La reciente masacre de Connecticut puso de nuevo en la palestra mediática, especialmente de medios internacionales, el debate sobre la proliferación de armas en el vecino país del norte. Un debate que periódica y tímidamente se asoma en los medios cuando ocurren estos terribles eventos.

¿Porqué publicar en Lado B un cartón shockeante que se suma a una discusión que podría parecernos lejana, al menos geográficamente? Esa fue la pregunta que nos hicimos una y otra vez en la redacción al recibir el GAG semanal de Mister Power.

Cómo solemos hacer cada vez que nos enfrentamos a un tema polémico, consultamos con colegas con más experiencia, y con una mayor preparación en el terreno ético, confrontamos opiniones y visiones antes de tomar una decisión.

Pero la pregunta sigue siendo, porqué publicar un cartón de un tema que podría parecernos lejano. Bueno, primero por que no lo es. La facilidad para adquirir armas no sólo ha teñido de rojo las escuelas y espacios públicos estadunidenses –Columbine, Aurora, Victoria Tech, por mencionar algunos casos— también a bañado de sangre nuestro país –caso Fast and Furious, por ejemplo–, y seguirá haciéndolo si la política sobre la comercialización de las armas no se modifica.

¿Podemos decir lo anterior sin ser tan estridentes, tan brutales? Si, seguramente podemos hacerlo de una manera sutil, suave, soft, sin manchar de un rojo tan llamativo las portadas, sin ese puñetazo directo a la cara que eligió nuestro cartonista, pero la realidad no ofrece esas concesiones, es brutal, estridente, corrosiva incluso.

Pero usted lector, tiene la última palabra… y nos gustaría escucharla.