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Lado B

No se trata de una competencia deportiva –con aquello de la fiebre olímpica de  Londres 2012 -, es más una reunión en la que se comparten conocimientos referentes al cuidado en la siembra de una planta particular: la cannabis.

La Copa Cannábica, certamen que se ha extendido a Uruguay, sitio que por primera ocasión lleva a cabo esta justa –se realizó el pasado fin de semana- y que ha seguido los pasos de su vecino, Argentina, país que lleva 11 años desarrollando este certamen, es ahora un modo mediante el cual las muestras de los competidores son examinadas por presentación, olores, gustos y efectos.

El Mundo dio a conocer que en este primer certamen uruguayo de tan peculiar copa,  compitieron un total de  72 muestras “en una casona del barrio Prado de Montevideo”, en la que alrededor de  300 personas se dieron cita y donde “un argentino, apodado ‘Chirry’, fue el ganador en la categoría internacional.

“Sentados al aire libre en el patio de la casa, los participantes de la 1ª Copa Cannábica prometieron más ediciones mientras degustaban muestras de una lapicera, un papel de puntuación, semillas y paquetes de seda. Se cataron las flores al son del café, mate, té y hasta bizcochos en un ambiente distendido y cordial”, da a conocer el artículo.

Argentina y sus 11 años de competencia

En 2009 el periodista Santiago O’Donnell publicó en la Revista Gatopardo un reportaje sobre la “Copa Cannabis” que se desarrolla en Argentina. El trabajo del único periodista argentino que ha tenido contacto con el creador de los Wikileaks, Julian Assange, refleja aquella “ilegalidad” en estos certámenes, así como la forma en la que los asistentes a estos eventos comparten sus conocimientos sobre esta peculiar planta.

“La cita se supo una semana antes. La hora y el lugar, el día anterior. Y aquí están. En un lugar tan público que nadie puede sospechar de ellos, pero a la vez tan secreto que ni siquiera se puede nombrar (…) La panza se llena y la cabeza está apunto de estallar, y ya cansa hablar con la gente, y la puerta sigue cerrada con llave, y no hay nada que hacer. Ciento sesenta personas atrapadas en un local, atrapadas por la droga, la droga que acaba de consumirse otro día de sus vidas. Vidas de promisorios empresarios, biólogos, genetistas, cultivadores y contadores de historias que gastan talento y energía para mantener un vicio. O viceversa: drogadictos que encontraron en la mariguana una forma de perfeccionar sus habilidades, socializar y compartir el dolor, el fra-caso y el conformismo que se dibujan en la nube de humo. La Copa Cannábica es muchas cosas, pero también es un grupo de gente que se junta para no drogarse sola.”, relata en su texto el periodista argentino.

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