Lado B
Pseudobugas operandi [o ruleta rusa para no heterosexuales]
Lo malo de los homosexuales es que sólo les gustan las personas de su mismo género –¡qué aburridos!–. Lo bueno de los bisexuales y los pansexuales es que el mundo es nuestro –¡muajajá!–. Lo terrible de los heterosexuales es que luego dicen que no más les gusta el sexo contrario hasta que se les ocurre hacer la excepción –¡qué cabrones!–.
Por Lado B @ladobemx
09 de agosto, 2012
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 Tuss Fernández

@ituss79

 

Respirar y saber que te has ido, para no dejarme nunca.

Lo malo de los homosexuales es que sólo les gustan las personas de su mismo género –¡qué aburridos!–. Lo bueno de los bisexuales y los pansexuales es que el mundo es nuestro –¡muajajá!–. Lo terrible de los heterosexuales es que luego dicen que no más les gusta el sexo contrario hasta que se les ocurre hacer la excepción –¡qué cabrones!–.

Y digo que es terrible porque en estas excepciones que suelen hacer nuestros amigos bugas, aunque en este caso prefiero llamarles pseudobugas, es que en por cada ‘pecado’ que cometen, alguien debe pagar la penitencia y generalmente no son ellos – por eso digo, ¡qué cabrones! –.

Los santos no quieran que ustedes pasen por esa tortura, porque aunque su paciencia –la suya de ustedes– sea a prueba de balas, ningún miembro adherente del colectivo LGBTTTIQ merece sufrir las culpas de est@s indecis@s angelit@s.

Bésame, tan extraño es 


tienes el sabor 
de lo equivocado. 


Debe ser, que desde hace un mes 


todo entre los dos, se nos ha mezclado. 


Y ahora es como si recién te conociera”.

Quiero que se note que tengo un gran trauma con el tema de los pseudobugas; no es la primera vez que lo toco y ni remotamente está cerca de ser la última. De hecho, no sé si algún día mi psiquiatra logre curarme a base de millones de chochos, pero mientras me sigo dopando para superarlo, se me ocurre que quizás vine a este mundo sólo para advertirles del peligro de una relación así… ok, mejor me alejo del frasco de estupefacientes que ya estoy teniendo revelaciones mesiánicas y eso no es normal.

No, lo normal sería que cada quien asumiera su orientación sexual temporal o permanente y no que anduviera jugueteando con las emociones y los sentimientos de otro pero… “Johny, la gente está muy loca. WTF!

Y es que lo peor del pseudobuguismo, no es el pseudobuguismo en sí, sino las reafirmaciones de la heterosexualidad de las que suele acompañarse. ¡Ay dolor!

Aceptación – te adoro- te amo- te juro que sólo me pasa contigo – beso – apapacho – sexo – más apapacho – tal vez más sexo – día siguiente – culpa – dos pasos para atrás – tomo distancia – casi no te hablo – te restriego una relación buga en la cara – te restriego otra – otra más – te trato como a cualquier otr@ de mis amig@s – te adoro- te amo- te juro que sólo me pasa contigo – beso – apapacho – sexo…

[Paren esta cosa que ya me quiero bajar!!!]

Sí, a grandes rasgos ese es el Modus Operandi del pseudobuga. Si hoy te da un beso, mañana seguro te cobra al triple su arrepentimiento. Ya mejor ni hablamos de cómo nos va si incluimos encuentros sexuales. Ufff.

Y hay que decirlo, la cosa no termina ahí porque, además, las relaciones con pseudobugas son closeteras, furtivas, ocultas, clandestinas …

Estemos donde nadie esté. 


Hagamos de nuestro amor 


el secreto mas profundo


aunque lo cante todo el mundo 
y qué!!! 



Nunca lo podrán saber, 


pongamos mucho cuidado 


en lo que hacemos 


y delante de quién. 


Ya mencioné que por si algo faltara, ¿son adictivas?. Ah, pues tienen la dosis exacta de adrenalina que uno necesita para darle mil vueltas a la montaña rusa. Básicamente son relaciones aptas para masoquistas.

El placer de hacer exacto lo incorrecto. 


La paródica alegría de oponernos ante el resto.

Total que en un descuido y en una de sus tantas reafirmaciones, el pseudobuga vuelve al camino del bien y cuando uno menos se lo espera, hasta se casa y tiene hijitos mientras uno se queda con cara de perrito – de lado– .

Sí, es lo malo de los heterosexuales que de pronto quieren dejar de serlo (y uno, mientras tanto, va y viene en esa montaña rusa que más parece una ruleta a una montaña. Así que, desde aquí les recomiendo que si ven a un pseudobuga aproximándose a su pequeño y frágil corazón: ¡corran, corran en dirección contraria lo más rápido que puedan!).

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