Lado B
La flor de muerto, negocio de tradición
Algunos hacen su agosto aprovechando la crisis y la corrupción
Por Lado B @ladobemx
01 de noviembre, 2012
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Xavier Rosas

@wachangel

El color amarillo de la flor de cempasúchil y el morado de la terciopelo dibujan la caravana de camionetas y camiones que esperan entrar al Mercado de la Flor, que cada año abre sus puertas para productores y comerciantes.

La larga fila espera que el encargado de la entrada vaya cobrando los diez pesos que cuesta ocupar un sitio. La flor, este año, cuesta hasta 50 pesos “la maleta”. El avance es lento, casi tanto como el embalaje de las flores que podrían terminar en Guerrero, Morelos, Oaxaca o la capital de Puebla.

El Mercado está en la carretera a Izúcar de Matamoros, donde desde el 27 de octubre y hasta el 2 de noviembre los grandes productores y los “coyotes” intentarán obtener ganancias. Este año dicen que “no hay negocio”.

Foto: @wachangel

“Está cabrón porque la situación es crítica; o sea, no hay dinero y por eso mismo todos los campesinos y nosotros como trabajadores nos tocó que esté muy baja la venta. A veces ya nomás nos la pagan de a 20 pesitos, de a 15 pesitos. Ahora no hay negocio”, comenta Florencio Martínez, oriundo de Tlaxcala, quien desde hace 15 años es comerciante de flor de muerto en esta temporada.

“Yo creo que nos vamos a morir de hambre, porque los que se llevan todo el dinero son los gobiernos. Nosotros somos los que padecemos hambre, si no me cree, nosotros venimos a trabajar y desde ayer en la nochecita comimos sólo un medio taquito, y hasta ahorita no hemos comido ya nada. Ahorita ya hasta uno siente mareos de que no hemos comido desde ayer. Primero dios ahorita echamos otro viajecito”.

***

Pasando el mercado de la Flor, en las afueras de Atlixco, en dirección a Izúcar de Matamoros, las lonas azules de los puestos se levantan a pie de carretera. Resguardados por el sol, en un espacio de no más de 3 metros cuadrados, algunos pequeños productores que no tienen un vehículo para transportar su mercancía, esperan pacientes a que los conductores se detengan para comprarles flor de muerto, o a que algún “coyote” les compre a un precio bajo toda su mercancía para luego revenderla.

Los puestos a lo largo de la carretera federal se confunden con otros tantos que venden sandías, tacos de barbacoa y cecina de Yecapixtla; pero los distinguen los colores llamativos de las flores de muerto.

“Ha estado buena la coyoteada este año, namás que ha estado baratísima la flor y sólo para los 7 días que ponemos el puesto no ha salido”, lamenta Don Próspero González, oriundo de Huaquechula, quien tiene su puesto a unos 5 kilómetros de la entrada de ese municipio.

Foto: @wachangel

“A veces nos vamos a otros lugares, pero este año no conseguimos carro. Los que tienen lo cargan y se van al mercado o más cerca de la ciudad. Hay otros que vienen a cargar sus camionetas con los que estamos en la carretera y van a venderla más cara al mercado. En esta temporada nos ha ido mal, la flor está muy barata, a 20, 30 o 40 pesos la ‘maleta’”.

A sus 71 años, inicia la jornada de trabajo igual que el resto de su familia, “desde las 7 de la mañana hasta las 7 u 8 de la noche, según. A veces hay que esperar, ya que hasta en la noche pasan los comerciantes. Desde temprano nos vamos al campo y empezamos a cortar, de hecho ahorita siguen cortando. Entre más temprano, da más tiempo de hacer los manojos. Es al tanteo”.

Al igual que Don Próspero González, muchos pequeños comerciantes sitúan sus puestos a pie de carretera. La organización para la venta es simple: algún miembro de la familia, ya sea el más chico, la nuera, el sobrino, la hija o el abuelo atiende el puesto, mientras el resto de la familia corta las flores en el campo y alguna de las mujeres prepara “el taco” para pasado el medio día.

Camionetas, automóviles y camiones de carga se detienen en los puestos. Su objetivo: hacer negocio…

-De a cómo la flor -pregunta un joven de unos 30 años desde su camioneta.

-A 40 el manojo -contesta Don Próspero.

-¿Ya lo menos?

-A 35 te la dejo. Yo no les pongo hojas en el centro para que pese más -le asegura al joven.

Florencio Martínez baja de su camioneta. Le ofrece a Don Próspero González que sea de a 30 pesos el manojo y que se lleva los cinco de flor de cempasúchil y los tres de terciopelo que le quedan. Don Próspero le dice que así no le sale, que no le conviene, que de a 35 se la deja.

Foto: @wachangel

“Es mucha corrupción. Incluso ayer nosotros venimos a trabajar de nuestro rancho y los policías nos quitaron la placa. Nosotros namás nos arrinconamos para cargar la mercancía. Nos quitan la placa y ya uno tiene que entrarle con la mochada”, se queja Florencio Martínez, y luego continúa haciendo negocio con Don Próspero.

-Déjemela de a 30 y me llevo todo –regatea Florencio.

-N’ombre, así no sale. De a 35 te la dejo –insiste Don Próspero.

-Si uno se la pasa periqueando namás no sale la venta -bromea el señor de 71 años, que también se dedicó hace más de 10 a cultivar gladiolas, tomate, maíz, y al ganado.

***

“A veces los del campo no tienen un carrito para llevarla, y nosotros nos la llevamos con nuestro carrito; también la damos a un precio más carito. Nosotros tenemos que seguirle luchando. Venimos desde Tlaxcala, la verdad vengo a ganarme el pan de cada día como todos, pero la verdad que namás comemos un día y no vemos. Nos aferramos en sacar una monedita, tenemos que seguirle luchando”, dice Florencio Martínez después de fracasar en su intento de hacer negocio con Don Próspero.

“Ahorita en el mercado que está, en el grande de Flores, nuestro gobierno, toda su gente, nos cobra para entrar. Cada entrada cobran, ahí sí se mueve puro dinero. Los que somos campesinos a veces namás damos vuelta y vuelta y namás no nos compran”.

Florencio Martínez continúa su recorrido por la carretera federal a Izúcar de Matamoros, a la espera de encontrar algún productor que le venda su mercancía al menos en 30 pesos.

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Foto: @wachangel

“Cada año me pongo en estas fechas. Sólo cuando ha estado cara la flor, en 100 pesos, 150, nos vamos para allá (al mercado)”.

Entre 500 o 600 pesos pueden ganar en un “buen día” de venta los pequeños productores a pie de carretera. Al igual que Don Próspero, muchos de ellos sólo montan sus puestos del 27 de octubre al 2 de noviembre, aunque saben que los últimos días bajan las ventas.

La siembra la hacen a inicios de julio, a los 25 días trasplantan el brote de la semilla a los surcos, al campo. Primero hacen un bordo para la semilla  y cuando la plantita empieza a crecer “la arrancamos y la pasamos a los surcos. Hay que estar bien pendientes porque si se pasa de estos días, se nos queda”, explica Don Próspero.

La flor que no logra venderse “se barbecha, se deja en el terreno y se pudre. Antes la usábamos para el alimento de las gallinas -la flor de cempasúchil-, pero ya no lo hacemos”.

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Autor Lado B
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