Lado B
Reflexiones sobre un mundo carnívoro
 
Por Lado B @ladobemx
07 de marzo, 2012
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  • María Antonieta Peregrina y Óscar Soto desmenusaron el documental Ámame enCARNEcidamente
  • La Universidad Iberoamericana fue sede de una función del festival Ambulante

Foto: Raúl García

Paco Coca

El consumo de carne en un mundo sobrepoblado e industrializado, además de la dependencia alimentaria de un país como México, fueron algunos de los temas que se trataron en la mesa redonda que se realizó en las instalaciones de la Universidad Iberoamericana tras la proyección de la película Ámame enCARNEcidamente, que forma parte del festival Ambulante.

Ámame enCARNEcidamente (LoveMEATender, Bélgica, 2011) es un documental que analiza el papel de la carne como un alimento de consume diario en ciertas sociedades. No se trata de un manifiesto sobre el vegetarianismo, sino un trabajo que informa acerca de los procesos de producción de la carne a gran escala, y los problemas que estos generan. Según la cinta, dirigida por Manu Coeman, analiza la viabilidad de esta constumbre de consumir carne a diario, teniendo en cuenta que para el año 2050, se necesitarían 36 mil cabezas de ganado diarias para satisfacer esta costumbre.

La ambientalista María Antonieta Peregrina y el académico Óscar Soto Badillo fueron los invitados para discutir con el público acerca del contenido del documental recién presentado.

Peregrina centró su participación en la importancia de que la sociedad tome conciencia sobre la gravedad de la violencia en contra de los animales. Además de señalar la posibilidad de que la carne no sea la base de la gente de las ciudades.

“El hecho de comer carne significa un estatus económico”, comentó, y agregó que en esta época, la cuestión cultural se mezcla con la existencia de una “mercadotecnia enajenada que nos ha llevado a conducir a basar nuestra economía en combustibles fósiles”, dijo refiriéndose al petróleo necesario para crear el plástico que utilizan los empaques en los que se guardan los productos cárnicos.

En otro tema, habló de la importancia de mantener la biodiversidad, la cual está en peligro debido a la deforestación para dar el espacio necesario para la cría de ganado. Cerró su participación invitando a consumir productos locales.

Por su parte, Soto Badillo centró su participación en la el hecho de que no se trata sólo de intereses económicos, sino de la localización de la población, el crecimiento de la mancha urbana “lo que lleva consigo cambios en las coordenadas espacio-temporales de los sujetos y en la manera en que usamos y dividimos el tiempo (…), eso tiene un impacto en los patrones de consumo”.

Señaló que este tipo de alimentación no es natural, sino se trata de una fenómeno inducido, que tiene que ver también con el abandono de las actividades en el campo y la vida rural “que inducen las migraciones a la ciudad”.

Para el coordinador de la cátedra Alain Turain de estudios sociales de la UIA, esto tiene en gran parte que ver con una economía que “se está disociando cada vez más de los procesos culturales, sociales y políticos incluso”.

“Hay una reconfiguración, una transformación estructural de los estilos de vida y los modos de entender el concepto de bienestar (…) están asociados a patrones de consumo, entre ellos, los consumos alimentarios”.

También destacó que no se trata de un consumo generalizado, sino al que sólo puede acceder una parte de la población, “si no pueden ser generalizados, debemos suponer que se está produciendo para un pequeño grupo privilegiado”.

Uno de los aciertos de la cinta, destacó, es que no nos pide dejar de comer carne, aunque no convertirlo en un hábito diario, “deberíamos esperar que la alimentación fuera un derecho y que todo mundo tuviera la posibilidad de tener el acceso a los alimentos que requiere en la cantidad y la calidad que los requiere”.

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