Lado B
Al rescate del agave endémico poblano
El boom del mezcal ha hecho que ciertas especies de agave mezcalero peligren; en Puebla, estado que ya tiene la denominación de origen para producir la bebida alcohólica, hay una iniciativa para replantear la manera de sembrar los agaves y conservarlos
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
22 de julio, 2021
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Rosana sortea los surcos de lodo hasta llegar a un enorme agave en la esquina del predio a orillas de la carretera que conecta a Puebla con Tecali de Herrera: es un agave potatorum, especie de la que se saca el famoso mezcal tobalá o papalome, que también se produce en Puebla. Aunque la existencia de las especies silvestres del tobalá se ha visto en peligro por el boom mezcalero, hay quienes trabajan para su rescate, como Rosana Estrada, bióloga de la asociación Niyoli, dedicada al manejo sostenible de los recursos naturales.

Viernes

Desde 2015 la entidad cuenta con la denominación de origen de la bebida ancestral, y el aumento de la demanda de la bebida hizo que los agaves cultivados para el mezcal se acabaran, y por eso se tuvieran que usar agaves silvestres (estos crecen de manera natural, es decir, no se reproducen por humanos con el propósito de crear mezcal) para completar la producción, lo cual les puso en peligro. Pero esto tiene solución.

En un predio particular en la región de la Sierra del Tenzo, del lado cercano a la presa de Valsequillo, a media hora en auto de la mancha urbana de Puebla, Rosana y sus compañeros han empezado a trabajar en una forma distinta de sembrar los agaves.

Lo que Niyoli hace es asesorar a productores para que preserven las semillas y reproduzcan los agaves; también enseñan técnicas de siembra para evitar la erosión de la tierra e implementar un manejo agroforestal integral (tanto de la siembra como de las especies maderables existentes) para cuidar los maderables con los que se cuecen las piñas del maguey.

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La bióloga explicó a LADO B que la mayoría de especies de agave se reproducen mediante hijuelos, es decir, plántulas (plantas es sus primeros estadíos de desarrollo, coloquialmente conocidas como “piecitos”) que produce la planta central y crecen a su alrededor. 

Foto: Olga Valeria Hernández

Pocas son las que se reproducen por semilla: éstas crecen un quiote (un tronco alargado y delgado) desde el centro del maguey, y ahí, dentro de una suerte de vainas, están las semillas que caen a la tierra. 

Sin embargo, comúnmente, para hacer el mezcal, este quiote se corta al ras, es decir, se capa a la planta para que concentre todo en la piña en medio del agave, y por eso se impide su reproducción.

La propuesta de Rosana y su equipo (que plantean en las asambleas de los núcleos agrarios en ejidos y comunidades) es primero hacer áreas de conservación dentro de los lugares donde se siembra el mezcal. 

La preservación se enfoca, sobre todo, en las especies de difícil regeneración, las que se reproducen por semilla y no por hijuelos. Hay un trabajo constante para seleccionar las semillas que serán reproducidas: se toman en cuenta las variables de la forma de la planta, como altura, diámetro, y la cantidad de grados brix, que mide el contenido de azúcar en la planta.

“Esto lo hacemos para hacer una mejor selección y en individuos que ya tienen una edad, una madurez fisiológica suficiente, que quiere decir que ya están listos para producir su su flor”, dijo.

Otra de las cosas que se hacen es sembrar no de manera vertical cuesta abajo, como va el monte, sino horizontal, para así evitar los deslaves y la erosión del suelo, ayudando a la retención de agua y a la solidez de la tierra.

Foto: Olga Valeria Hernández

También en el predio donde Rosana está trabajando, por ejemplo, se han respetado los árboles que ya estaban sembrados, planteando un sistema agroforestal. Esto significa que se conjunta la parte agrícola (en este caso la siembra del agave mezcalero) con la parte forestal (la conservación de las especies de árboles que ya existen en el terreno), y así se logra retener más agua.

La organización desde la sociedad

Puebla ahora es el segundo estado con mayor producción de mezcal a nivel nacional, lo que significa que cada vez se necesitan más y más agaves, y más gente se está sumando a este negocio.

Como respuesta a una demanda más amplia, las iniciativas del rescate de variedades de agaves endémicos (es decir, que son originarios de la entidad y sólo existen aquí) y silvestres, han surgido de los productores y personas dedicadas al campo.

Foto: Olga Valeria Hernández

Entre las organizaciones que existen en el estado está la Unión poblana de hombres y mujeres del mezcal maguey A.C., presidida actualmente por Luciano Arriaga. Sus integrantes se han dedicado también a recolectar y preservar semillas, y a capacitarse para el manejo sostenible de los cultivos de agave.

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En entrevista para LADO B, Arriaga dijo que hay más organizaciones que agrupan a productores, y que están tratando de hacer frente a la problemática para rescatar los magueyes mezcaleros. 

El panorama es preocupante, pero no desalentador. Si bien la demanda de mezcal (no sólo poblano) ha sobrepasado la producción y la cantidad de agaves sembrados, ha habido respuesta de los productores.

Por ejemplo, dentro de la Unión tienen un plan estratégico para la preservación y reproducción de los agaves silvestres y endémicos. Luciano dijo que han visto cómo en muchos municipios los cultivadores están haciendo recolección de semillas. 

“La intención es hacer una recolección sana, (…) de manera no depredadora; que podamos prevalecer las especies endémicas de Puebla, de manera responsable; no verlo nada más como un tema de negocio, verlo como un tema ecológico”, comentó.

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Otras especies endémicas de agaves mezcaleros son el Agave rhodacantha, o maguey mexicano y el Agave Karwinskii; Luciano mencionó que hasta ahora han documentado alrededor de 18 en todo Puebla.

“Hemos encontrado diferentes especies en zonas donde no habían sido localizadas y lo principal es prevalecer en el tema de selección, que nos puedan aportar la mayor cantidad de semillas”.

Actualmente el gobierno del estado empezó a trabajar en una ley para la preservación del agave mezcalero en Puebla, y si bien aún falta un largo camino, las personas dedicadas a esta bebida ancestral están adelantándose para rescatar el agave.

*Foto de portada: Olga Valeria Hernández

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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