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Lado B

@ladobemx

“Quizá no se trata de lo que ocurre, sino de lo mal que lo contamos. Se trata de cómo lo voy a contar ahora… Ya saben, ahora con la crisis”, cuenta Francisco Javier Sancho Más, periodista que trabaja para Médicos Sin Fronteras, al platicar con N sobre la situación de Sudán del Sur.

Al parecer N, editor de un magacín de radio en España, espera que Francisco Javier pueda darle material llamativo para publicar sobre la situación del recién creado Sudán del Sur, país con más de 200 mil personas que habitan los cinco centros de refugiados, debido a la violencia en sus países de origen.

Sin embargo, la separación de Sudán del Sur trajo consigo la inestabilidad política y un conflicto armado que Amnistía Internacional ha señalado en repetidas ocasiones: “continúa el flujo de refugiados sudaneses que huyen del sur debido a los constantes combates entre las Fuerzas Armadas de Sudán y el Ejército de Liberación Popular de Sudán-Norte. Los bombardeos aéreos implacables e indiscriminados del gobierno de Sudán han obligado a decenas de miles de personas de los estados sudaneses de Kordofán del Sur y Nilo Azul a huir a zonas remotas de Sudán del Sur. Pero, en vez de seguridad, quienes huyen encuentran otros riesgos al otro lado de la frontera. Se ven obligados a subsistir con acceso limitado a alimentos, agua y alojamiento, y están expuestos a sufrir nuevos abusos contra los derechos humanos debido a la falta de protección suficiente en los campos de refugiados”.

El flujo masivo de personas que huyen de la guerra y del hambre desborda los campamentos humanitarios en Sudán del Sur. La organización Human Rights Watch (HRW) informó a comienzos de abril que la población civil sufre una campaña de bombardeo aéreo indiscriminado.

El País publicó el pasado 5 de noviembre en el blog “África no es un país”, un texto de Francisco Javier Sancho Más, en el que el autor comenta su experiencia al regresar a España y ser entrevistado por un magacín de radio sobre la situación de los refugiados en Sudán del Sur.

– Que más de 200.000 no significa nada. 200.000 personas no tienen cara, ni huelen, ni siquiera se escuchan. No puedes ni rozarles la piel. Pero si contaras un caso llamativo, una sola historia, entonces…-, comenta N.

– Stalin – digo-, otra vez con aquella frase terrible que se le atribuye: “Una única muerte es una tragedia; un millón de muertes, una estadística”

– Tenía razón, ¿no? Stalin sabía de lo que hablaba. De modo que si tienes una buena historia, ayudaría bastante.

-Son muchas historias. Ya te lo he dicho. Pero casi todas cuentan lo mismo. Una mujer a la que se murieron dos hijos en el camino, otra mujer que…

-No. Esas historias no venden. Cuéntame otras. ¿Había algún médico de aquí por allí?

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