Un grupo de investigadores de la Universidad de Colima (Ucol) y de la Universidad de Harvard desarrollaron el estudio Impactos en salud de la producción de maíz antes y después del Tratado de Libre Comercio (TLC) (1986-2013).
El doctor en Ciencias Médicas OIiver Mendoza Cano, candidato a ingresar el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), y visitante científico en la Escuela TH Chan de Salud Pública en el Centro para la Salud y el Medio Ambiente global de la Universidad de Harvard, señaló que se realizó la investigación para explicar cuantitativamente los efectos potenciales para la salud por el consumo de maíz producido en México con el importado de Estados Unidos entre 1986 y 2013.
El profesor investigador de la Facultad de Ingeniería Civil y de la Facultad de Medicina de la Ucol dijo sobre esta investigación, publicada recientemente en International Journal of Environmental Research and Public Health, que se llevó a cabo una valoración sobre los efectos de la producción del maíz en tres etapas antes del TLC, de 1984 a 1993; inmediatamente después, de 1994 a 2003; y en la época actual, de 2004 a 2013.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cuáles son los resultados de la investigación?
Oliver Mendoza Cano (OMC): Básicamente lo que encontramos es que México cada vez ha requerido una mayor cantidad de maíz para satisfacer su demanda alimenticia, por eso necesitábamos hacer una cuantificación de cuáles eran esos efectos, ya que desde la implementación del TLC, México ha triplicado la importación del maíz desde Estados Unidos.
El maíz es el segundo cultivo más importante a nivel mundial con 615 millones 533 mil 645 toneladas. Y el mayor productor de maíz es Estados Unidos con 273 millones 820 mil 66 toneladas anuales; mientras que México produce 22 millones 69 mil 254 toneladas.
Hay una discusión sobre esto, porque lo que Estados Unidos exporta de maíz amarillo no está diseñado propiamente para el consumo humano, ya que la base alimenticia de los estadounidenses no es el maíz y ellos tienen también otros usos para este grano, como por ejemplo producir combustibles o alimento de ganado.
Esta investigación es la primera aproximación hacia el problema cuantificable en efectos en salud derivado de la producción de maíz de importación a México, para después abordar otros aspectos como el tipo de maíz, los efectos que hemos sufrido, los cambios en la dieta, índices de diabetes y obesidad.
AIC: ¿Cómo se realizó la investigación?
OMC: En el estudio macro lo que hicimos fue tomar cifras de producción de maíz en México de distintos estratos del tipo de producción, por ejemplo la producción orgánica que se genera en las zonas rurales, que es principalmente para autoconsumo; la producción de maíz híbrido y del cultivo más industrializado que se da en el norte del país generalmente.
Hicimos una cuantificación por medio de una técnica que se llama análisis de ciclo de vida, en la cual evaluamos efectos en salud y al medio ambiente de la producción antes del TLC, inmediatamente después y la situación actual, abarcando tres décadas. Hicimos también lo mismo para la cuantificación de esos efectos en salud derivado de la producción en Estados Unidos.
Los años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) son un potente indicador, el cual muestra el impacto de las enfermedades. El análisis del ciclo de vida nos permite conocer cómo las actividades cotidianas y algún tipo de infraestructura impactan directamente al medio ambiente y la salud.
El impacto fue evaluado también por unidad funcional, que representa un tonelada del maíz producido en México y del importado de Estados Unidos, el cual tiene una mayor carga de enfermedad por el traslado, por ello conviene seguir produciendo maíz en México y darle mayor impulso a las políticas públicas para que se cultive este grano. La política pública debe obedecer en primera instancia a la seguridad alimentaria y la salud de la población.
AIC: ¿Quiénes participaron en este estudio?
OMC: En la investigación realizada del 2014 al 2015 participó además el doctor Ramón Alberto Sánchez Piña, que se encuentra en la Universidad de Harvard; el investigador Álvaro Jesús González Ibarra; el investigador Efrén Murillo Zamora, que es un especialista en salud pública de Colima, y Cynthia Monique Nava Garibaldi, experta en ingeniería ambiental.
AIC: ¿Cuáles son las conclusiones y los escenarios a corto plazo?
OMC: El escenario más probable para el futuro inmediato es que nada va a cambiar porque el TLC todavía está activo y no representará ningún riesgo para la soberanía alimentaria de Estados Unidos mediante la exportación del uno por ciento de su producción a México. Sin embargo, se podrían proponer algunos cambios, tales como las causadas por una crisis energética o del petróleo, incluyendo la gravedad de los impactos del cambio climático, la falta de alimentos o de los altos costos de los sistemas reales.
México renunció a su soberanía sobre la política alimentaria y ha demostrado una capacidad limitada para hacer frente a los retos de la crisis alimentaria en los últimos años, por ello es necesario adoptar una política agrícola más inclusiva porque el actual contexto de incertidumbre en el mercado internacional de granos y los efectos climáticos negativos subrayan la vulnerabilidad del suministro de alimentos.
Otra estrategia para el Estado mexicano debe ser replantear los negocios a través de la oferta cadena, que necesitan diferentes patrones de uso de la tierra para abastecer a los consumidores en los mercados locales.
Los impactos ambientales y de salud en términos de AVAD son más altos cuando el maíz es importado en comparación con el maíz producido en México. La salud ambiental y los impactos nominales de cultivo de maíz y de transporte han aumentado como resultado del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. México necesita redefinir sus políticas públicas para sufrir una menor carga medioambiental a partir del maíz.
[quote_box_left]Publicado originalmente por Conacyt Prensa[/quote_box_left]