Lado B
¿Comunicólogo, todólogo, pendejólo o periodista?
Todólogo o pendejólogo, suelen ser apodos despectivos para aquellos que arriban al periodismo y son egresados de la carrera de Ciencias de la Comunicación. El mote vislumbra algunos problemas.
Por Susana Sánchez Sánchez @
25 de enero, 2016
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Susana Sánchez Sánchez

Todólogo o pendejólogo, suelen ser apodos despectivos para aquellos que arriban al periodismo y son egresados de la carrera de Ciencias de la Comunicación. El mote vislumbra algunos problemas:

La banalización de una disciplina académica como la Comunicación: enfocada mucho más a las cuestiones técnicas de la producción informativa antes que a la reflexión no es grave, pero las universidades -y sobre todos los estudiantes-  podrían ahorrarse tiempo si ofertaran carreras técnicas, en vez de un plan académico lleno de materias aburridas que, justamente al momento de laborar, no les sirven para nada al egresado. O los reporteros, editores, fotógrafos, ¿estarán pensando en algún teórico al momento de trabajar?

La concentración de múltiples actividades: Reportear, escribir, fotografiar, videograbar, editar e impactar en todos y cada uno de los productos periodísticos elaborados, son actividades que debe dominar una sola persona si quiere trabajar para un medio de comunicación. La idea es estupenda, sólo que la remuneración no es múltiple y el trabajo periodístico suele concentrarse más en el impacto visual que en el informativo.

[pull_quote_right]El mote de pendejólogo en el periodismo (poblano), deja ver una agresividad por denostar el trabajo del colega, sin mirar que los entornos laborales muchas veces les impiden publicar tales o cuales informaciones; y en tiempos violentos y sin una institución o empresa seria que respalde a sus trabajadores, también es de sabios mantenerse al margen.[/pull_quote_right]

Saturación de trabajo: Tantas cosas son importantes para la prensa que en vez de informar, saturan a los públicos  de datos. En estos tiempos, por ejemplo, los memes también son materiales para hacer una nota pequeña.

Filtros inestables para contratar personal: En busca del mejor candidato, las empresas periodísticas han hallado una miserable forma de contratación: tres meses a prueba… ¿quiénes creen ustedes que sean los idóneos para la infamia? ¡Los más jóvenes y recién egresados, por supuesto! Y de paso los papás que absorben los gastos del candidato, quien más que saber, debe tener una capacidad de resistencia, de estar ahí, de actitud (lo que sea que eso signifique), de que se la quiere jugar por el periodismo.

Falta de solidaridad profesional: Los egos de los periodistas son más fuertes que su capacidad de solidarizase con el gremio. El mote de pendejólogo en el periodismo (poblano), deja ver una agresividad por denostar el trabajo del colega, sin mirar que los entornos laborales muchas veces les impiden publicar tales o cuales informaciones; y en tiempos violentos y sin una institución o empresa seria que respalde a sus trabajadores, también es de sabios mantenerse al margen.

Ojalá que todo lo anterior fuera culpa sólo de los comunicólogos, pero no, creo que es el reflejo de que el periodismo mexicano sufre de angustia en una etapa donde la tecnología parece estar al alcance para informar y hacer circular más rápidamente los datos y, sin embargo, las dinámicas de trabajo al interior de una empresa periodística (que a su vez tiene lazos económicos o políticos con grupos que ejercen el poder en una sociedad) es la generación de notas a destajo que van más orientadas a la distracción y desinformación de las audiencias.

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