Lado B
Adiós, Atari, no es un libro de zombies: Raquel Castro
"Prefiero pensar en el libro como en un De perfil para una nueva generación"
Por Lado B @ladobemx
17 de agosto, 2012
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Originalmente Adiós Atari no era una novela juvenil. No estaba pensada de esa manera. Era una casualidad que la protagonista tuviera 17 años, pero cuando la empecé a releer la verdad es que sí: el tono era como muy fresco, afable, cotorrón, buena onda y pues…»

Ernesto Aroche Aguilar

@earoche

El 30 de septiembre de 2002 Raquel Castro Maldonado tecleó en su blog Imaginemos, imaginemos: “Creo que me gusta más escribir a mano…”. Era la primera entrada, el primer apunte digital de una guionista del canal 11 que había llegado a Blogger buscando información sobre ciberdiarios de chicas anoréxicas y había sucumbido a la tentación de abrir el suyo propio –sin ser ella una chica anoréxica–. Diez años después Raquel obtuvo el Premio Juvenil Gran Angular por su primer novela: «Adiós, Atari». Seguramente ya no prefiere escribir a mano, al menos no las novelas.

Su libro no gira en torno a chicas anoréxicas, pero sí tiene a una chica por protagonista: una joven de 17 años inserta en un grupo de adolescentes darks que en un fin de semana debe decidir si cambia de ambiente, amigos y grupo o no. Una historia que Raquel conoce bien, ella misma fue parte de esos grupos darks que comenzaron a verse por las calles de la ciudad de México en los 90s.

Se trata, según el jurado que decidió otorgarle el premio, de un “libro que aborda de manera abierta y desprejuiciada una serie de temas que trascienden el contexto en el que se desarrolla: la vocación, la relación padres e hijos, el consumo de drogas, la sexualidad, las tribus urbanas, la amistad, por mencionar algunas”.

Pero no es, sostiene vía telefónica la autora, una versión gótica del “El guardián entre el centeno”, tal vez podría verse, apunta, como un “De perfil” para una nueva generación.

–Formalmente comencé a escribir el libro hace dos años, pero algunas de las partes del libro son bastante más viejillas, como de cuando estaba en la universidad. Es la historia de un grupo de chavos darketos con el énfasis en una chica de 19 años que es la protagonista, y finalmente después de una serie de cambios en la historia principal quedó en que: es la historia de una chica que durante un fin de semana tiene que decidir si se queda en el ambiente que siempre ha conocido y se siente cómoda y tiene su banda de góticos, sus amigos y su chavo y todo, o si se va a otro lado y empieza a vivir cosas diferentes, aunque no tenga la garantía de que le van a ser cómodas y felices.

–¿”Adiós, Atari” cumple con el canon del primer libro del escritor de ser autobiográfico?

–Pues yo creo que no, mi ventaja es que estuve haciendo guiones para canal 11 durante 5 o 6 años, entonces me acabé la autobiografía porque escribía cápsulas tres veces por semana sobre el amor y el desamor, la vida, y la familia y todo eso, entonces digamos que la parte de exorcizar lo que es mi vida y lo que me hubiera gustado que fuera se fue ahí. Y esto es completamente ficción. Obviamente sí me basé en mis experiencias, en las experiencias de la gente que conozco, en algunas anécdotas que me ocurrieron o que le ocurrieron a alguien más, pero sí puedo decir con orgullo que el personaje no se parece a mí.

–Que sea darketa, y que tenga su grupo de amigos en esa subcultura, al menos con esa descripción a trazo grueso, hace pensar en ti hace 10 años.

–Sí. Sí me basé un poco en mi experiencia de vida, porque hay que aprovecharla, pero  para empezar no se llama Rachel, que es lo típico en estos casos, sólo le cambias el nombre pero sigue siendo tu historia. Para mí era muy importante desde que empecé con los primeros borradores retratar el ambiente de la subcultura gótica. Ese sí era mi objetivo desde el principio. Y eso sí sale, y sí fue parte de mi vida y lo metí.

“¿Y si fuéramos zombies y no nos hubiéramos dado cuenta?”

Raquel Castro es una experta en zombies, prepara un libro de cuentos que lleva como protagonista a esos muertos vivientes y aparentemente sin capacidad para decisiones propias como no sea cenarse el cerebro del de enfrente, participa en programas de radio y en encuentros sobre el tema pero, contrario a lo que pudiera pensarse, en su primer novela estos entes muertos no aparecen.

–Me lo han preguntando mucho, ¿que por qué no es de zombies? Pues la de zombies está atorada pero espero acabarla pronto. Estoy tratando de poner guapos unos cuentos que tengo, que sí tocan más lo sobrenatural, pero he descubierto que me divierte más escribir humor que terror, para empezar.

Y no era originalmente “Adiós Atari” una novela juvenil. No estaba pensada de esa manera. Era una casualidad que la protagonista tuviera 17 años, puedes tener una historia en donde el personaje principal tenga 5 años y no por eso es una historia para niños de 5 años, pero cuando la empecé a releer la verdad es que sí: el tono era como muy fresco, afable, cotorrón, buena onda y pues… bueno, yo nunca pensé que fuera a ganar, nunca le quité, por ejemplo, las leperadas. Los personajes hablan como tienen que hablar. El que haya ganado habla más de los jueces que de mí. Que no hayan sido mochos o que hayan buscado sólo la moraleja.

–¿Pensarías en ella como en una novela de aprendiza y formación, como en un “El guardián entre el centeno” pero para góticos? 

–Si tuviera que compararla con alguna otra novela me gustaría pensar que es un “De perfil” de otro tiempo. No anhelo que cambie vidas ni que ponga a la gente a matar ni nada, pero quién sabe, habrá que ver qué piensan los lectores.

–Y habrá que ver si no salen a comerse los cerebros de la gente.

–Eso sí estaría buenísimo, eso sí me gustaría muchísimo. Que fuera un zombie disfrazado de otra cosa.

 –¿Por qué este revival de los zombies?

–La verdad estaba harta de los vampiros tipo Crepúsculo y dije, voy a cambiar de monstruo. Y me encontré con los zombies, y eso fue antes de que empezara el revival, y lo chistoso es que como empezó y la gente sabía que yo escribía cosas de zombies pues comenzó a regalarme libros de zombies, playeras de zombies, zombies de peluche.

Socialmente supongo que el gusto actual tiene que ver con una sociedad de consumo que empieza a dejar consumir tanto como le gustaría, una sociedad que durante años nos ha uniformado sin que nos diéramos cuenta y que de pronto está reaccionando y dándose cuenta que no somos tan individuales como creíamos y es ese terror a ser idéntico al de al lado, a ser parte de una masa amorfa. Es realmente inquietante.

–Pero en el fondo lo somos, ¿no? Eso zombies que caminamos sin reflexionar las cosas.

–Yo creo que nos pasa a muchos la mayor parte del tiempo. No quiero decir que de siempre todos, pero me acuerdo mucho de cuando estaba en la escuela y ansiaba salir para dejar de utilizar ese uniforme azul y vestirme como yo quisiera y ser yo misma. Y cuando entré a la prepa usaba jeans y playera blanca como todos los demás. Y bueno, la individualidad está en otra cosa. Nos vamos mucho por las apariencias, y sufrimos mucho por ellas. Ya ves esta película de Los Increíbles, el niño que de grande será el malo muy malo cuando le dicen: “es que tú eres especial, igual que todos”. Y él contesta: “si soy especial igual que todos, es que nadie lo es”. Es lo mismo que pasa con los zombies, porque además cuando fantaseamos con historias de zombies nos imaginamos que justo nosotros vamos a ser ese individuo promedio que logra escapar de ellos, sobrevive. Difícilmente decimos, sí, yo voy a ser zombie de la segunda ola porque difícilmente vamos a llegar a la puerta del multifamiliar.

Tiene que ver con ese miedo a la falta de individualidad, al perder el control sobre uno mismo, también el miedo al otro. Y además esa campaña para que todos nos gusten mucho los zombies.

–¿Cuándo llega el libro a las calles?

–Se supone que el 13 de septiembre que es la ceremonia de premiación ya va a estar el libro. Este lunes mandé la versión ultracorregidísima.

¿Qué mira, qué lee, qué escucha Raquel Castro?

  •  Los libros que acabo de leer: “Cryers cross” de Lisa McMann. Está interesante, es como para adolescentes, al final se cae un poco pero está pasable; “Cuando Hitler se robó el conejito rosa”, de Judith Kerr. Sobre una niña que tiene que escapar de Alemania. Está bonito. Y “El último explorador” de Alberto Chimal.
  • Series y/o películas: Sherlock, producida por la BBC; Doctor Who. Y la película Benjamín Button.
  • Y en música: Agatha Christie, grupo de electrorock ruso. Los discos viejitos de Fobia y a Julio de la Rosa.

*El Premio Juvenil Gran Angular se creó en España en 1978 junto con el de Literatura Infantil El Barco de Vapor. Fue creado por la editorial SM, la editorial que actualmente lo entrega también en México en colaboración con la Dirección General de Publicaciones del Conaculta.

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