Sábado 21 de agosto
A las 12 de la noche el huracán Grace comenzó a sentirse en San Miguel Tzinacapan. El aire sonaba acompañado de poca lluvia, inmediatamente se fue la luz. Entre la 1 y las 4 de la mañana se vivió con mayor intensidad. Las láminas de los techos empezaron a volar, a caer sobre otras casas, Los árboles se desramaron y algunos cayeron. Se fue la señal del internet. Las casas se inundaron, la ropa se mojó, las ventanas se abrieron. Algunas familias tuvieron que salir en medio de la noche. La lluvia y el viento a refugiarse con algún familiar o vecino. Algunas estaban muy lejos para hacerlo y se protegieron debajo de la mesa. Nadie durmió.
A las 8 de la mañana la gente salió y empezó a buscar las láminas, a sacar el agua de las casas. Algunas láminas ya se las habían llevado otras personas y otras estaban dobladas o destruídas; tampoco había agua potable pues los árboles del monte cayeron sobre la tubería y el sistema quedó bloqueado. Somñolientos, comenzamos a reparar algunos techos, encontrando que la lámina había subido de precio.
A partir de ese momento y durante los próximos días la dinámica cambió: juntar agua de la lluvia o acarrearla de la pila, hacer largas filas para el molino y la tortillería que funcionan con planta de luz o bien martajar el nixtamal en molino o metate para alimentarnos.
Domingo 22 de agosto
Seguimos sin energía eléctrica ni agua potable. En medio de la reconstrucción de casas, techos, levantamiento de árboles y el corte de la pimienta que tiró el huracán, nos atrevimos a ensayar algunas danzas para la fiesta, Repetimos: no hay agua potable y estamos en medio de una pandemia. Afortunadamente llovió de nuevo y logramos almacenar agua para la limpieza.
Lunes 23 de agosto
Tzinacapan amaneció otro día más sin energía eléctrica ni agua potable. Al parecer es toda la región, pues no se escucha ni una sola estación de radio de las que a diario llegan de Poza Rica y Tuxpan.
La vida sigue entre limpiar pimienta, recoger plátanos maduros que tiró el huracán y levantar plantas de café con frutos verdes. Las ardillas y pájaros se acercan a comer guayabas y plátanos tirados. Y nos preguntamos, ¿qué comerán después?
Por la noche llegó la luz y señal de celular a Cuetzalan. Algunas personas que trabajan allá pudieron tener comunicación por el celular este medio, pero la mayoría de las personas no tienen trabajo.
Volvió a llover y las cubetas, tambos, tamaleras y arroceras se llenaron de agua.
Martes 24 de agosto
Tzinacapan continúa sin energía eléctrica ni agua potable. Comenzaron las faenas en el monte, y en el andar no se reconocen los caminos, pues hay árboles enormes derrumbados. Se sigue martajando el nixtamal o haciendo larga fila en la tortillería o molino de planta de luz, cuyo precio es un poco más alto. Algunas mujeres van al río a lavar ropa.
El día de hoy no llovió.
Miércoles 25 de agosto
Aún no amanece y en la pila de agua ya hay decenas de personas acarreando líquido para bañarse. Incluso lavan ahí su roja en los lavaderos construidos hace unos años. Toda la mañana se fue entre ir y venir de la pila con garrafones, galones, parihuelas, mecapales y hasta botellas con agua.
A la faena de agua fueron más de 100 hombres y lograron conectar los tubos más grandes, pero aún no se restablece todo el sistema.
Seguimos sin luz y ya en Jonotla hay energía eléctrica, por lo que la señal de celular de allá llega al barrio de Tatempan.
Nuevamente llovió un poco.
Jueves 26 de agosto
Los postes de luz derrumbados en Chilkouta siguen en el piso. Los electricistas de la CFE suben y bajan de todas las comunidades pero aún no reparan la nuestra. Las escuelas comienzan a anunciar sus faenas, sus reuniones, su necesidad de organizarse para volver a clases en medio de una pandemia y un huracán. Usan el perifoneo como medio de comunicación. Los otros comités de agua comienzan a organizarse para reparar su sistema.
Por la tarde, el agua potable llega a las casas de Tzinacapan. Llegó mucho antes que los faeneros que la arreglaron en el monte. Pero aún falta mucho por reconstruir y las faenas seguirán; a la par se hace una cooperación para comprar material que hace falta.
Viernes 27 de agosto
Quienes han ido a Cuetzalan a cargar el celular y a captar un poco de señal se enteran que se avecina otro ciclón el fin de semana. Algunas casas ya tienen techo, otras siguen a cielo abierto.
Desde donde estés se escuchan hachas y sierras cortando árboles, las plantas de luz de la tortillería y el molino de nixtamal.
Comienzan enfermedades bacterianas, virales, hongos, consecuencias de habernos venteado y asustado. Además, el covid se sigue metiendo en nuestra vida diaria. Las escuelas regresarán a clases presenciales el lunes, otras han decidido seguir a distancia, pero aún no hay luz.
Foto: Fundación Cáritas de Puebla
EL PEPO