Adeline Marcos
Plantas y aves migratorias, sobre todo las frugívoras que se nutren de frutos carnosos, mantienen una relación de mutuo beneficio. Mientras que los vegetales alimentan con su pulpa a los pájaros, estos últimos diseminan sus semillas allí donde viajan y donde las plantas nunca llegarían por sí solas.
La mayoría de especies vegetales de Europa que se dispersan por aves migratorias lo hace cuando estas migran hacia latitudes más cálidas en el sur, lo que es contraproducente por el cambio climático.
“Cuando no están en migración, estas aves suelen diseminar semillas a decenas o centenares de metros, es decir, a una escala local. Pero cuando están en migración, pueden dispersar semillas a decenas o incluso centenares de kilómetros”, explica a SINC Juan Pedro González-Varo, investigador en el departamento de Biología de la Universidad de Cádiz.
En un escenario de crisis climática, muchas especies de aves están desplazándose hacia latitudes más frías, hacia zonas con climas más apropiados para su supervivencia. Pero, en estos procesos de distribución y adaptación, las plantas dependen de la dispersión de semillas a larga distancia, que podría verse comprometida.
También puedes leer: Homo longi: el humano dragón. Nuestro nuevo ancestro, tal vez el más cercano
Así lo revela un nuevo estudio liderado por González-Varo y publicado en la revista Nature que ha contado con la participación de 18 investigadores pertenecientes a 13 centros de investigación europeos. Los resultados muestran que la mayoría de especies vegetales de Europa que se dispersan por aves migratorias lo hace principalmente cuando estas migran hacia latitudes más cálidas en el sur. Esto es contraproducente para adaptarse a los escenarios actuales de cambio climático.
Según varios estudios, la temperatura sobre la Tierra se está desplazando a velocidades que podrían superar los 100 km por década en determinadas regiones. “Esto quiere decir que las temperaturas que actualmente son características de un determinado sitio no las encontraremos allí dentro de diez años, sino a 100 km hacia latitudes más frías, hacia el norte en nuestro hemisferio”, recalca González-Varo.
Pero ¿cómo responderá las especies de plantas de bosques europeos a este rápido calentamiento global a través de la dispersión de semillas? “Si las semillas viajan hacia el sur, están yendo en la dirección equivocada en términos de adaptación al cambio climático”, comenta Beatriz Rumeu, segunda autora del estudio y también investigadora de la Universidad de Cádiz.
La gran mayoría (el 86 %) de las plantas son dispersadas por aves cuando migran hacia áreas más cálidas en otoño.
“Desde un punto de vista climático, la dispersión hacia el norte implica potencial [para las plantas] para llegar a latitudes más frías que pronto serán favorables debido al cambio climático. Al contrario, la dispersión hacia el sur implica potencial para ir a latitudes más cálidas que lo serán aún más en un futuro próximo”, subraya a SINC el científico.
La investigación demuestra que solo un tercio de las plantas de bosques europeos dispersadas por aves (el 35 %) tiene potencial de dispersión a larga distancia hacia el norte. “Es decir, dos tercios de las especies podrían estar limitadas en términos de dispersión”, matiza González-Varo. La gran mayoría (el 86 %) de las plantas son dispersadas por aves cuando migran hacia áreas más cálidas en otoño.
El trabajo muestra que las plantas que carecen de potencial de dispersión de semillas hacia el norte son aquellas que maduran sus frutos durante un corto periodo de tiempo entre el verano y el otoño; por ejemplo las madreselvas, los aros o muchas especies de cerezos silvestres.
“Al contrario, las plantas con mayor potencial de dispersión hacia latitudes más frías se caracterizan por tener una fructificación muy larga, como ocurre en enebros, lentiscos, mirtos, acebuches o acebos, o bien por tener una fructificación muy tardía, como ocurre en las hiedras”, detalla el investigador.
Continuar leyendo en Agencia SINC
*Foto de portada: Luis Ojembarrena