Lado B
Día Internacional de la Tierra: mayores compromisos en medio de una pandemia llena de incertidumbres
Si no se actúa ahora, mediante compromisos donde el planeta sea el centro de las decisiones, será inevitable enfrentarse a nuevas catástrofes.
Por Mongabay Latam @
22 de abril, 2020
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Antonio José Paz Cardona | Mongabay Latam

Hoy más que nunca una de las mayores dudas en el mundo es qué pasará con el planeta, no solo durante la pandemia de COVID-19 sino después de que termine la crisis sanitaria.

Para el Día Internacional de la Tierra, que se conmemora el 22 de abril, Naciones Unidas reflexiona sobre el sufrimiento de la naturaleza. No se pueden olvidar los recientes incendios en Australia y anteriormente los ocurridos en la Amazonía, o la peor invasión de langostas de los últimos 70 años en Kenia. Hoy, la pandemia causada por el virus SARS-Cov-2 es la más reciente angustia y no solo está relacionada con la salud humana sino con la salud de los ecosistemas. ¿Cómo empezar a gestionar los ecosistemas y los sistemas de producción? ¿Qué políticas y compromisos deberían surgir? En otras palabras, ¿qué futuro le espera a nuestro planeta?

Sin duda, estas preguntas no son fáciles de responder. De hecho, todavía es difícil determinar el curso que tomará la pandemia y son muchas las dudas que existen en torno al virus y el control de la crisis. La ciencia encuentra nueva evidencia cada día y las medidas que se tomaron semanas atrás pueden replantearse rápida y constantemente. El medio ambiente y la economía no son ajenos a todo lo que pasa y, por paradójico que suene, lo único seguro, según los expertos, es que sigamos en un escenario de incertidumbre.

Un llamado a reaccionar

“Ahora nos enfrentamos al COVID -19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema. El cambio climático, los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre, pueden aumentar el contacto y la transmisión de enfermedades infecciosas de animales a humanos (enfermedades zoonóticas)”, reconoce las Naciones Unidas.

De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada cuatro meses y el 75 % proviene de animales, lo que muestra las estrechas relaciones entre la salud humana, animal y ambiental.

“Estamos viendo que las dinámicas de muchos patógenos están cada vez más relacionadas con los cambios drásticos que estamos haciendo al ambiente, como la deforestación, la contaminación, la invasión de zonas naturales o la pérdida de diversidad”, explica Gerardo Suzán Azpiri, investigador del Laboratorio de Ecología de Enfermedades de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y quien fue presidente de la Wildlife Disease Association (WDA) para Latinoamérica entre 2017 y 2019.

Amazonía colombiana. / Foto: Rhett A. Butler

De acuerdo con Suzán, cuando se deforesta y fragmenta un ecosistema, hay especies que —junto con sus patógenos— comienzan a dominar y es ahí en donde se crea una zona de riesgo para el brote de una enfermedad.

La pandemia del COVID-19 llevó a que todos los países del mundo trabajen en combatirla. Sin embargo, la Tierra se enfrenta a otros problemas que pueden llegar a ser igual o más catastróficos pero en los cuales no ha sido fácil llegar a compromisos reales y efectivos.

Hasta ahora, mucho se ha insistido en la preocupación por la deforestación, la pérdida de hábitat de las especies, la contaminación de los océanos y las actividades humanas insostenibles que están llevando al planeta a un nivel de estrés cada vez más crítico. Desde hace varias décadas se habla de cómo el cambio climático es una amenaza que puede traer consecuencias desastrosas para la vida como la conocemos actualmente. Sin embargo, las acciones y compromisos nunca han sido suficientes.

En 2019, la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes) destacó que un millón de especies están en peligro de extinción. El cambio climático es una de las causas y también se encuentran: la transformación de áreas silvestres por agricultura, deforestación y urbanización; la sobreexplotación directa de las especies; la contaminación de las aguas y de los suelos, y las invasiones biológicas producidas por la introducción de especies exóticas.

Entre las causas indirectas estarían la dinámica demográfica, la expansión permanente del sistema económico no sostenible incluyendo formas de producción y consumo, fallas en las instituciones y la gobernanza, conflictos y, finalmente, las epidemias.

Naciones Unidas ha asegurado que el brote de coronavirus representa un riesgo enorme para la salud pública y la economía mundial, pero también para la diversidad biológica. Sin embargo, también ha dicho que la biodiversidad puede ser parte de la solución, ya que una diversidad de especies dificulta la propagación rápida de los patógenos.

“El bienestar humano no solo es económico también es salud, educación, cultura y ambiente. La gente está aprendiendo a ver eso de una manera ruda, no es la primera pandemia por zoonosis y si no cambiamos nuestro comportamiento, no será la última”, asegura Ana María Hernández, presidenta de Ipbes.

La crisis sanitaria mundial ha traído efectos visibles y aparentemente positivos como la mejora de la calidad del aire o la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero debido a las cuarentenas que se desarrollan en muchos países. Sin embargo, si no se generan cambios a largo plazo, estas mejoras no serán más que temporales. Hernández cree que esta pandemia “nos sentó” y puso al mundo a reflexionar pero “depende del ser humano si efectivamente nos transformamos después de esto y entramos en una dinámica más consciente de nuestro alrededor y lo que hacemos, o volvemos a lo de antes, el consumismo, la sobreexplotación y la contaminación”, enfatiza.

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*Foto de portada: Rutas del Conflicto

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