“El oficio del arqueólogo muchas veces radica en estudiar la mirada para identificar estructuras arqueológicas que, para otras personas, serían simples rocas”, comenta Diego Vásquez Monterroso, arqueólogo especializado en el estudio de la cultura maya, en Guatemala.
Precisamente, esta mirada especializada es la que lleva a los arqueólogos a identificar estructuras como si de piezas de un rompecabezas se tratara.
Así pues, a raíz del interés por investigar más a fondo sitios arqueológicos, sobre todo aquellos que presentan una alta fragmentación y deterioro de sus piezas, el departamento de egiptología de la Universidad KU Leuven (Bélgica) presentó el proyecto Puzzling Tombs, con el objetivo de reconstruir estos sitios a través de algoritmos computacionales.
El proyecto surge, concretamente, por el interés de recrear las tumbas de Dayr al-Barsha –sitio arqueológico ubicado a 200 kilómetros de El Cairo, Egipto y uno de los monumentos más importantes de la cultura Media egipcia–. Ya que, debido a constantes saqueos y a la explotación mineral de las rocas que el lugar alberga, se encuentran ahora prácticamente en ruinas.
Puzzliing Tombs consiste en el desarrollo de algoritmos para computadoras, de registro e integración de imágenes en 3D, para que, de forma semiautomática, las distintas piezas escaneadas se unan.
En el equipo de trabajo e investigación del proyecto, a cargo del egiptólogo Harco Willems, participan dos aspirantes a doctorado: un egiptólogo, Toon Sykora, y un ingeniero computacional, Roberto de Lima Hernández, originario de Amozoc, Puebla, maestro en Ciencias Computacionales por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (Inaoe), quien habló con LADO B.
De Lima Hernández mencionó que en las excavaciones a cargo de la Universidad KU Leuven en Dayr al-Barsha, aparte de descubrir artefactos de cerámica, herramientas e instrumentos, los arqueólogos, encontraron miles de bloques de piedra que podrían representar antiguos bloques arquitectónicos, los cuales parecieran unirse entre sí, como si fuera un rompecabezas.
Sin embargo, un problema al momento de reconstruir estos fragmentos manualmente –es decir, los bloques de piedra– es el tamaño de los mismos: “Estamos hablando de piezas que pesan toneladas. Aparte de eso, la concesión arqueológica que tiene la universidad KU Leuven para poder trabajar y estudiar todos los artefactos que ahí se encuentran sólo duró dos meses, y en ese tiempo no puedes mover todas las piedras manualmente”, dijo De Lima Hernández.
Ahora el proyecto se encuentra en la segunda parte de su desarrollo. Así pues, De Lima Hernández contó que Puzzling Tombs –solamente usado por la universidad KU Leuven por el momento– consta de dos fases. La primera consistió en digitalizar toda la información posible de los bloques de piedra, por medio de escáneres 3D, de lo cual se encargaron los arqueólogos. Posteriormente, la investigación se enfocará en el desarrollo de los algoritmos, es decir, la segunda fase.
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“Es en esta parte [la segunda] donde entra mi labor, pues yo me especializo en diseño de arquitectura por computadoras y sus aplicaciones en el área de visión por computadoras y en sistemas en tiempo real”.
Así, a través de Puzzle Tombs, se podrán encontrar uniones entre fragmentos y se podrán reconstruir sitios para saber cómo lucían hace miles de años.
“Esto puede ser aplicable en cualquier parte del mundo en donde haya dificultades para reconstruir un sitio arqueológico de manera manual, eso en lo macro. Pero, a escala más pequeña, puede ser utilizado para reconstruir artefactos rotos de cerámica y piedra, mediante sus fragmentos. Claro, siempre y cuando se tenga un registro en tercera dimensión de los fragmentos”. Esto es, que previamente se tengan escaneadas, de forma individual, cada pieza del “rompecabezas” que se quiera armar.
Se espera que, una vez finalizada la reconstrucción del sitio Dayr al-Barsha, se pueda compartir de forma abierta el desarrollo de los algoritmos necesario para unir las piezas arqueológicas.
Para el arqueólogo Diego Vásquez Monterroso, la labor de restauración de sitios arqueológicos es un constante, debido a que la geografía de muchos de los sitios arqueológicos imposibilita conservar las piezas.
“En Tikal, por ejemplo, cuando se comenzó a trabajar ahí en los años 50 y 60, se definió restaurar la mayor cantidad de edificios, pero no se puso mucha atención en que la piedra caliza, en contacto con la lluvia, se comienza a erosionar, lo cual dañó muchas de estas piezas”.
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En ese sentido, comenta Vásquez Monterroso, el uso de tecnologías como el escaneo en tercera dimensión y proyectos de restauración como Puzzling Tombs, podría facilitar el trabajo de los arqueólogos que estudian distintas civilizaciones utilizando restos materiales que, por su manipulación, se pueden deteriorar.
No obstante, menciona el arqueólogo, las tecnologías de escaneo 3D y, el posterior desarrollo de algoritmos como los de Puzzling Tombs, no son tan accesibles para todas las personas.
“La arqueología es una ciencia relativamente cara respecto a otras ramas científicas afines, como la antropología cultural. Por ejemplo, hace poco hice un cálculo para un proyecto que involucraba a unas 10 personas, tres meses de excavación y tres meses en laboratorio, y el costo de esta investigación era aproximadamente de $900 mil pesos [mexicanos]. Ya ni hablar de la implementación de estas tecnologías”.
Por eso mismo, comenta Vásquez Monterroso, parte del entrenamiento arqueológico es la idea de que uno no necesite de estas herramientas tan costosas, al menos en una investigación inicial. Aunque para trabajos de reconstrucción más complejos, como los de del sitio Dayr al-Barsha, puede ser una herramienta que ayude a la preservación de sitios arqueológicos cuyo legado –como el de la cultura egipcia y maya– ha sido tan importante en la historia de la humanidad.
*Foto de portada: Boletín INAOE
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