Lado B
Compañero de ilusiones
A pesar de los abrumadores requerimientos burocráticos que van invadiendo todo nuestro tiempo laboral intentemos buscar, construir y defender un espacio
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
28 de mayo, 2019
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Foto tomada de PxHere

Martín López Calva

Compañero maestro de escuela: estamos ya en la recta final de un ciclo escolar más, de un año de trabajo y esfuerzo, alegrías y problemas, momentos de satisfacción y episodios de desilusión, experiencias luminosas y problemas, claridad de rumbos y también, seguramente, dilemas éticos.

Empiezan las semanas de cierre, evaluación, documentación y tal vez –ojalá–, aunque no siempre sucede con la seriedad y la profundidad que debería, de reflexión y recuperación del proceso vivido con los educandos con fines formativos y horizonte de mejora continua de nuestro quehacer.

La Educación personalizante de hoy quiere ser una invitación para que, a pesar de todos los crecientes y abrumadores requerimientos burocráticos que van invadiendo todo nuestro tiempo laboral y dejando cada vez menos espacio para la tarea pedagógica, intentemos buscar, apartar, construir y defender un espacio. Incluso cuando este sea pequeño para la recuperación y la reflexión de la propia práctica a favor de la detección de los elementos que pueden constituir una situación educativa que transforme el próximo ciclo escolar.

Realizar esta reflexión vale la pena porque nos aporta elementos de autoconocimiento sobre nuestro quehacer, mismos que ayudan a refrescar y mantener vida la vocación; nos hace objetivar elementos que pueden ser transformados para hacernos mejores profesionales de la educación; nos brinda oportunidades de encontrar espacios de innovación de la tarea docente. Todo esto si realizamos las actividades de un modo más sistemático, como nos lo sugieren Cecilia Fierro y Bertha Fortoul en su clásico libro Transformando la práctica docente. Aproximaciones desde la investigación-accción.

A manera de provocación inicial sugiero tomar como ejes los cuatro elementos que nos propone el poema “Compañero Maestro Escuela” del escritor español José María Ortega,usando el lenguaje popular de su tiempo.

Compañero Maestro Escuela,

decimos que educar es

no sólo enseñar de letra.

¿Sabremos jacerlo ver?

Decimos, compañero maestro de escuela que educar es no sólo enseñar la letra, que en esta era de la información que invade todos los espacios, de información verdadera y falsa que es recibida y aceptada por igual en el reino de las fake news, resulta inútil y nada pertinente centrar nuestra tarea en la mera enseñanza de datos, cifras, fechas, fórmulas, operaciones y recetas para resolver problemas estándar.

Declaramos que somos maestros constructivistas, que desarrollamos competencias, buscamos generar aprendizajes significativos en los estudiantes y muchas otras cosas propias de las teorías pedagógicas de moda. Pero, ¿sabemos hacerlo ver en la realidad de nuestras aulas y el día a día de nuestro trabajo?

¿Sabemos realmente hacer que se vea esta docencia significativa, creativa, pertinente, adecuada a la realidad dinámica y cambiante de nuestras nuevas generaciones o seguimos siendo los mismos maestros tradicionalistas que repiten, instruyen, dictan, capacitan, adoctrinan?

Compañero de amasijo,

tenemos en nuestras manos

jarina de tos los trigos.

¿Sabremos sacar pan blanco?

Compañero maestro, compañero de amasijo que tiene en sus manos cada día una preciosa harina hecha de todos los trigos, una materia prima diversa, rica en inquietudes, preguntas, búsquedas y capacidad de asombro; una harina plural, heterogénea con la cual puede ir haciendo una masa moldeable rica en contenido y nutrientes generadores de novedad en todos los campos, sería bueno preguntarnos si somos capaces de sacar pan blanco, pan integral, pan de calidad que alimente a la sociedad.

¿Valoramos la diversidad de trigos o trabajamos solamente con el trigo del tipo que nos gusta, el que nos parece más fácil de moldear, el que nos brinda más oportunidades de lucimiento personal y profesional? ¿Somos capaces de promover la integración de todos esos trigos para obtener una mezcla integral y más compleja y nutritiva que la suma de cada uno? ¿Podemos –pudimos– en este ciclo escolar hacer ese pan blanco que alimente al mundo de talento?

Compañero de trabajo,

nuestra fuerza debe estar

levantando a los de abajo.

¿Sabremos bien empujar?

Compañero de trabajo, que debería enfatizar su esfuerzo en levantar a los de abajo, a los que tienen más dificultades para aprender, a los que vienen de contextos problemáticos que les impiden concentrarse adecuadamente, a los que no muestran de entrada interés por aprender y desarrollarse, a los que tienen algún tipo de necesidad educativa especial o simplemente están necesitados de mayor atención y disciplina, ¿qué tanto te has comprometido con ellos y has buscado estrategias, técnicas, instrumentos y materiales que les permitan aprender de un modo más pertinente y adecuado a sus circunstancias? ¿En qué medida has mostrado un interés especial en levantar a esos de abajo en vez de pre-juzgarlos y descalificarlos frente a los demás? ¿Has sabido “bien empujar”?

Compañero de ilusiones,

hemos de cambiar er mundo

sin dinero y sin cañones.

¿Sabremos seguir er rumbo?

Compañero profesor, compañero de ilusiones de transformación. Somos los profesionales de la esperanza que tienen que formar a los agentes que van a cambiar el mundo, no con dinero –no con poder y con grandes empresas– y no con cañones ni con violencia, sino con el poder de la inteligencia y el compromiso ético. ¿Cómo anda tu convicción en este sentido? ¿Qué tanto sigues creyendo en esta posibilidad de que a través de la buena educación se puede cambiar esta realidad de injusticia, desigualdad, exclusión, violencia y consumismo por una realidad equitativa, justa, democrática, pacífica, incluyente y basada en una cultura de austeridad y respeto a los recursos naturales?

Compañero de ilusiones: en este ya cercano fin de curso, ¿cómo andan tus ilusiones educativas? Compañero de esperanza: ¿cómo está hoy tu propia esperanza?

 

*Por motivos personales este artículo no aparecerá en las próximas dos semanas. Espero que nos podamos reencontrar en este espacio el miércoles 19 de junio.

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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