Lado B
Nuevos papeles, mismo mecanismo
Por Roberto Alonso @rialonso
05 de octubre, 2021
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La historia se repite. Los perfiles persisten. El mecanismo se reproduce. Las fortunas prevalecen. Lo que cambia son las circunstancias, el contexto en el que se inserta la noticia, o bien, el ensanche de la historia, pues en estricto sentido es la misma: unos cuantos prominentes personajes de diversas esferas sociales —políticos, familiares de estos, empresarios, celebridades y líderes religiosos, en el caso mexicano— ocultan sus riquezas en sitios que les suponen beneficios fiscales a costa de una creciente desigualdad.

Lo lleva diciendo año con año Oxfam en sus informes anuales: los paraísos fiscales son muestra de un modelo de maximización de beneficios que esquiva la tributación y es fuente de desigualdad. Con datos de 2015, la elusión fiscal suponía una pérdida para los países en desarrollo de 100 mil millones de dólares anuales. De ahí que esta organización internacional insista en que una sociedad más justa pasa por acabar con estos paraísos, además de hacer escala en una política fiscal progresiva con la que paguen más impuestos quienes más ganancias tienen o heredan.

Los casi 12 millones de documentos filtrados y procesados por un equipo de más de 600 periodistas de 150 medios articulados en el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), “revelan cómo funciona un opaco sistema económico que beneficia a los ricos y bien conectados a expensas de todos los demás”.

“Esta filtración es como los Papeles de Panamá a lo bestia. Estos son los Papeles de Pandora, porque creo que vamos a abrir una caja sobre muchas cosas”, apunta Gerard Ryle, director del ICIJ. Los Papeles de Panamá que desembocaron en la caída de dos primeros ministros, provenían de una sola empresa offshore —Mossack Fonseca—; los Papeles de Pandora, en cambio, lo hacen de 14 empresas de este tipo —entidades financieras creadas y registradas en lugares distintos de aquellos donde viven sus beneficiarios— que corren la cortina y dejan al descubierto a 35 jefes y exjefes de Estado, y más de 330 políticos de alto rango de 91 países.

Como lo resume la pieza central del inicio de esta filtración en las páginas de la organización Quinto Elemento Lab, “muchos de los actores que podrían acabar con el sistema offshore —esos a quienes se dirige Oxfam cada año– son en realidad beneficiarios de sus servicios”. Queda claro el por qué de los oídos sordos.

A nivel global, el contexto es distinto pues cinco años y medio después de la filtración de los Papeles de Panamá, el mundo es atravesado por una pandemia que en su evolución y atención ha confirmado y profundizado las brechas de desigualdad entre los países y al interior de estos. Mientras personalidades del espectáculo, políticos y grandes empresarios esconden y protegen sus fortunas del escrutinio público y la obligación fiscal, millones mueren o padecen la crisis sanitaria y económica en condiciones de notoria vulnerabilidad, producto en buena medida de una institucionalidad fallida por captura.

Como lo ha resaltado Oxfam, la red mundial de paraísos fiscales que no se agota en islas paradisiacas y opera en todos los rincones del mundo, incluyendo los Estados Unidos y Europa, es una de las condiciones imperantes del neoliberalismo y la captura política por parte de las élites económicas. Donde le falta tino a Oxfam y los Papeles de Pandora aciertan es en ubicar a altos funcionarios políticos como parte ejecutora de la captura, no como víctimas del poder económico.

A nivel local, el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador se pronunció en 2016 a favor de una revisión por parte del SAT de las cuentas de los mexicanos salpicados por los Papeles de Panamá, entre ellos empresarios, contratistas y políticos, considerando que lo documentado en aquel entonces se trataba de un escándalo internacional. Casi seis años después, los Papeles de Pandora involucran a personajes de su proyecto político y su reacción inicial parece ser la de minimizar los hechos.

“Ayer se dio a conocer una lista de los que sacan dinero para guardarlo en el extranjero, una lista grande, y hay de todo. Bueno, decirles a los jóvenes: desgraciadamente no es novedad, los que tienen ahora 20 años no habían nacido cuando ya se había dado a conocer que el hermano del presidente Salinas, Raúl Salinas de Gortari, había sacado del país 100 millones de dólares utilizando un banco famosísimo, el segundo banco más importante de Estados Unidos”, comentó López Obrador motu proprio, sin pregunta de por medio.

Si bien sobresalen de la lista su ex consejero jurídico, Julio Scherer Ibarra, su actual secretario de Comunicaciones y Transportes, Jorge Arganis Díaz Leal, e indirectamente el director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz, no se alcanza a vislumbrar una trama alrededor de este gobierno, sus contratistas y la recurrencia a estas prácticas. La realidad rebasa a la 4T pues son más de tres mil los clientes mexicanos que aparecen en los archivos filtrados de empresas de papel y sociedades secretas. Con todo, de un presidente que se ha colocado del bando de la economía moral se esperaría una condena enérgica y contundente.

La activación de las autoridades mexicanas es plausible pero insuficiente. Es una buena noticia que la Unidad de Inteligencia Financiera haya empezado ya sus investigaciones, no obstante, el ánfora destapada es apenas una lucha de la cruzada global que ha de orientarse a desmontar un sistema económico rampante. No son los nombres por sí mismos sino lo que estos revelan, la sustancia de este nuevo capítulo.

*Foto de portada:  Grabowska | Pexels

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Autor Lado B
Roberto Alonso
Coordinador de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Iberoamericana Puebla y del Observatorio de Participación Social y Calidad Democrática.
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