Hasta los 21 años todo lo que sabía de la ciencia (y la ciencia ficción) se lo debía a la televisión, ese medio que ahora, dos décadas después, Brian Eno ha declarado muerto por suicidio. Ahora todo lo que muchos saben de ciencia se lo deben a Internet, las más de las veces de manera casual, a través de miles de canales de YouTube cuyos influencers de alguna manera acuden las viejas formas de la ‘TV primitiva’. ¿En dónde nos informamos de ciencia?
A estas alturas de la pandemia algunos de nosotros (que no todos pues, para no caer en generalizaciones) ya conocemos a alguien, en segundo grado de separación al menos, que ha padecido COVID 19. El virus y la enfermedad que provoca en el cuerpo humano siguen siendo un desafío ante lo que conoce la ciencia. Esta semana toca:
Se calcula existen alrededor de 700 estudios para comprender la naturaleza del SARS-CoVid2 y la enfermedad que provoca en los humanos, COVID-19. Una pieza clave podría ser la proteína ACE2 (enzima convertidora de angiotensina II), la cual estaría relacionada con los síntomas comunes de este padecimiento.
“El concepto de inmunidad de rebaño se da de manera natural, pero paulatina, no porque uno lo esté buscando, ni porque organice fiestas, ni porque se exponga uno sin ninguna protección”, dijo en entrevista para Lado B la doctora Lilia Cedillo Ramírez, directora del Centro de Detección Biomolecular de la BUAP.
Las enfermedades provocadas por la exposición de contaminantes en el ambiente pueden tardar décadas en manifestarse en humanos. Sin embargo, en los perros puede ocurrir tan sólo en uno o dos años. ¿Qué tal si usáramos a las mascotas como ‘marcadores’? Un equipo de investigadores diseñaron unas placas de identificación de silicón con la capacidad de recolectar muestras del ambiente. En una investigación piloto, las colocaron en 30 perros y sus dueños; analizar los químicos impregnados en estas placas delataría la presencia de exposiciones tóxicas; los perros, como animales de laboratorio, podrían ser un modelo para medir los efectos a largo plazo de los químicos ambientales.
Hace alrededor de 14,000 millones de años el universo primitivo giraba en espiral, o al menos eso es lo que se sospecha después deanalizar más de 200,000 galaxias
Esto no ha acabado, las precauciones siguen y aunque el planeta está bien la economía es la que quiere que salgamos.
Saludos desde del futuro.
Gerardo Sifuentes.
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