[dropcap]A[/dropcap] raíz de los asesinatos contra periodistas, gente de ese gremio y activistas sociales se han unido en marchas o manifestaciones con la constante frase: El Estado es el asesino. Si eso es cierto, el estado no puede solo, requiere de un contexto idóneo para que los asesinatos sean eficaces: eliminan, no dejan huella porque no investigan y siembran el terror.
Uno de los elementos favorables para que los periodistas sean blanco perfecto es la desprotección laboral que sufren por parte de las empresas mediáticas para las que trabajan. Nunca antes como en este siglo que corre los periodistas se habían vistos tan vulnerables en su ámbito laboral. La figura del periodista freelance resulta muy cómoda para los medios, para las agencias y para sus asesinos. ¿Quiénes son los periodistas “freelanceros”? Técnicamente nadie, sabemos de ellos hasta que son asesinados.
¿Quién da la cara por los periodistas freelance? Nadie. O sí, pero ya hasta que están muertos, y eso a veces. Por ejemplo, en esta ola de agresiones en contra de periodistas, nunca he visto una marcha o manifestación donde los dueños de los medios de comunicación se unan para demandar mejores garantías de seguridad para los periodistas, quienes finalmente sus los ojos y los oídos de sus empresas.
[pull_quote_right]En esta ola de agresiones en contra de periodistas, nunca he visto una marcha o manifestación donde los dueños de los medios de comunicación se unan para demandar mejores garantías de seguridad para los periodistas, quienes finalmente sus los ojos y los oídos de sus empresas.[/pull_quote_right]
Parece que lo único que une al gremio periodístico, situado o no en zonas de conflicto, es la vulnerabilidad y la violencia institucional que sufren por parte no solamente del Estado, también de los patrones que los emplean en sus empresas chiquititas, medianas o grandotas. Digamos que los dueños de los medios de comunicación ayudan a que la violencia en contra de los periodistas sea eficaz, pues usan las mismas herramientas del estado, es decir, vuelven a la vulnerabilidad y a la violencia algo legitimo a través de contratos temporales (trimestrales, semestrales, anuales), sin prestaciones o con trabajos outsourcing, donde la tendencia del gremio periodístico es ser subcontratado en varios medios y agencias para sobrevivir o para ir enfilándose en la lista de los asesinados o desaparecidos. Ante este panorama, ¿quién se hace institucionalmente responsable de los “frelanceros”? Freelance… ¡Vaya término… sinónimo de autonomía, cuando en México es el equivalente de la sobrevivencia!
En la última colaboración (antes de las vacaciones escolares) decía que si bien puede haber resistencia ante los poderes dominantes (marchas, manifestaciones, investigaciones, publicaciones, propuestas para el congreso, etc.), sería muy complicado eliminarlos, porque –diría M. Castells– si bien el poder es relacional, la dominación es institucional. En el caso del periodismo, uno de los dominadores podrían ser las empresas mediáticas y la situación laborar precaria que le ha tocado atravesar al gremio con el famoso y vulnerable trabajo freelance.
P.D. Originalmente esta colaboración era transmitida en el programa Movimiento Perpetuo, en Radio BUAP, pero la que esto escribe tiene horarios encontrados que le hacen imposible seguir en la radio. Sin embargo, amenazo seguir en Lado B cada quince días, así que ya están advertidos.
EL PEPO