Lado B
La primera década de Radio Tsinaka
El 18 de noviembre Radio Tsinaka, emisora comunitaria de San Miguel Tzinacapan, Cuetzalan, en la Sierra Nororiental de Puebla, cumplió 10 años de existir, resistir y crecer de la mano de la comunidad
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
29 de noviembre, 2022
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Entre baile, música, las mañanitas y aplausos, huapango, alegría, un documental y muchos abrazos, Radio Tsinaka, la radio comunitaria de San Miguel Tzinacapan, en Cuetzalan, cumplió diez años. Al recordar una década de trabajo, Nacho, uno de sus integrantes, mira hacia el techo como buscando un recuerdo y lo encuentra: hace casi siete años en un taller les dijeron que cuando cumplieran diez de existencia verían cuánto han avanzado. Y esa profecía se cumplió.

El viernes 18 de noviembre fue el día que la radio llegó a su décimo cumpleaños, justamente cuando hay diez personas de planta en el equipo, la mayoría mujeres. Ese día la fiesta llegó al pueblo: en el auditorio de San Miguel, a unos 20 minutos en coche desde el centro de Cuetzalan, desde la una de la tarde hay gente llegando sin parar. Todo el día hay comida y un desfile de personas y músicos, que tocan y cantan las mañanitas en náhuatl y en español: hay cumbia, huapango, ranchera, mucho baile, mucho festejo y muchas sonrisas. Diez años son el comienzo de una vida para la radio comunitaria.

Radio Tsinaka

Foto: Emilio Coca

Saraí Rivadeneyra, Ignacio Contreras, Patricia Emiliano, Gabriela Vazquez, Juan Gabriel Arrieta, Ana Laura Salgado, Antonia de los Santos, Rosa Santiago, Maribel Vázquez y Yeyetzin Moreno son quienes actualmente están en la radio, aunque son muchas más personas las que han sido parte del proyecto. Entre talleristas, colaboradoras, pero sobre todo quienes la escuchan, que constantemente hablan, escriben y alzan la voz para seguir construyendo una radio viva.

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“Me acuerdo muy bien, que cuando iniciamos con las personas que produjeron todo ese acompañamiento, a los dos tres años, decían que falta mucho por aprender. El día que cumplan 10 años van a ver que sí han caminado mucho, van a ver ese día por qué no es una radio importante y creo que ahora que ya tenemos estos 10 años tal cual, pues vemos, no, que es importante, no la radio y en cierta forma creo que ha sido como nuestra casa de estudios”, cuenta Nacho, uno de los locutores.

La radio es esencialmente bilingüe, en náhuatl y español, pero ahora también está incorporando el tutunaku a su programación, para que todas las personas que habitan la comunidad se sientan representadas.

Maribel Vázquez empezó a escuchar la radio por su abuelo, hace varios años, y desde hace tres se integró de lleno al equipo. Le llamaba la atención que fuera en náhuatl, que tuviera una programación diferente, que hablara de lo que pasa en y desde la comunidad.

Creo que desde un principio cuando me integré, me encantó. Yo lo empecé a escuchar por parte de mi abuelo, que ya falleció y me llamó mucho la atención esto de que hablaran en la lengua, de muchas cosas como las tradiciones y costumbres de la comunidad; antes sólo era de San Miguel, aquí de la de la junta auxiliar y después se fue más allá. Ahorita andamos con otros proyectos, donde incluimos ya a las personas que nos escuchan en la zona totonaca.”

El proceso de la radio comunitaria no ha sido sólo de integración con el pueblo, sino también un descubrimiento personal de cada una de las personas que han participado en ella. Como el caso de Ana, para quien el micrófono y el equipo de Radio Tsinaka ha sido ese cobijo para ayudarla a saber quién es.

Y es que la comunicación popular no se trata sólo de un proceso individual, sino que es en esencia una transformación a nivel comunidad, una resignificación del lugar donde se habita, del territorio. El pensamiento lo comparte también Nacho, quien dice que en todos estos años aprenden tanto de lo interno como de lo externo, de la comunidad, de las abuelas y abuelos que les han enseñado cómo cuidar el territorio, cómo no perder la lengua, cómo preservar la cultura.

“Desde que la radio llegó a mí, yo llegué a ella, este proceso que fue hace como seis años y

para mí ha sido eso, descubrir mi mismo territorio, descubrirme a mí misma, en esta cuestión de poder expresarme. Poder ser yo misma, como Ana. tener esa esa confianza, de poder decir mi palabra. Iniciar en la radio para mí había sido complicado, justo enfrentarme al micrófono, a una grabadora, y con el paso del tiempo siento que sí fui descubriendo mucho de mí.”

Radio Tsinaka es, dicen las locutoras, una casa, una familia. “Llegas acá y te encuentras a los compañeros, a las compañeras y a veces como que tienes tus propios problemas personales, pero aquí llega un momento en que se te olvida todo. Lo que siempre decimos es dejar los problemas afuera, llegar acá a hablarle a la gente porque no sabemos qué situaciones están pasando. Y la radio igual debe ser como ese medio donde tú te puedas apoyar, puedas divertirte puedas escuchar cosas que te alegren, no tiene caso que vengas y estés como enojado triste porque la gente lo nota.”

En esta primera década, aunque la radio se ha transformado, no ha sido fácil. Maribel cuenta:

“La verdad sí hemos enfrentado muchos retos. A veces, como que sentimos que ya no podemos, pero buscamos fuerzas donde salgan, y seguimos en esta cuestión de que como somos una radio comunitaria no tenemos concesión ni patrocinios. Diariamente es estar pensando de dónde vamos a sacar para el pago de este mes de la luz, del internet o de cualquier aparato que se descompone. Entonces, a veces como que ahí nos detenemos un poco, pero siempre creo que todas y todos sabemos que este proyecto nos está fortaleciendo y entonces le echamos todos los kilos para poder sacarlo adelante”.

Finalmente lo que hace que la radio esté viva, que haya resistido todos estos años, es la gente que la escucha. “Está moviendo cosas, la gente está atenta de lo que decimos. También justo cuando hablamos de temas como la violencia que vivimos las mujeres, hay personas que nos escriben”, dice Ana. 

“Una vez una llegó una señora y me dijo es que yo estuve en la cama, estaba yo enferma estuve dos años, pero en esos dos años todos los días prendía la radio, me gustaba escucharlos durante ese proceso de enfermedad, ustedes fueron como mi mi ánimo, me dieron ánimos para seguir adelante y ahorita vine a visitarlos y agradecerles. Entonces, pues eso también te llena, no es algo económico, no es algo que te estén dando así como monetariamente, pero es algo que satisface escuchar esas palabras, y hemos visto que la gente se está apropiando de la radio”.

En Tsinaka no sólo se habla de las cosas bonitas de la vida comunitaria, sino que la emisora aborda también temas complejos como defensa del territorio y violencia de género. Con el paso de los años han ido haciendo más producciones, reportajes e investigaciones, y ahora incluso una radionovela llamada “Nanaj Quela” que aborda la vida en el pueblo y la gastronomía local. 

Radio Tsinaka

Foto: Emilio Coca

Aunque no saben exactamente qué sigue paso a paso para la radio, es un hecho que el deseo es que siga, que crezca, y que cada vez sea una parte más profunda de la gente de San Miguel y de Cuetzalan.

“Queremos que este proyecto siga, que se integren más personas, no solamente de nosotros, que digan que estamos acá platicándoles o hablándoles, sino que también las personas vengan y tomen los micrófonos y hagan suya está radio”.

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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