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Bosques más vulnerables a plagas: el efecto del cambio climático en México
Las recurrentes e intensas sequías están dejando árboles débiles e indefensos ante plagas como los insectos descortezadores o defoliadores. Hasta noviembre de 2021, la superficie afectada llegó hasta las casi 48 mil hectáreas
Por Mongabay Latam @
20 de enero, 2022
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“Es como si llevaran a enterrar el cuerpo de un difunto joven. Es algo muy triste”, dice el ejidatario José Sotero López, mientras dos hombres fumigan y cortan un árbol aniquilado por el ataque de pequeños escarabajos descortezadores; en un hoyo cavado en la tierra, entierran la corteza de lo que hasta hace unos minutos fue un pino. Así tratan de evitar que los insectos, que aún podrían estar vivos, ataquen otras zonas de este bosque que cuidan los habitantes del ejido La Estancia, en el estado de Hidalgo.

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Los culpables de que miles de árboles mueran a destiempo son las plagas fortalecidas por los efectos del cambio climático. Las sequías cada vez más recurrentes e intensas debilitan a los árboles y éstos no pueden defenderse de insectos como los escarabajos descortezadores que, además, proliferan con temperaturas más altas.

Las principales plagas que afectan los bosques de México son, en orden de importancia, los escarabajos descortezadores, los gusanos defoliadores y las plantas parásitas, como los muérdagos.

Los datos más actualizados del Reporte Nacional de Plagas Forestales, de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), muestran que a lo largo del 2021 y hasta el pasado 30 de noviembre, la superficie afectada por plagas en el país era de, por lo menos, 47 926 hectáreas, lo que equivale a poco más de 70 veces el área que ocupa el Bosque de Chapultepec. Los estados con más problemas son Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Hidalgo y Jalisco.

En los últimos dos años, ha ido en aumento la superficie forestal impactada por las plagas: en 2019 fueron 45 774 hectáreas y para 2020 se alcanzaron las 47 807. Estas cifras corresponden sólo a las áreas notificadas por ejidos, comunidades o técnicos forestales; así que los números podrían ser mayores si se toman en cuenta aquellos bosques que no son resguardados por ninguna comunidad.

Más sequía, árboles más vulnerables

Pablo Irving Fragoso, subdirector de evaluación y monitoreo forestal de la Asociación de Silvicultores de la Región Forestal Pachuca-Tulancingo, en Hidalgo, a la que pertenece el ejido La Estancia, explica cómo ataca el escarabajo descortezador: la hembra perfora el tronco del árbol para hospedarse entre la corteza y la madera, ahí secreta una hormona para atraer a los machos, se aparea, pone los huevos y así empieza una nueva generación de escarabajos.

Cuando las larvas nacen se alimentan del tejido por donde pasan los nutrientes que requiere el árbol, por lo que éste termina muriendo, explica Erika Gómez, investigadora postdoctoral del Centro de Investigación en Geografía Ambiental de la UNAM, en Morelia, Michoacán.

 

Daño que provoca el escarabajo descortezador. Se mete entre la corteza y la madera, para alimentarse del tejido por donde pasan los nutrientes esenciales para el árbol. Foto: Andrea Vega

En el bosque del ejido La Estancia, donde hay árboles jóvenes que aún lucen troncos delgados y que se deberán talar por tener plaga, Ángel López Barrios, director técnico de la Asociación de Silvicultores de la Región Forestal Pachuca Tulancingo, muestra el daño que hace el insecto: en un tronco, ya sin corteza, se ven los caminitos que traza el escarabajo, un insecto negro de no más de un centímetro.

Los árboles sanos tienen mecanismos naturales para defenderse del ataque de estos insectos: secretan savia o resina que forman pelotitas y tapan los hoyos hechos por los intrusos. Los escarabajos quedan atrapados o son expulsados del tronco. Sin embargo, las recurrentes sequías provocan que los árboles sean más vulnerables a las plagas, porque no pueden secretar el líquido que les ayuda a defenderse.

“Los árboles se debilitan por la mayor temperatura y poca lluvia, pierden agua, cierran sus estomas (poros o aberturas del tejido epidérmico de las plantas) y no producen fotosíntesis”, explica Erika Gómez. Ahora, como hay menos frío, precisa la investigadora, estos escarabajos que han vivido siempre en el bosque, tienen más ciclos de reproducción, proliferan y matan a miles de árboles.

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*Foto de portada: Andrea Vega 

 

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Autor Lado B
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