Lado B
Becky, una retorcida versión de Home Alone
Por Héctor Jesús Cristino Lucas @
19 de julio, 2020
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La semana pasada y a propósito de la cinta francesa Get In (2019) de Olivier Abbou, dimos un interesante repaso al subgénero del home invasion y cómo este modelo narrativo, sobre desconocidos irrumpiendo en la tranquilidad de una casa, ha servido de forma interesante a la hora de abordar la crítica o la denuncia social.

Intrusos de hogar que fungen como crueles verdugos de la clase alta -en una suerte de hilarante simbolismo- que muchas veces, buscan la tortura por el dinero o la venganza… pero también por diversión. Ya sea con un Kidnapped (2010) de Miguel Ángel Vivas sobre un robo a casa-habitación que sale mal, o bien un Funny Games (1997/2007) de Michael Haneke sobre psicópatas que gustan de torturar a los burgueses por mero entretenimiento.

El home invasion es una satisfacción psicológica de ejercer supremacía en una suerte de referencia a la lucha de clases. 

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No obstante, tenemos que tomar en cuenta que este subgénero, pese a ser explotado de maravilla por el cine de terror, también es posible encontrarlo en el drama, en el romance o hasta la propia comedia. Es un concepto bastante multifacético. 

La ganadora a Mejor Película Parasite (2019) de Bong Joon-ho resulta un drama social de home invasion tragicómico sobre cómo una familia de clase baja intenta inmiscuirse en la casa de una familia de clase alta para su propio beneficio. E inclusive la franquicia de Home Alone (1990), mejor conocida en Latinoamérica como Mi pobre Angelito, es una muestra clara de cómo la comedia familiar ha hecho posible el uso de este concepto para otros propósitos.

Tan solo piénsenlo: dos ladrones incompetentes durante la Navidad irrumpiendo en una casa con un niño adentro; el único que puede hacerles frente a través de su ingenio. La comedia está asegurada.

No obstante, pasa algo muy interesante con Home Alone (1990). Este concepto, sobre un menor de edad combatiendo a intrusos de hogar con trampas infantiles, por más difícil de creer, también es un modelo narrativo dentro del propio home invasion.   

Por ejemplo, Netflix con propósito de noche de brujas estrenó en octubre del 2017 la fantástica The Babysitter. Una película sobre un niño inocente enamorado de su propia niñera que cierto día, y con afán de ver lo que hacía por las noches cada que él se iba a dormir, se queda despierto hasta tarde solo para descubrir que su amada pertenece a una secta satánica que realiza sacrificios humanos en su propia casa. 

La trama, con una comedia políticamente incorrecta repleta de gore y vísceras, te cuenta la enérgica lucha de este pequeño contra aquellos intrusos de hogar que pretenden asesinarle en un auténtico rito. 

Y en pleno 2020, cuando la contingencia sanitaria no parece cesar, una película extraña de la que pocos están hablando estrena en plataformas de streaming con el único propósito de seguir la misma línea de este modelo narrativo, pero de vuelta al cine de terror. Una nueva The Babysitter (2017), o quizás, solo quizás, una retorcida versión de Home Alone (1990). 

Dirigida por los cineastas estadounidenses Jonathan Milott y Cary Murnion, Becky (2020) es la última cinta home invasion que tiene como protagonista a una frágil adolescente haciendo frente a un grupo de desconocidos que amenazan con sembrar la muerte y la destrucción en su propia casa. Y que pese a recibir críticas mixtas en distintos sitios especializados, algunos amándola por su naturaleza, pero otros odiándola por su simpleza, se ha vuelto ya una digna candidata a cine de culto.

Amigos míos; queridos padawans de todos los días, tengo que serles completamente sincero. Hacía tantas semanas que quería hablar de esta película, pero por alguna u otra razón terminaba dejándola en el tintero. No obstante, y luego de tocar el tema con Get In (2019) ha llegado el momento perfecto para Becky (2020). Porque si bien ambas pertenecen al subgénero del home invasion, también es cierto que las dos siguen caminos completamente diferentes. 

He aquí una excusa más interesante todavía para descubrir qué tan variopintas pueden llegar a ser estas películas.  

Mientras la cinta de Olivier Abbou pretende revolucionar el subgénero a través del uso de ciertas problemáticas sociales, como el movimiento Okupa, en un ingenioso e innovador juego de conceptos -todo bonito; todo perfecto- la película de Jonathan Milott y Cary Murnion, en cambio, es completamente sincera consigo misma y solo nos grita: ¡No necesito de estas tonterías para ser buena!

Becky (2020)

Fotograma de Becky (2020) / Foto: Movieclips Trailers

Si bien Get In (2019) pretende cambiar las reglas del juego en una constante búsqueda de trasfondo y metáfora, la otra simplemente las sigue al pie de la letra. Y esa ha sido una de las principales quejas que ha recibido Becky (2020): poca innovación; poca propuesta. 

Pero si les tengo que decir la verdad, entonces las cosas cambian. Es cierto que la cinta no propone ni mucho menos innova dentro de este cansino subgénero. Es cierto que no hay pizca de crítica o denuncia dentro de su propia narrativa. No hay como tal “el verdugo del capitalista”; y la lucha de clases ni siquiera es un recurso para tomar enserio. Es cierto. Mucho en su argumento resulta tremendamente repetitivo, pero les juro, no por eso menos entretenido.  

Convengamos que Becky (2020) jamás nos prometió bajarnos la luna y las estrellas en pos de ofrecernos un espectáculo diferente. De hecho, constantemente busca los clichés básicos para poder funcionar, pero eso, queridos padawans, no significa que sea un error. O al menos, no siempre. 

Si bien es cierto que las cintas que jamás innovan corren el riesgo de ser predecibles -como Underwater (2020) y su aburrido síndrome de plagiar la fórmula de Alien (1979)- existen otras que se mueven de maravilla entre los mismos clichés. Solo es cuestión de descubrir cómo lo logran. 

La genialidad de Becky (2020) no radica precisamente en su trama, sino más bien en su habilidad por perfeccionar el subgénero. Y aunque tampoco es la mejor cinta de home invasion, maneja elementos bastante interesantes. Como contar con una pequeña adolescente apta para enfrentar a un grupo de asesinos, en este caso, neonazis recién fugados de la prisión; o la sola idea de retorcer la trama de Home Alone (1990) en la mismísima tradición del The Babysitter (2017) de Joseph McGinty, pero con una pequeña diferencia.

Becky (2020)

Fotograma de Becky (2020) / Foto: Movieclips Trailers

Contrario a lo que pueda creerse, Becky (2020) no es como tal una cinta de comedia negra; es una serie B, claro, pero también un thriller que se toma bastante en serio. Y lo que es mejor, un thriller que funciona pese a moverse entre tanto cliché. 

Aunque esto puede deberse principalmente a las simpáticas actuaciones. Por ejemplo, nuestra joven protagonista de apenas 14 años, Lulu Wilson, famosa por su aparición en películas como Ouija: Origin of Evil (2016) o Annabelle 2: Creation (2017), hace el papelón de su vida en esta alocada película. De scream queen intrascendente a guerrera survivor con cierta redención. De niña irritable en su paso a la adolescencia, a una verdadera cazadora nata de enorme respeto. 

Y eso que deben verla para poder entenderlo. Con tremenda actitud, que te hace recapacitar en si tener hijos o no, hasta agradeces que los villanos de la película comiencen con su reinado de terror. Hay cierto goce a favor de la audiencia, que te hace preguntarte con tremenda satisfacción: “muy bien chica lista, ¿qué harías entonces?” ¡La respuesta es apabullante! 

Pero quien se roba mejor las cámaras no es otro más que el reconocido actor estadounidense Kevin James. ¡Sí, sí! El mismísimo Kevin James de Here Comes the Boom (El maestro luchador, 2012), Pixeles (2015) y la franquicia de Paul Blart: Mall Cop (Héroe de centro comercial, 2015) en este inesperado salto de las comedias estadounidenses hacia el cine de terror. 

Y yo no sé ustedes, pero para ser su primer intento en este glorioso género lo ha hecho bastante bien. Eso de jugarle al neonazi corrompido con hambre de poder hasta parece salido de American History X (1998). Algo tiene que puede convencerte. Una forma interesante de cambiar sus gestos y movimientos para hacerlos corrosivos. Una máquina de matar. 

Ojito aquí porque Kevin James resulta un actor bastante multifacético. Nos deja un villano creíble junto a una heroína tan hilarante como Becky. Mancuerna perfecta que queda para la posteridad. 

Y a todo esto solo resta alabar sus increíbles efectos especiales. ¡Porque son una puta maravilla! Que no te engañe eso de ser una película protagonizada por una simple adolescente. Jonathan Milott y Cary Murnion no se tientan el corazón a la hora de trabajar con jóvenes actores. Ya lo hicieron antes con aquella medianamente aceptable Cooties (2014) sobre niños zombis devorando todo a su paso. Solo que ahora han mejorado bastante.

Becky (2020) tiene una cantidad de escenas transgresoramente violentas que pueden llegar a molestar hasta el más experimentado de los cinéfilos. Y no lo digo por decir. Habrá algunos momentos en los que posiblemente apartes la mirada. Pero eso es solo prueba definitiva de que la cinta cumple con su propósito. Una auténtica maravilla en el ámbito de la serie B. 

Entretenida, violenta y bien actuada. Pese a no ser el santo grial de las películas home invasion sí que es una de las más destacables hoy en día. Estos cineastas dan cátedra absoluta de cómo puedes hacer lo tradicional algo netamente entretenido sin llegar a ser tan predecible. Queridos padawans, ¡Becky (2020) es una retorcida versión de Home Alone!

Sinopsis: 

“El fin de semana en un lago de una adolescente que pasa unos días con su padre toma un rumbo inesperado cuando un grupo de convictos aparece de súbito en sus vidas”

*Foto de portada:

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Autor Lado B
Héctor Jesús Cristino Lucas
Héctor Jesús Cristino Lucas resulta un individuo poco sofisticado que atreve a llamarse “escritor” de cuentos torcidos y poemas absurdos. Amante de la literatura fantástica y de horror, cuyos maestros imprescindibles siempre han sido para él: Stephen King, Allan Poe, Clive Barker y Lovecraft. Desequilibrado en sus haberes existenciales quien no puede dejar (tras constantes rehabilitaciones) el amor casi parafílico que le tiene al séptimo arte. Alabando principalmente el rocambolesco género del terror en toda su enferma diversidad: gore, zombies, caníbales, vampiros, snuff, slashers y todo lo que falte. A su corta edad ha ido acumulando logros insignificantes como: Primer lugar en el noveno concurso de expresión literaria El joven y la mar, auspiciado por la Secretaría De Marina en el 2009, con su cuento: “Ojos ahogados, las estrellas brillan sobre el mar”. Y autor de los libros: Antología de un loco, tomo I y II publicados el 1° de Julio del 2011 en Acapulco Guerrero. Aún en venta en dicho Estado. Todas sus insanias pueden ser vistas en su sitio web oficial. http://www.lecturaoscura.jimdo.com
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