Lado B
Masificar el chacaleo
El chacaleo debe tomarse con debidas precauciones; el reportero debe cuidar lo que le comparten, ya que después publicará esos datos con las audiencias
Por Susana Sánchez Sánchez @
21 de enero, 2019
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Susana Sánchez Sánchez

@multiplesvoces

chacaleo

Foto tomada de https://www.maxpixel.net/Smartphone-Ios-Homescreen-Whatsapp-Phone-Iphone-2105015

En el gremio periodístico existe una práctica bautizada como “chacalear”: consiste en obtener datos de un evento al que el reportero/periodista no asistió o llegó tarde; usualmente los datos los recolecta con otros colegas o con la gente que organizó el evento. Actualmente, la mensajería instantánea ha masificado esas prácticas.

Hay reporteros que, por ejemplo, crean grupos en WhatsApp como una herramienta de trabajo o de apoyo para saber qué eventos hay o también para pedir datos de acontecimientos a los que no fueron. Antes de que existiera ese tipo de herramientas de comunicación, los reporteros tenían –mínimo– que escribir o hablar cara a cara con el compañero que les pasaría los datos; actualmente, basta mandar un audio, video o fotos a través de WhatsApp para que más de uno tenga la misma información.

La facilidad con que se pueden compartir archivos a través de ésta aplicación ha logrado que no tengamos pretexto para no tener materiales a la mano, independientemente de cuál sea nuestra profesión. Sin embargo, también conlleva algunos peligros. Por ejemplo, los mismos periodistas no corroboran entre ellos mismos la información que les llega a través de estos medios de comunicación.

Si bien el chacaleo no es una práctica ética, acudir a ella en apuros puede librar al periodista de un regaño o un despido en su empresa. Pero ¡ojo!, el chacaleo debe ser tomado con sus debidas precauciones; es decir, no por el hecho de que los datos me los pase un colega periodista quiere decir que son verídicos o que no están sacados de contexto, y ahí el reportero debería tener cuidado con lo que le comparten, sobre todo ya que después publicará esos datos con las audiencias.

Otra cosa que ha facilitado la tecnología es editar rápido un audio, video, foto o texto. Esto permite a los chacales por vocación robar datos del trabajo de otro colega, editarlos y ponerlos a circular velozmente a través de redes sociales.

La práctica de masificar el chacaleono sólo se da entre reporteros. Hay medios de comunicación que se chacalean los datos que comparten las personas desde sus redes sociales; los más honestos arroban al usuario, mientras que otras empresas periodísticas descargan el material, lo editan e incluso le ponen marca de agua con el nombre del medio. Ésta es la masificación del chacaleoen su máximo esplendor y cinismo.

Hay medios de comunicación que disfrazan la práctica del chacaleo con el discurso del periodismo cívico o ciudadano, entonces echan un choro persuasivo a sus audiencias y los hacen sentirse un rato como verdaderos periodistas o reporteros; así, la chamba la hace gente común y corriente y el medio hurta (suena más bonito “chacalea”) ese material, le da una manita de gato y lo pública como si fuera material periodístico.

En estos tiempos de redes sociales donde parece que la invasión a la privacidad es normal(por el hecho de tener sus publicaciones en modalidad pública), no le parezca extraño si una empresa periodística le chacalea un post, sin previo aviso.

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