Comienza junio con incertidumbre, pues si bien ha concluido la Jornada Nacional de Sana Distancia, en Puebla no hay condiciones para retomar las actividades. Sin embargo, los mensajes son contradictorios, y tan solo este fin de semana mucha gente ya salió a las calles, varios negocios del centro de la capital del estado ya abrieron y hubo 343 nuevos contagios de COVID-19.
Ante ese panorama, el gobernador Miguel Barbosaanunció en su videoconferencia de hoyque emitirá un decreto para establecer que en Puebla el confinamiento continúa, así como las medidas en transporte público, el uso de cubrebocas y el Hoy No Circula.
La recomendación sigue siendo #QuédateEnCasa, por favor.
Con el aumento de contagios aumentan también las muertes, y los crematorios de la zona conurbada, aún en semáforo rojo, están a tope.
Además las familias de las personas hospitalizadas se enfrentan a una gran desinformación, que también responde al cúmulo de trabajo del personal médico, y al golpe de la muerte que llega sin posibilidad de despedidas y con el peso económico del gasto mortuorio, y otras preocupaciones.
Felipe tuvo que presionar a los trabajadores funerarios para que le permitieran identificar plenamente a la persona que se encontraba en el féretro: “Abrí la caja, la bolsa y la neta era él, pero, la forma en que yo lo vi, sólo Dios sabe… ese cuerpo no murió como debería de ser”.
Aunque no todo es muerte, de hecho las estadísticas refieren que la mortalidad hasta ahora es de máximo 4%, es decir, la mayoría logra vencer al coronavirus. Un ejemplo de ello es Iván, un estudiante de 24 años con sobrepeso, diagnosticado con COVID-19 a mediados de marzo. Su caso fue incluso el primero que atendió el hospital particular al que acudió cuando tuvo problemas para respirar, luego de una semana de padecer dolores en el cuerpo y fiebre.
Ya en el hospital, las radiografías mostraron un daño a sus pulmones del 80 por ciento. Estuvo 13 días internado pero vivió para contarlo. Ahora, casi dos meses después, sigue bajo el tratamiento propio de quien tuvo neumonía. Aranzazú Ayala nos cuenta toda la historia.
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