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Redacción | Prensa Ibero Puebla

Actualmente existe una tendencia por parte de los gobernantes en el mundo que, en su afán por modernizar los espacios públicos y obtener por esta vía la mayor cantidad de visitantes, están destruyendo los monumentos históricos y patrimoniales de las ciudades a cambio de construir parque de diversiones. El urbanista francés Alain Bourdin señaló lo anterior al dictar la conferencia Patrimonio y Metrópoli: contradicciones o sinergias,  que organizó la Coordinación de la Licenciatura en Arquitectura de la Universidad Iberoamericana Puebla, dentro del marco de la Cátedra Alain Touraine.

A lo largo de su exposición, el también escritor fue persistente al comentar sobre esta nueva característica de los gobiernos actuales. Al respecto aseveró que algunos de los casos más frecuentes se están observando en Pekín, Beijing y Hong Kong en donde están desarrollando viviendas verticales, las cuales concentran en espacios mínimos a un gran número de personas y todo ello en nombre de la “metrópoli”.

Asimismo señaló que el mejor caso de éxito es el de Shanghái, pues comentó que esta capital hace veinte años inició un proceso al derribar los edificios de su patrimonio cultural, hecho que fue provocando una pérdida de identidad. “Hoy, esta ciudad está reconstruyendo sus edificios históricos y está protegiéndolos y valorándolos con el fin de guardar su identidad, pero sobre todo promocionando su arquitectura y sus raíces entre su población y sus visitantes.

En este mismo sentido, el investigador también puso el ejemplo de Túnez, una ciudad que en su afán de incrementar el potencial turístico comenzó a construir “falsos edificios“, con la intención de promover su cultura, pero lo hizo de forma burda. El caso contrario a este ejemplo es la metrópoli que ha conformado Panamá, pues esta ciudad ha sabido conjugar la modernidad con el patrimonio histórico y con su patrimonio para el futuro”, afirmó.

Alain Bourdin también comentó que el gran reto que enfrentan los gobiernos que buscan transformar una comunidad es como hacerlo sin tener que echar fuera a sus habitantes, de ahí la importancia que tiene la sensibilidad que las autoridades deben tener para escuchar a sus habitantes para, de manera conjunta, generar esa autoconstrucción. “Sólo de esta manera se podrá llevar a cabo un proceso suave de gentrificación.”

Finalmente, el investigador comentó que existen procesos que son inevitables durante esta urbanización, pero afirmó que en la mayoría de los casos son las decisiones políticas las que pueden reducir los tiempos para estos cambios o bien de apresurarlos; sin embargo, subrayó que son las administraciones  las que prefieren irse por la línea más rápida, fácil y redituable.  “La idea es tratar de hacer políticas públicas coherentes, actualmente existen muchas maneras para que las jurisdicciones conozcan la mejor forma de activar su patrimonio cultural e histórico”, concluyó.