historias.

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«En mi colonia asaltan mucho, incluso han matado allá. En Tres Cruces hay mucha violencia de vándalos. Están pasando muchas cosas y por eso me sumo porque yo quiero apoyar a que ya no esté pasando eso y que nos den seguridad».

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«En mi calle ya van como unos diez carros que ya les robaron llantas; incluso ya hasta las baterías se las roban, pero pareciera que es una banda que se dedica a eso, porque ya hemos visto carros que llegan, bajan las personas, parece que nada más dan la vuelta a la manzana, desmontan y se suben las cosas y se van en la colonia Maestro Federal».

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«Más que nada porque nos robaron, fue a pleno día. Se ve que ya nos habían visto que salíamos a trabajar y fue como al medio día que entraron a la casa. Rompieron malla, vidrios de la ventana, al perro lo metieron en un cuarto, no le hicieron nada. Se llevaron lo que fue aretes, relojes, juegos de los niños, aparatos electrónicos, y al fin de cuentas se llevaron todo lo que es electrónico. Esto fue en noviembre de 2012, en la colonia Minerales del Sur».

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«En pleno Puente de Ovando, ahí abajo me asaltaron, Eran como las 6 de la tarde. Iba con mi novia y me quitaron un iPod, mi cartera y el reloj, y a mi novia le quitaron una gafas Ray Ban, una cámara digital y su monedero. Fue el 18 de marzo en la tarde en Analco y fue deprimente».

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«Iba con un amigo al Oxxo caminando como a las 8 de la mañana, y estaba un coche con tres tipos adentro discutiendo. Seguimos caminando, nos hicimos a un lado, y de repente uno de ellos nos gritó ‘ayúdenme, me quieren asaltar’ y se nos acercó y como que nos empezó a jalonear. Mi amigo reaccionó, yo soy muy despistada para esas cosas, yo sí lo iba a ayudar. En eso los del coche se arrancan y se van, y nos dice ‘me quieren golpear’, mi amigo le dice ‘no te vamos ayudar’, el contestó ‘ es que me acaban de asaltar, necesito dinero’. Yo estaba sacadísima de onda y seguimos caminando. Llegamos a la esquina, el tipo seguía detrás de nosotros, nos venía chocando. Mi amigo me dijo que me apurara y yo pensé que debíamos ayudarlo, pero llegamos a la esquina, cruzamos el camellón y vimos que venía el mismo coche con los fulanillos dentro, nos gritaron unos insultos y el que venía atrás de nosotros se subió al coche gritándonos de lo que nos íbamos a morir y se fueron. Eso fue en el Mirador, sobre la  39, y de hecho hay una caseta de vigilancia ahí, pero no se aparecieron».