• La cinta se mueve entre el documental y la ficción

• Fue filmada durante cuatro años en Chimalhuacán

Paco Coca

@pacococa

“No es una película narrativa”, dice al público el director Elías Brossoise sobre su película Lebenswelt, presentada en los últimos días del festival de cine documental Ambulante.

Se trata de un ejercicio que mezcla documental y ficción, ya que si bien todas las imágenes son reales, a través del montaje y la manipulación del audio se cuenta una historia que busca, más que documentar la vida de un personaje, usarlo como ejemplo para mostrar algo más grande que sucede en el lugar: la violencia contra las mujeres.

La película está narrada desde los ojos de una mujer que llega de la sierra poblana a Chimalhuacán, en el Estado de México, sitio donde en los últimos cinco años ha habido cerca de mil feminicidios. “El día que llegamos ahí los vecinos estaban organizándose para defender a sus mujeres, con palos, machetes”. Algunas mujeres durante las noches salían a hacer rondines para prevenir ataques.

La meta del director era retratar cómo esta violencia hacia las mujeres forma parte de una práctica cultural, “es una forma en la que los hombres articulan su masculinidad”. Su idea con esta cinta “era arrojar una luz sobre este fenómeno”, más que explicarlo.

“Yo no quería ser objetivo, el realismo a mí no me interesaba. Me interesaba justamente violentar algunas cosas”. Aunque el director se mantiene fiel a uno de los principios del documentalismo que es registrar lo que sucede sin intervenir, no presenta todo lo que filma tal como sucedió.

En una secuencia, unos pepenadores hablan sobre el asesinato de las mujeres que trabajaba en el basurero. “Fue una de las muertas ‘adicionales’ a las que presenciamos en los cuatro años que estuvimos filmando”. El director relata que era común que se descubrieran cadáveres de mujeres jóvenes entre la basura.

Más de una de estas muertes es referida en Lebenswelt, ya sea por medio de un diálogo o un entierro. Hasta el punto en que esta violencia se vuelca en contra de la protagonista.

El formato

La cinta está filmada en súper 8 por una decisión personal, usar cinta de cine en esta época “del despilfarro digital”. Es una película “deshecha” que se desarrolla en un tiradero de basura. “Y yo me volví durante cuatro años este deshecho”, comenta el realizador.

“Todas estas decisiones sobre manipulación de foco, diafragma, son producto de esta investigación para tratar de narrar cosas”. Lebenswelt cuenta con esta particular imagen de cinta vieja, y en varios momentos el audio se separa de lo que muestra la cámara, aunque la violencia del sitio está presente casi en cada momento.

Tardó cuatro años en hacerla y cuenta que fue “un desmadre conseguir toda esta película”, “se trata de un formato viejo”.

La película alterna su historia principal con algunos momentos que se escapan del entorno violento, principalmente durante los cruces entre la historia de la mujer y un arqueólogo japonés, ambos buscando un tesoro entre la tierra de ese paisaje semidesértico. Aunque incluso este encuentro termina abruptamente con la aparición de una patrulla.

Lebenswelt difícilmente tendrá distribución comercial ya que se trata de un cortometraje –dura 29 minutos-, y está hablado en náhuatl, japonés y español. Debe su nombre a un concepto empleado por el filósofo alemán Edmund Husserl y se refiere a los límites del mundo de la vida que no pueden trascenderse.