Lado B
La resistencia de la medicina tradicional en Puebla
Los Módulos de Medicina Tradicional en el estado de Puebla, que hace años se presumían como un modelo único a nivel nacional, han caído en el abandono de las autoridades: pese a ellos, las y los terapeutas resisten para preservar la sabiduría de la medicina milenaria
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
07 de noviembre, 2022
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Tere sale de la clínica por una angosta puerta y llega a un patio donde hay una cocina construida al aire libre, al lado de un temazcal. Ahí, con sus otras compañeras terapeutas, calientan la comida, se pasan platos, tortillas y comparten como cada día los alimentos que todas llevan. 

Entre la plática, cuentan su día y esperan unas horas más por si aparece alguna persona que quiera sus servicios en el Módulo de Medicina Tradicional: una limpia, una sobada, o curar el susto. Por cada consulta cobran 50 pesos, que no recibirán sino hasta dos o tres meses después, cuando llegue un sobre con el pago acumulado por no más de 2 mil pesos.

Así como ellas, en todo el estado de Puebla hay 223 personas que atienden en este tipo de Módulos y forman parte de un programa que arrancó en 2002, hace ya 20 años, que originalmente buscaba reforzar la medicina tradicional, capacitar a terapeutas y mantener los conocimientos ancestrales. 

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Pero la realidad en 2022 es otra completamente: el programa pareciera que está abandonado, las  terapeutas prácticamente no ganan nada por las consultas, no hay insumos ni recursos, ha habido denuncias de acoso laboral en algunos Módulos, y el gobierno no tiene información actualizada pública disponible, ni manifiesta interés por esta iniciativa. 

Sin embargo, pese a todo esto en contra, en Cuetzalan y Ayotoxco, municipios ubicados en la sierra nororiental poblana, quienes poseen este conocimiento milenario insisten en no dejarlo morir.

En Ayotoxco, una familia

Foto: LADO B

El promedio de edad de las 223 personas que consultan en los 15 Módulos de Medicina Tradicional, ubicados en las 9 regiones en que se divide el estado de Puebla, es de 64 años. Hay quienes llevan ya 20 años colaborando en esos espacios, desde su creación. Las más jóvenes, las menos, tienen más de 45 años, y más de la tercera parte son mujeres; hay sólo 56 hombres.

Los módulos de Cuetzalan y Ayotoxco estuvieron entre los primeros cinco en crearse cuando se inició el programa, junto con los de Coxcatlán, Huehuetla y Tulcingo del Valle.

Sentadas en la parte de afuera de una casa en Ayotoxco, Tere, Chely, Celia, Bertha, Joaquín, Lety y otras compañeras cuentan que a veces los sobres sólo traen 700 pesos de pago por dos meses de trabajo.

El sistema de los Módulos establece que las terapeutas reciben una cuota de 50 pesos por su servicio y en teoría también se les paga cien pesos por remedios herbolarios y/o faenas. La misma Secretaría de Salud estatal informó que “no hay un monto fijo de apoyo económico por terapeuta, ya que depende del número de usuarios que acuden por estos servicios a los módulos o a las jornadas.” 

El flujo de trabajo funciona así: las personas que dan terapia se reparten los días para ir al Módulo, dependiendo de lo que hagan, ya sean hueseras, curanderas o parteras. Esto, para que no se encimen y todas puedan tener pacientes; es decir, para que no consulten el mismo día dos parteras o dos hueseras, sino que al menos haya una terapeuta de cada especialidad. Dependiendo del número de atenciones que den, el dinero se junta y la paga les llega cada dos o tres meses, y el monto puede ser muy variado dependiendo de cuánta gente llegue.

El programa también limita a que tengan máximo 17 atenciones por día y/o 25 durante las jornadas de salud: tomando en cuenta que nadie va diario, sino que se distribuyen los días para que todas puedan tener consultas, y van aproximadamente dos días a la semana, lo máximo que podrían ganar son 1700 pesos a la semana, o sea 6800 al mes por atender la salud de decenas de personas en comunidades indígenas.

medicina tradicional

Foto: LADO B

Celia explica que realmente es muy poco lo que ganan: “De donde nos pagan, que es de la Secretaría de la Secretaría de Salud, han de decir pues estas ganan bien, porque hay veces que unas ganas 8 o 7 mil pesos, y han de decir están ganando muy bien. Pero si hiciera uno cuentas de que, por ejemplo, saqué 8 mil pesos en dos, tres meses: le vamos a descontar el pasaje, la comida y las pomadas que compramos para dar las atenciones de nuestros pacientes. Entonces, si le desglosan (…), ¿entonces con cuánto nos venimos quedando, verdad? Y muchos allá quizás en la Secretaría piensan [que] esas ganan más que las enfermeras, pero si se pusieran a pensar que nosotras no tenemos un salario, para empezar nosotras si nos enfermamos, no tenemos un seguro, no tenemos ni un seguro”.

Bajo estas condiciones, las terapeutas del módulo de Ayotoxco han construido prácticamente una familia que se acompaña y se apoya incluso económicamente. 

Para algunas, llegar al módulo implica una inversión de tiempo y dinero, porque desde sus casas hasta la clínica es más de una hora de distancia, y en transporte público puede gastar alrededor de 60 pesos diarios. Y con las pocas consultas y espacios, a veces no sólo no ganan sino que hasta pierden por dar las atenciones en el espacio a cargo de la Secretaría de Salud.

Antes, dicen, en los módulos se daban capacitaciones a terapeutas y personal en  temas de herbolaria y medicina tradicional, se hacían salidas a comunidades para la promoción y difusión del programa, se realizaba investigación y las autoridades las apoyaban con despensas, pero en 2011 empezó el abandono. Es decir, ocho años después de haber iniciado un programa que en su momento se anunció como único y vanguardista.

El 23 de octubre de 2015, la entonces Secretaría de Salud del Estado de Puebla (SSEP) anunciaba en el marco del Día Mundial de la Medicina Tradicional que la entidad era un modelo a nivel nacional para la atención con medicina ancestral, y que el gobierno continuaría impulsando estos espacios, pero para entonces, de acuerdo con al menos nueve terapeutas entrevistadas por este medio, ya no había apoyos ni interés de parte del gobierno. 

Las reglas de operación del Programa Estatal de Medicina Tradicional, las cuales no se pueden consultar en línea, establecen que cada Módulo debe estar integrado por tres áreas: enlace comunitario, estadística y atención. Cada una tiene funciones como capacitar, supervisar, difundir, e incluso debe haber una persona que traduzca. Pero al menos en Cuetzalan y Ayotoxco eso no se cumple y, según las propias terapeutas, desde hace años. El programa se sostiene prácticamente por su voluntad, y el amor a no perder el conocimiento milenario.

Cuetzalan

medicina tradicional puebla

El bebé tiene apenas dos semanas. Es muy pequeño, mucho, y reposa en los brazos de su madre mientras su papá, sus tías y su abuela comen, rodeándolo y mirándolo con amor. Doña Mica, que parece que tiene la edad de la montaña, lo ve con el mismo amor, como si fuera suyo. Es porque ella lo trajo a este mundo, sin anestesia, sin hospitales, sin medicinas.

Doña Mica lleva más de 40 años siendo partera, acompañando a mujeres durante el embarazo y parto, no sólo en sus casas sino también en el Módulo de Medicina Tradicional del municipio de Cuetzalan. Este bebé no fue atendido ahí, sino en casa particular: el módulo en Cuetzalan está cada vez más abandonado, y día a día se complica para las terapeutas ir, consultar y compartir el conocimiento ancestral.
Yolanda, hija de Mica, cuenta sentada junto a su mamá que quienes tienen más pacientes son las que soban, es lo más común, y también los hueseros. Las parteras no siempre, porque depende del número de mujeres embarazadas. 

Muchas terapeutas en Cuetzalan han dejado de ir al Módulo, o van sólo 1 día a la semana. Algunas viven muy lejos, a más de una hora en transporte público, y su avanzada edad hace que sea difícil trasladarse. El espacio físico que está en el Hospital de Cuetzalan es bastante grande, pero se ve muy abandonado: los muros despintándose, las imágenes descoloridas por el sol, el temazcal completamente vacío.

Lo que todas las terapeutas comparten es que los Módulos seguirán existiendo, y que ellas seguirán yendo a atender. El conocimiento tradicional se ha mantenido vivo y se sigue compartiendo entre generaciones: varias ya le están enseñando a sus hijas e incluso una a su nieto, tanto a cuidar el embarazo y acompañar partos naturales hasta a preparar pomadas, usar las hierbas, curar el susto, el empacho y sobar.

No importa dónde lo hagan, lo que más les importa es que toda esa sabiduría se preserve y se comparta.

 

*Foto de portada: LADO B

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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