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Natalí Hernández

@natali_ha 

Como saben, he trabajado en la lucha por la erradicación de la violencia contra las mujeres durante algunos/varios años. En este tiempo, he aprendido a tejer redes de apoyo, atención, solidaridad y también he echado mano del trabajo de compañeras en los  refugios. 

Por eso me parece justo hacer algunas precisiones sobre la importancia de los refugios para mujeres en situación de violencia en México, y la decisión del Ejecutivo de cancelar los subsidios a organizaciones sociales que operan refugios y centros de atención externa.

1. Es importante señalar que el objetivo de los refugios es brindar servicios integrales, especializados y muchas veces de emergencia para atender los impactos de la violencia. En estos espacios se cubren necesidades básicas: espacio seguro, habitable, calzado, alimentos para ellas, sus hijas e hijos y también se les proporciona atención jurídica, médica y psicológica por un periodo de tres meses. Como imaginarán, el  costo de estos servicios es considerable.

2. La consolidación de los refugios para mujeres en situación de violencia (incluyendo a sus hijas, hijos) ha sido una larga y tediosa tarea que ha costado años de trabajo colaborativo entre sociedad civil y gobiernos. Suspender el recurso es debilitar este esfuerzo, echarlo a la basura y abandonar una estrategia que aunque es perfectible, por ahora es lo único que tenemos.

3. La asignación de recursos públicos a los refugios de organizaciones civiles implicaba un proceso de elección minucioso, que valoraba el trabajo previo de las organizaciones, el desempeño de los refugios y que buscaba elevar la calidad de la atención. De hecho, este proceso ya enfrentaba grandes dificultades porque las reglas de los programas cambiaban año con año, los recursos no eran suficientes y se obligaba a los refugios a competir entre ellos mismos.

4. En muchos casos los refugios que dependen de los gobiernos estatales y municipales están prácticamente desmantelados, tienen pésimos mecanismos de atención y en ocasiones no pueden garantizar la seguridad de las mujeres y sus hijas/os. Además, algunos estipulan como requisito de ingreso la denuncia contra el agresor lo que en muchos casos es otra forma de coaccionar a las víctimas.

5. Por cierto, gracias a la fórmula corrupción y violencia machista, las mujeres que enfrentan violencia de parte de hombres que ostentan cargos públicos, llámese policías, jueces, fiscales, ministerios públicos, presidentes municipales y hasta gobernadores, no confían en los refugios institucionales pues temen que en estos espacios sea “más fácil” que las encuentren.

6 . La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en México (LGAMVLV), establece en el artículo 52 que las víctimas de violencia tiene derecho a  “contar con un refugio, mientras lo necesite” (fracción VI) y especifica que “en los casos de violencia familiar, las mujeres que tengan hijas y/o hijos podrán acudir a los refugios con éstos” (fracción VIII). El artículo 54 de esta misma ley, establece las especificaciones que corresponde a los refugios para operar desde la perspectiva de género. Una decisión como esta, incluso contraviene lo estipulado en las leyes en la materia.

Finalmente, no dudo que existan organizaciones e instituciones que lucren con el sistema refugios y que esas prácticas deben erradicarse, sin embargo, hoy en día los refugios resultan indispensables para salvaguardar la vida de mujeres, niñas y niños y de no ser por estos espacios, muchos casos se sumarían a las cifras de violencia feminicida.

Frente a la decisión de quitar los refugios supongo que el gobierno federal ya contempla un programa ADECUADO, PERFECTO, EFECTIVO Y QUE SERÁ SUFICIENTE para atender a las mujeres (hijas e hijos) en situación de violencia que necesitan refugio, de lo contrario me parece una terrible decisión con graves consecuencias.