Lado B
The Eagle
Ese universo mítico, sobre emperadores, soldados, enemigos y aliados de uno de los más grandes imperios de la humanidad, ha sido la oportunidad para que otro gran emporio (el del cine Norte americano, en este caso) sacara lo mejor de si para mostrarle al público su siempre “bien-intencionada” y maniquea visión de la historia.
Por Lado B @ladobemx
29 de septiembre, 2011
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De Kevin MacDonald

The Eagle

Dirección: Kevin Macdonald

Intérpretes: Channing Tatum, Jamie Bell and Donald Sutherland

Género: Acción. EE UU, UK, 2011.

Duración: 114 minutos.

Quizás la última gran película de la que tengo recuerdo que versara acerca del inacabable mundo del Imperio Romano, fue Gladiator (Scott, 2000), de “Centinela” (Marshall, 2010) no me quiero acordar, porque realmente no encontré un sólo plano que me haya dejado algo.

Ese universo mítico, sobre emperadores,  soldados,  enemigos y  aliados de uno de los más grandes imperios de la humanidad, ha sido la oportunidad para que otro gran emporio (el del cine Norte americano, en este caso) sacara lo mejor de si para mostrarle al público su siempre “bien-intencionada” y maniquea visión de la historia.

Del lado personal, sin lugar a dudas, la producción que más me ha quedado en la memoria fue la extravagante e irónica Roma que describe Fellini en “Satiricon” (1969), pero ese es otro cine.   Hollywood, sin embargo, empezó a desentrañar este mundo creando héroes y malhechores y reconstruyendo batallas increíbles en el mar o en el desierto como también historias de amor que pudieran llegarle al público y llenar los cines como también los bolsillos de los productores;  y así como Nerón siempre fue malo, Marco Antonio siempre fue bueno y  hubo heroínas que también se inmortalizaron en papeles como el de Elizabeth  Tylor,  la más bella de todas las aliadas en “Cleopatra” (Mankiewicz, 1953) o Sophia Loren en esa Mega producción de Anthnoy Mann “La Caída del Imperio Romano” (1964) .  Y ni que hablar de la visión religiosa de muchas de estas películas ambientadas en la roma Cristiana;  Mel Gibson, por ejemplo,  se animó a hacer una película en latín y arameo para darle mayor veracidad a su visión de la muerte de Jesús en una  muy criticada producción, “la Pasión de Cristo” (2004).

Pero Indudablemente fueron los años 50’s y principios de los 60’s, con producciones como “Ben Hur” (Wyler, 1959), “Quo Vadis” (LeRoy, 1951) o “Espartaco” (Kubrick, 1960), por sólo nombrar algunas, que Hollywood inauguró un género que parece no dejar de reinventarse, así sea para mal. Si analizamos un poco, vemos que en las últimas producciones se ha ido difuminando el elemento amoroso, no hay un contrapso femenino a toda esa testosterona que brota de los cascos y las armaduras romanas, en cambio hay un elemento que coincide en muchas de estas película: el honor, siempre se habla del honor, la defensa del origen mítico, de la roma ancestral.

Kevin Macdonald quien logró sacar adelante y con fascinación (y la ayuda de la brillante actuación de Forest Whitaker) un guión tan malo en “el último Rey de Escocia”  se anima ahora hacer una película de romanos,  sin heroínas, ni batallas contundentes y con un héroe sin mucha gracia, para mostrarnos, que detrás de ese mundo contaminado por la corrupción política y el ansia de mantener un imperio tan grande como el mundo, aún quedan hombre honorables que luchan por Roma.

Con un final tan espantosamente hollywoodense que prefiero olvidar, la película mantiene una intriga interesante, casi de carretera,  que sigue los pasos de la IX legión Romana, perdida 20 años atrás  en las espesuras de Escocia, por parte del hijo de quien la comandaba, con el sólo propósito de recuperar el honor de la familia y de paso el de Roma.

También nos habla de la amistad y las ganas de vivir y de todas esas cosas que gustan tanto y que son tan empalagosas en este tipo de películas, como la muy trillada amistad entre el amo y el esclavo; pero, sin embargo eso no le quita lo que hay detrás  y sobre todo la idea oscura del director de mostrar aquellos parajes perdidos en donde Los romanos jamás quisieron penetrar, como fue el caso del norte de Britania del año 140 d.C. La fotografía es excelente, quizás lo más rescatable,  como también los intérpretes, destacando al todopoderoso Donald Sutherland y hasta al protagonista,  Channing Tatum (que sólo se le había visto en películas tan cursis y odiosas, como “Dear john” o “Step up).

En definitiva una película para entretenerse y olvidar, lejos de ser algo tan vivo y épico como cualquier de sus antecesoras, incluso la sobrevalorada “Gladiator” de Ridley Scott. **

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