Luz del Rayo Cano 

Por fin se fue Carlos Palafox Galeana del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial del Estado. 

Yo debiera estar loca de contenta,  Palafox no le podrá hacer más daño al tercero de los poderes del Estado. 

Empero, no es así. Es una victoria con sabor agridulce sin lugar a dudas. Me explico: 

Para empezar Palafox se fue sin irse.

Efectivamente, renunció (o más bien lo renunciaron) como Presidente del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial del Estado pero no renunció a su magistratura. 

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Por dignidad debiera haberse ido del todo del Poder Judicial, pero no fue así.

Decenas de trabajadores judiciales no cobran desde hace más de ocho meses por su culpa, y él muy tranquilo disfrutando de sus más de cien mil pesos mensuales sentado en su elegante despacho en una Sala del Tribunal sin hacer absolutamente nada, ya que sus proyectistas harán todo el trabajo. 

Y ese cargo no se lo ganó por carrera judicial ni por servicios jurídicos eméritos al Estado sino por dedazo del difunto Gobernador Barbosa, de donde vino la bárbara idea de separar el Consejo de la Judicatura del Tribunal Superior de Justicia generando el caos administrativo que hoy por hoy adolece la Judicatura Poblana. 

Aparte de que no renunció, Palafox deja a su gente en puestos clave de la estructura Judicial: a su amiga cercana Fernanda Huesca en la Secretaría Técnica del Consejo de la Judicatura; a Cristhiane Tabe Morales en la Secretaría de Administración; al del órgano interno de control que también es su íntimo al igual que el de Protección Civil del Poder Judicial. 

Y qué decir de la encargada del despacho de la Defensoria Pública Dulce María García Chavez quien denosta, humilla y vilipendia a los defensores públicos sin que nadie le diga nada; al igual que Kira Ciofago Lagos, a la sazón, Directora del Centro de Convivencia Familiar, una mujer déspota, grosera y prepotente con quienes tienen la desgracia de trabajar para ella, y que se sentía intocable por haber conocido a Palafox tiempo atrás en la Universidad de las Américas, en donde era catedrática de tiempo completo . 

Además, la magistrada Araceli Cabido Vaillard, la nueva presidenta del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial (de trayectoria en el Estado de Veracruz, sin carrera judicial y desconocedora absoluta de la Judicatura Poblana) tendrá la misión de poner orden en la estructura judicial. ¿Pero cómo lo va a hacer si nunca en su vida ha manejado un solo peso de presupuesto? ¿Cómo lo va a hacer si no tiene idea de lo que es la administración pública y si desconoce a los jueces y magistrados que la integran? ¿Sabe, por ejemplo, que existe una red de jueces y litigantes llamada “los infiltrados” quienes son liderados por un magistrado de bigote abundante y una fama pública digamos cuestionable? ¿Sabrá que en ese grupo digital se filtra información de primera mano de lo que acontece en el Poder Judicial y que su líder es protegido por Ardelio Vargas? Sinceramente lo dudo. 

Y puntualizo: me da mucho gusto que sea una mujer quien encabece el poder judicial poblano, pero debieron escoger a una mujer conocedora del teje y maneje judicial, y con el conocimiento de quienes son los grupos internos que tienen el control de facto del mismo, para tenerlos aplacados . 

¿Qué va a pasar ahora con las justas protestas de los trabajadores judiciales? ¿Se apagarán de la noche a la mañana con el cambio? No lo creo. Esa llama una vez encendida no se extingue, así que veremos de nuevo a empleados gritándole en su puerta a la nueva presidenta. 

Y de lealtades ni hablamos, Araceli Cabido fue nombrada por el difunto gobernador Barbosa y actualmente se dice que es protegida de la viuda. Así que la lealtad a doble S no está garantizada y menos aún cuando este deje el poder. 

De la magistrada Belinda Aguilar como Presidenta del Tribunal Superior de Justicia en sustitución de Margarita Gayosso no hay mucho que decir. Fue nombrada por Moreno Valle. Es esposa de Vicente Gil Luna. Tiene a su yerno trabajando con ella en un claro acto de nepotismo. En fin, lo bueno es que ella tiene tanto poder como presidenta del Tribunal como un bebé recién nacido, ya que el verdadero poder lo tiene la titular del Consejo de la Judicatura. Veremos qué hace con el mismo y si lo utiliza para quedar bien con los dos grupos en pugna al interior de la Judicatura o para servir al poder judicial garantizando un salario digno a sus subordinados y proveyendo a todos los juzgados de la entidad de agua potable, internet, equipo de cómputo, impresoras e instalaciones apropiadas.