Lado B
Choferes contra el tiempo
Un problema social y de gobierno, un problema común con una solución que hasta ahora no se ha planteado, así el transporte público
Por Luis Colchado @
05 de agosto, 2016
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Foto: Luis Colchado

Foto: Luis Colchado

Claudia Castelán (a.k.a. ChispillaTronik) / Luis Colchado

@Chispillatronik

“Tú sueñas con un auto nuevo, yo con un mejor transporte público”. Cuando hablamos de choferes de autobuses viene a la cabeza la imagen de un personaje caricaturesco, con una serie de adjetivos negativos en relación a la idea “rápido y furioso”.

Inmediatamente componemos la escena: un microbús adornado con objetos que combinan la devoción con las luces que asociamos a un antro, la música alta, generalmente de cumbia. Naturalización de una profesión.

Soy necia usuaria del transporte público, me parece que es la mejor opción en una ciudad que se expande y desarrolla desordenadamente como lo es Puebla, mi ciudad que llamo “la ciudad quinceañera”.

En las calles compitiendo las más grandes camionetas del año, transporte público, algunas motos y la pujante fuerza de los ciclistas.

Además de ser usuaria regular del transporte público, soy una voyeur de lo que en ese universo sucede. He padecido muchos de los principales males que suceden entorno al transporte público: terribles formas de frenar del chofer, eterno pásele para atrás, que no me levanten en la parada, tiempos muertos en el tráfico, mochilas golpeando mi cara, etc.

La pregunta constante en mi cabeza es ¿cómo se podría mejorar el transporte público? No quiero un auto y veo muy lejos que se organice el transporte como en ciudades europeas. Lo que me ha llevado a parar orejas cuando entre choferes hablan, escuchar palabras como la cuenta, quemarse, los chismosos, pero siempre constante la pelea por el tiempo.

No somos periodistas, somos gente inquieta que busca respuestas, más cercanos al tratamiento de imágenes, es lo que nos aclaramos con Luis Colchado antes de meternos al campo.

La primera expedición que realizamos fue una tarde lluviosa en un autobús Bicentenario. Cuando llegamos más allá del final de la ruta, el chofer nos dice: me voy a cortar de ruta, lo que significa que tomaría un atajo porque el tiempo se le vino encima. Justo fue el día en que la calle Margaritas se inundó. Tal vez llevaba 20 minutos de retraso, eso significaba que no comería. Eramos los únicos pasajeros. Llovía torrencialmente.

Fue en esa situación que los datos comenzaron a ponerse en perspectiva: pasar entre 16 y 18 horas manejando, a lo que el operador aseguraba tener un privilegio por manejar en esa ruta. Ciertamente, cuando entrevistamos a otros choferes los datos fueron más alarmantes. Muchos no tienen un contrato, no tienen prestaciones, su salario depende del día a día pues al enrolarse deben pagar 40 pesos por turno. Sacar y asumir el gasto de la gasolina que va de 600 a 850 pesos según el tamaño de la unidad. En vacaciones dar una cuenta de 900 pesos, en tiempo escolar de 1300 pesos. Reste que por cada vuelta, los minutos de retraso equivalen a 10 pesos. Un trabajo que depende de la paciencia, nervios y el cuidado de los riñones. Si el salario neto al día de un operador de autobuses oscila entre 250 y 300 pesos, diríamos que esta ganando no mas de 7500 pesos al mes. Los chismosos avisan a cuantos minutos van unas unidades de otras, es un trabajo totalmente informal que depende de los choferes de autobús. Eusebio es chismoso de la ruta 54, anteriormente había sido chofer pero declara que es un trabajo estresante y por el que no se gana demasiado. Como chismoso se lleva al día entre 150 y 180 pesos.

En su opinión el problema del mal transporte público que tenemos, que considera que no siempre fue así, tiene que ver con que los concesionarios no se ponen de acuerdo, no conocen las rutas por las que transitan los autobuses, ni dan asesoría a los choferes. “Ellos solo quieren que se les de la cuenta del día, no les importa nada más”, afirma Eusebio un poco molesto.

En profundidad son muchos los problemas en torno al transporte público, el principal sin duda es alcanzar una cuenta en tiempos establecidos, a veces misión imposible que les cuesta en pesos a los operadores. Eusebio también refería a que la gente puede ser poco prudente, agresiva, no prevé sus tiempos y quiere forzosamente viajar en una unidad, por lo que puso unas letritas en su unidad, nos afirmó, “no me eches la culpa párate más temprano”.

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Autor Lado B
Luis Colchado
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