Cuando la periodista Cristina Tardaguila volaba de regreso a Río de Janeiro luego de un intenso encuentro, el primero en América Latina, de verificadores del discurso público o fact check que se realizó en Argentina en 2014, lejos de cerrar los ojos y descansar comenzó a ordenar y escribir sus ideas en papel. Buscaba armar un proyecto para que el blog Preto no Branco que creó en el diario O’Globo creciera y se convirtiera “en más amplio, más gordo”.
Durante las elecciones de 2014, la menuda brasileña se dedicó a verificar las afirmaciones de los políticos que en su país buscaron la silla presidencial, y su agudo trabajo provocó que Dilma Rousseff, quien lograría la reelección, rectificara sus palabras e incluso trabajara su plataforma política pues había sido pillada en algunos “falsos”. No fue el único caso. Los chequeos que O’Globo publicó se colaron a los debates presidenciales y fueron comentados en los espacios de análisis político pues le dieron profundidad y dimensión a la cobertura electoral. Preto no Branco no fue el único espacio de verificación del discurso en la campaña, ese trabajo también fue realizado por el equipo de Agencia Pública con “Truco”, pero esa es otra historia.
Pero nada de eso sirvió para que a su llegada a Río de Janeiro los directivos de O’Globo dieran luz verde a las ideas que bullían en la cabeza de Cristina, lo que la puso frente a una disyuntiva: seguir en el diario que, al igual que los medios de América Latina vive la crisis del modelo de negocios del periodismo tradicional, o lanzarse a la aventura de crear una agencia periodística especializada en el fact check, la primera en su país y la primera en Latinoamérica.
“Estudié los dos escenarios –cuenta en una larga entrevista que se dio en el frío del preinvierno austral en Buenos Aires, durante el encuentro mundial de verificadores del discurso que organizó el Instituto Poynter— seguir con el trabajo en O’Globo o por el contrario crear algo que no existía en Brasil” y que había demostrado ser de interés para la sociedad y para los medios… Y así nació Agencia Lupa. Aunque el proyecto no ha hecho más que comenzar, pues el plan de financiamiento es a tres años, y tendrá que demostrar que hay mercado para una agencia de ese tipo.
Lado B (LB): ¿Qué pasó por tu cabeza que te llevó a dejar la tranquilidad económica de tener un puesto de trabajo fijo, y lanzarte a crear una agencia de esta práctica periodística relativamente nueva como es el fact check?
Cristina Tardáguila (CT): Un poco de locura… Yo no sé hacer otra que cosa que no sea periodismo. Seré periodista toda mi vida, me encanta ser periodista. Eso como primera cosa. Ahora, en Brasil en este momento hay crisis, como me imagino en muchos países de América Latina, entonces hay muchos periódicos echando a la gente, hay muchos periódicos cerrando y revistas muy fuertes perdiendo páginas semana tras semana, no es un buen momento para la prensa tradicional.
Aunque yo no me sentía amenazada en mi puesto, era subeditora de la sección política de O’Globo, que es el principal periódico de Río y el segundo de Brasil, pero me metí a hacer fact checking en el 2014 y me encantó. Me pareció que tiene un impacto enorme y me pareció hizo la gran diferencia y fue la gran apuesta en toda la cobertura de las elecciones de 2014.
Justo después de que se acabaron las elecciones me vine al LatamChequea y regresé con tantas ideas que quería poner en práctica en O’Globo. En el avión me fui escribiendo tratando de armar un proyecto más gordo, más amplio. Y cuando llegué al periódico me encontré con una estructura tradicional que no tiene dinero para la experimentación, que tiene poca paciencia para la innovación, que está todavía muy conectada a la prensa antigua.
Entonces fue la mezcla de las dos situaciones: por un lado ese amor al periodismo y encontrarme con una práctica que tiene impacto y cambia cosas cuando lo haces bien, y ver cómo la vieja prensa se va quedando.
Y lo que me convenció en lo comercial fue que cuando hacía Preto no Branco, el blog de fact check que pusimos en marcha en O’Globo, recibimos llamadas de diferentes periódicos del interior o de estaciones de radio –y de ahí viene el modelo de negocios–, que querían republicar el contenido de O’Globo. El diario tiene una agencia que vende contenido periodístico, y claro que se vendió el trabajo de Preto no Branco, del cual yo no gané un céntimo extra, ni un día libre extra ni nada.
Juntando todo eso me dije, bueno, me falta sólo un inversor, y al momento en el que encontré al posible inversor dije, ¿porqué no?
Claro, pensé muy objetivamente: ¿qué es lo peor que me puede pasar si me quedo? Me echan, o cierran la sección y me mueven a una sección que no me gusta, es lo peor que me puede pasar. Y lo mejor, pues nada estaba muy a gusto en donde estaba pero era muy difícil que me subieran el sueldo al doble porque estamos en recesión. Entonces, el mejor escenario era seguir donde estaba en las condiciones en las que estaba y el peor que me echaran. Y el mismo raciocinio hice si salía y abría Lupa: lo peor que me puede pasar es que dentro de tres años, que es el tiempo que tengo con el inversor…
LB: ¿El inversor tenía claro que es un proyecto a tres años?
CT: Sí, sí claro… bueno, lo peor que puede pasar es que pasados esos tres años me tenga que reinventar otra vez. Y que lo pase mal esos tres años, pero al menos para el 2019 habré intentado algo y tendré alguna cosa más en el currículum que haber sido una reportera de un medio tradicional, eso te añade algo siempre. Y lo mejor que podría pasar era crear algo nuevo, que no existe en el país, y que yo noto que hay interés. Con ese análisis de bueno-malo, de pros y contras, y bueno, ahora ya tenemos a Lupa.
LB: ¿Y la respuesta cómo fue?
CT: Súper. Nosotros somos una empresa, tengo un socio inversor y buscamos ganancias como cualquier empresa normal, no somos una ONG. Mi inversor me dio el dinero suficiente para que Lupa opere por tres años, y en ese tiempo debo probar que mi modelo de negocios es viable y exitoso, que es el modelo de agencia de noticias.
En mi plan el primer año era para crear la marca, que la gente conozca Lupa. Algunos ya conocían Preto no Branco, y tal vez algunas personas me conocen a mí, pero al momento de dejar el diario era nadie y el blog deja de tener presencia. Entonces en mi ruta crítica en ese primer año tenía como plan llamar a todos los que se interesaron en el trabajo de Preto no Branco, repartir contenido gratuito para que la gente sepan que lo que fue el blog en O’Globo ahora es Lupa, y que los que han leído Preto no Branco ahora deben leer Lupa, empezar a cambiar el chip en la audiencia, y ganar espacio y conexiones en los diversos medios de comunicación. Yo no conocía a nadie en radio, no conocía a nadie en la tele, siempre había trabajado en revistas o diarios, entonces era una forma de: llamo, voy, visito, hablo, charlo, dejo un chequeo, se publica, no se publica, pero voy haciendo contactos. Esa era el plan del primer año.
Pero resulta que en ese primer año se cruza una crisis política y la gente necesita buena información, entonces sacamos en Lupa en noviembre, y ya en diciembre estaba todo el tema del impeachment (el proceso mediante el cual se inició un juicio político a la presidenta Dilma Rousseff), y todas las peleas, era un momento bueno para adelantar las cosas, hice más visitas de las que tenía pensadas a varios medios distintos y justo recibí la respuesta de la gente diciendo: “sí, nos interesa, pero cuánto cuesta”; y bueno, yo no estaba preparada para esa pregunta en ese momento. Regresé con mi inversor y le dije pues pasa esto, y él me dice: “pues anticipa todos tus planes, si la gente quiere pagar ahora no dejes para cobrar el año que viene”. Esto me pilla un poco, como decimos, con los pantalones cortos, porque no estaba preparada para dar precios, estoy todavía aprendiendo esto, pero ya tengo un poquitín de ingresos, muy lejos de lo que necesito para existir, pero somos muy jovencitos, y sigo mandando propuestas comerciales. Me parece que puede que sea por la gran necesidad de información que enfrentamos en Brasil por la crisis política, o por que el trabajo es bueno, o por la suma de todo esto, pero va mejor de lo que esperaba.
En su participación en el segundo Latam Chequea, el encuentro latinoamericano de verificadores, Cristina presentó dos casos de éxito en la aún corta vida de Lupa: el trabajo de verificación a los antecedentes penales de los legisladores brasileños que decidieron con su voto retirarle la protección política (el Impeachment) para que fuera enjuiciada por haber violado normas fiscales al maquillar el déficit fiscal, y el seguimiento en datos y cifras de pobreza y marginación de las poblaciones que recorrió la antorcha olímpica. En los dos casos las redes sociales fueron, dice, una gran caja de resonancia.
LB: ¿Qué papel han jugado las redes sociales en la distribución de tu contenido, te han ayudado para posicionarte?
CT: Han sido fundamental. Al principio me preguntaba si pagar por publicidad en Facebook o Twitter, o no. Al final decidí que sí. Eso es un punto súper importante y que lo defiendo, y creo que es relevante.
LB: ¿Cuánto gastas aproximadamente en publicidad en las redes?
CT: Muy poquito, muy poquito. Es menos de mil dólares al mes por las dos redes, Facebook y Twitter.
LB: ¿Y eso formaba parte de tu presupuesto?
CT: Sí, tenía contemplado un presupuesto para publicidad fijo y podía hacer lo que yo quisiera, y de ahí saco como 2 mil reales, más o menos (casi 12 mil pesos al cambio actual).
LB: ¿Cuántas personas trabajan en Lupa?
CT: Somos cuatro periodistas y una persona especializada en social media. Ahí perdí un reportero pero gané en social media, y eso me parece muy importante.
LB: Tienes un diseñador o alguien para la visualización?
CT: Sí, tengo a un freelance, y claro ocupamos muchas herramientas digitales para la visualización, infogram y esas cosas.
Regresando (al tema de redes), nuestro trabajo más fuerte es en Twitter, creo que hacemos un mejor trabajo ahí, porque nos dimos cuenta que algunos chequeos se pueden dividir en cientos de tuits. En lugar de hacer el viejo gran artículo del impreso que puedes acompañar con varios gráficos y varias páginas, puedes repartirlo en pequeñas píldoras y ser mucho más eficiente a la hora de entregar la información. Eso es lo que hicimos con el trabajo del seguimiento a la antorcha olímpica, todos los días publicamos la información del índice de desarrollo humano de la ciudad a la que llega la antorcha en su recorrido por todo el país, y algunos otros datos estadísticos. Claro, no dejamos de poner el enlace al artículo largo y completo para quien quiera profundizar. Así, si quieres saber un poco más de la ciudad por la que seguirá, o los datos de la siguiente comunidad por la que pasará pues te vas al artículo.
A #TochaOlímpica e Laguna (SC). Que Brasil vemos na rota da #ChamaOlímpica? https://t.co/y0QX3CAXs1 pic.twitter.com/aVSB2zt70n
— Agência Lupa (@agencialupa) 10 de julio de 2016
Y lo mismo hicimos con el Impeachment. Sabíamos que los legisladores iban a estar votando a favor o en contra del Impeachment de Dilma, en real time en la tele, entonces de qué nos sirve hacer un artículo enorme hablando de 600 personas, aburrido de leer, entonces pensamos cómo repartir esa información de forma rápida, pues hicimos un tuiteo a lo largo de las 20 horas de sesión, y a medida de que un tipo se subía y tomaba el micrófono pues tuiteabamos su información.
Los dos casos son trabajos en los que lanzamos la información en tiempo real: en el de la antorcha publicamos la información del municipio en el que está la antorcha hoy, y al día siguiente el que sigue. Claro, ahí la velocidad de publicación es más lenta, un tuit cada 24 horas. En el Impeachment lanzamos tuits cada 5 minutos, o cada minuto, según el tiempo que tardara en dar su voto el legislador. Eso para mí es la prueba fundamental que el tuit es una herramienta para distribuir la noticia, es también una forma de hacerlo más entendible, más a tu necesidad. A lo mejor no necesitas leer la información de 600 personas, pero sí necesitas saber la información de cómo votó tu diputado o tu senador.
Yo digo que a mí no me importa mi home page, nadie va a la home page ya. Si miro los Google Analytics mi home page es de lo último, qué importa si está bonita, si está fea, claro no debe tener errores y trabajaré por que se vea bien, pero yo primero publico el artículo, lo subo a las redes, planeo la publicación en Facebook y lo distribuyo entre mis clientes, y hasta el final planeo cómo se verá en la portada.
LB: ¿Esto de la Antorcha y del Impeachment ya lo vendiste?
CT: Sí, el artículo grande lo vendí, se publicó en Folha y en O’Globo y varios medios más. Hubo quien lo publicó entero, quien lo publicó en partes, la gente puede hacer lo que quiera con mi contenido cuando ya están abonado, incluso Tele Sur nos lo pidió.
Y ya con el tuiteo pensé que pudimos hacer un poco más de dinero, ¿qué tal que ponía una marca? No sé si eso estaría bien, lo estoy dando vueltas. Por ejemplo con la Antorcha, a McDonalds que está patrocinando los juegos, ¿le interesaría poner su marca ahí? ¿O tal vez a su competencia? Los tuiteos también son espacios con los que puedes hacer un poco de dinero, aunque todavía le estoy dando vueltas, no sé si eso sea ético.
Aunque se trata de una práctica nueva en lo formal pues los equipos de fact check comenzaron a aparecer en América Latina en 2010, y en los Estados Unidos en 2003, se han metido rápido en el discurso público, al menos en las experiencias de Brasil y Argentina, según contaron tanto Cristina como Laura Zommer, la cabeza de chequeando.com los organizadores del encuentro latinoamericano y el equipo pionero en el género en el América Latina.
LB: ¿Cómo ves el panorama general del fact check en AL?
CT: No tengo un panorama del impacto que están logrando los equipos de fact check en América Latina. En Brasil sí tiene impacto, por ejemplo la información que publicó Preto no Branco obligó a Dilma a cambiar su programa electoral porque había errores. En los debates de televisión para candidatos presidenciales varios chequeos fueron temas de discusión, que Dilma no supiera de cuánto era el presupuesto general de nación fue hasta motivo de chistes.
Con Lupa también, con el Impeachment, los diputados que tenían cero antecedentes judiciales tuiteaban la información de los opositores que sí tenían cuentas, y a los que votaron que sí tenían antecedentes la gente les reclamaba: “con qué cara votas contra Dilma si tú también tienes cuentas pendientes”. Esto para mí fue un buen impacto.
El fact check en AL está súper bien, lo que nos falta es un poco de colaboración. Hay temas que nos interesan a todos, el narcotráfico por ejemplo, no respeta fronteras. Odebrech, la constructora brasileña que está en la operación car wash, esa empresa tiene obras y construcciones en muchos países de América Latina y África. Y estoy hablando sólo de las cosas que me vienen en este momento a la cabeza. Los Juegos Olímpicos, un montón de los países que están representados en este Global Fact Check seguro tienen atletas que participarán en los Juegos, y sus autoridades en casa seguro están hablando del tema en sus países. O Zika virus y la microcefalia, en fin son temas que no se limitan a un país.