Amira George

Desde pequeños, a quienes crecimos en familias católicas, cristianas o sus demás vertientes, nos han enseñado que en algún momento llegará el Día del Juicio Final. Esa promesa -que en ocasiones suena a amenaza- de que Dios bajará del Cielo y dirá quiénes fueron buenos y quiénes fueron malos, quiénes estarán con él y quiénes se pudrirán en el infierno (palabras bíblicas).

Esta fecha fatal que incluso suena a inicio de un ataque paranormal, pues los muertos caminarán entre los vivos, que de verdad es terrorífico, aunque nos obligaron, desde pequeños a rezar por estar presentes cuando eso pase.

La imagen de The Rapture, como se le dice en inglés y palabra que no suena tan trágica, está grabada en la mente de muchos, y es como una meta a la que muchos quieren llegar y otros no tanto.

Pero ¿qué pasaría si ese día llega sin que nos demos cuenta, y sólo una parte de la población se va y los demás nos quedamos en la tierra? Esa es la premisa de The Leftovers.

La historia empieza tres años después de que un día de la nada el 2 por ciento de la población mundial desaparece, y por más que los gobiernos de los diferentes países han invertido e investigado, nadie sabe lo que pasó.

Algunos se convencen que fue The Rapture, algunos lo ven como castigo divino, otros no saben ni lo que es, pero la ansiedad y la nostalgia es parte de la vida de todos los que perdieron a alguien esa fecha, y que se transmite en cada escena de cada capítulo.

La serie está enfocada principalmente en el pueblo de Mapleton, y las historias de sus pobladores, sus tragedias y las formas en la que enfrentan la situación.

Tenemos a un sheriff, Kevin Garvey, cuya familia se ve destrozada después de la desaparición: su hijo mayor dejó la escuela y se convirtió en guardaespaldas de un seudo-profeta, su esposa de une al grupo de los Guilty Remmant, una secta de personas cuya finalidad es recordarle a la gente lo que pasó, abandonan sus vidas, sus ropas y hasta su voz, sólo para ser un constante recordatorio; y su hija menor, pues entre la pubertad y todo lo que sucedió simplemente no tiene rumbo. No hay que olvidar a su padre que perdió la razón justo después de la desaparición.

[quote_box_left]El creador de la serie es Damon Lindelof, co-creador de Lost, y quien ha participado como escritor de películas como Prometheus, World War Z y Star Trek: Into The Darkness. Creo que esa es presentación suficiente.[/quote_box_left]

A eso sumamos a otros personajes, un sacerdote que busca quitar la imagen de que las personas que desaparecieron fueron bendecidas, y pasa sus días buscando lo malo que hicieron en vida y difundiéndolo, para bien o mal de las personas; Nora, una mujer que en un parpadeo perdió a su esposo y sus dos hijos.

Esto es un esbozo general, decir más de la trama sería dar demasiados spoilers, y la verdad esta es una historia que uno tiene que ver y sentir por sí mismos, porque si algo tiene es que cada capítulo tiene una nostalgia, una desesperación y un dolor que uno debe saborear por sí mismo para poder entender la historia.

Ya había dicho en otras ocasiones que si hay algo que me gustan son las historias que te dejan un vacío en el pecho cuando acabas de verlas, en este caso fue tal el sentimiento que tuvieron que pasar cerca de cuatro meses para que pudiera escribir estas líneas.

El creador de la serie es Damon Lindelof, co-creador de Lost, y quien ha participado como escritor de películas como Prometheus, World War Z y Star Trek: Into The Darkness. Creo que esa es presentación suficiente.

Aunque ya HBO confirmó que habrá una segunda temporada, la cual tendrá una serie de cambios en relación a la primera, todavía no hay fecha de estreno programada, por lo que hay tiempo para que uno vea los primeros 10 capítulos, los supere –como me pasó-, y se empiecen a preparar para lo que sigue.

NOTA:

Por si la historia no fuera suficiente, el intro de la serie es uno de los elementos que más tensión me generó al verla, pues es una representación gráfica y musical de todos los sentimientos que genera