Lado B
La semana de... Miles Davis
La historia del jazz con Miles Davis
Por Lado B @ladobemx
10 de febrero, 2012
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Imagen: http://vivoscene.com

Alejandro González Gatica

A los 19 años ya se había unido a la banda Charlie Parker, quien ya era un gigante. Permaneció en ella hasta 1947 alternando estancias más o menos largas y ocasionales reuniones con Billy Eckstine y Dizzy Gillespie. Es su época de inicio profesional. A pesar de que ya sus interpretaciones provocaban el aplauso, a decir verdad, siempre se sintió un poco incómodo en aquellas formaciones según se desprende  de sus declaraciones de épocas posteriores.

Recuerda que le costaba trabajo seguir esos ritmos frenéticos y con notas tan agudas. En sus solos de la época se registran sucesiones de notas menos veloces que las de Gillespie y más en los tonos medios, pero mejor armadas. “¿Por qué no puedo tocar  tan agudo como tú?” preguntó a Dizzy “Porque tú no oyes allí arriba” Y esta respuesta más que indicar una dificultad auditiva apuntaba a una disposición de su carácter, siempre taciturno y enfocado a su propia interioridad más que a satisfacer a un público ávido de espectáculo.

Ya en su segunda etapa, la de inicio de sus propias formaciones, solía tocar de espaldas al público, alejarse para fumar  mientras los solos correspondían a alguien más o definitivamente salir del escenario, para volver a tocar unas cuantas notas y salir de nuevo. En esta etapa se une a Gil Evans y Gerry Mulligan. De Gil dice Miles que era un músico excepcional con un conocimiento de la música clásica tan profundo como el propio Bernstein; pero además era “amable, sabio, profundo y extremadamente perceptivo. Daba la impresión de que carecía de amargura […], una de las personalidades más poderosas del jazz escrito, y estoy seguro que nos influyó a todos”.

Las vicisitudes de la vida entre las que se cuentan esas por las que todo joven transcurre y en las que no cabe detenerse, lo condujeron a su tercera etapa entre los mediados de los 50 hasta los 60. En 1959 graba, ya con Coltrane en la formación, lo que casi unánimemente se considera el disco más influyente de todas las épocas (no me gustan las clasificaciones tajantes, pero el disco es contundente): Kind of Blue. En esta época forman parte de sus bandas, además de los mencionados, Wynton Kelly, Paul Chambers, Jimmy Cobb, Cannonball Adderley, Sonny Stitt, George Coleman, Hank Mobley.

Pero el encuentro con el excepcional Wayne Shorter en 1964 daría paso a un nuevo giro en su música con la formación de su segundo quinteto, clásico y renovador al mismo tiempo: Wayne Shorter en saxo tenor, Ron Carter en contrabajo, Herbie Hancock al piano y Tony Williams en la batería.  En 1968 aparecen Filles De Kilimanjaro y Miles in the Sky; en 1969, In a Silent Way. Bitches Brew en 1970.

Una vez más Miles establecía la vanguardia; pero ya no sólo en el jazz sino en la música toda. Pensemos que por las formaciones de estos años pasaron los músicos que hoy reconocemos: Dave Holland (inglés), John McLaughlin, Chick Corea, Joe Zawinul (austríaco). También otros como Bennie Maupin, el incomparable Keith Jarrett, el popular George Benson, Billy Cobham, Jack de Johnette… a quienes contrató cuando eran jóvenes músicos apenas.

Un episodio para la anécdota, pero significativo, tuvo lugar en los 80: Wynton Marsalis en cierta ocasión desacreditó en público el trabajo de fusión de Miles declarando que su música no era “verdadero jazz” (lo que sea que esto signifique); a lo que Davis replicó, tras pregunta expresa, que no había por qué hacer controversia: Marsalis era un buen músico joven tal vez sólo un poco confundido.

Imagen: http://4.bp.blogspot.com

En 1986 durante la presentación inaugural  del Festival de Jazz de Vancouver a cargo de Davis, Marsalis entra al escenario en medio de una interpretación y susurra al oído de Miles que “alguien” (es decir, alguien de la disquera Columbia) le había dicho que lo hiciera. Miles simplemente le ordenó salir del escenario. Al poco tiempo,rompió con Columbia para firmar con Warner.

Entre 1985 y 1991 se suceden álbumes y presentaciones en vivo donde un Davis maduro parece ser cada vez más fiel a sí y mucho menos preocupado por dar gusto a nadie: “La primera obligación de un artista es consigo mismo”. En lo particular, las presentaciones en vivo de estos años me resultan más entrañables. “Si hay quien piense que en los últimos 20 años ya no tocaba jazz, eso no importa, (dice Keith Jarrett)… cuando Miles estaba tocando justo antes de su muerte, pude percibir la conciencia del hombre detrás del sonido: ése es el mensaje del jazz. Ésa es la historia del jazz.”

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