Lado B
Tanto estudiar para sólo ser periodista
En Puebla, la década de los noventa marcó la entrada de universitarios al campo periodístico, pero ello no aumentó el ingreso económico o los salarios de los reporteros.
Por Susana Sánchez Sánchez @
16 de febrero, 2015
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Susana Sánchez Sánchez

[dropcap]E[/dropcap]n Puebla,  la década de los noventa marcó la entrada de universitarios al campo periodístico, pero ello no aumentó el ingreso económico o los salarios de los reporteros. Sin embargo, la falta de una retribución financiera suficiente no ha sido obstáculo para que el periodismo siga siendo ejercido en esta ciudad,  en parte porque no hay un acuerdo de si el periodismo en México es una profesión o un oficio, en ese sentido el periodismo poblano está en el limbo de una retribución económica justa porque tanto dueños como reporteros y editores se hacen de la vista gorda a la hora de la verdades, por ejemplo, ¿qué institución académica respalda a los reporteros como reporteros o a los editores como editores? Más de uno se autojustificaría, precisamente porque no cuenta con respaldo institucional de formación universitaria (ni siquiera trunca), entonces enarbolaría el oficio, la cuestión empírica y echaría por la borda a generaciones de universitarios que también han invertido tiempo y dinero en una educación que parece no valer nada al momento de ser practicada.

[pull_quote_right]La idea suena bien si estuviéramos viviendo a principios del siglo XX, pero estamos en el XXI y el periodismo exige otro tipo de filtros profesionales, así que no habría que echar al saco roto la formación universitaria.[/pull_quote_right]

Una de las quejas constantes entre los periodistas poblanos es que no le ven sentido haber estudiado Comunicación, Periodismo, Letras o carreras afines y creo que esa falta de creencia en la educación universitaria tiene que ver con su inserción en una práctica que es ejercida con reminiscencias del periodismo del siglo XX, anclado más a un oficio donde la información gira en torno a los intereses del dueño del medio de comunicación, a los dimes y diretes entre los periodistas, al enredo en el juego del chayo, al echando a perder se aprende, a la creación de cerrados “batallones reporteriles” que se pelean entre sí por obtener información que al final publican todos el mismo día.

En síntesis se echa por la borda las clases de ética que meten hasta el tuétano en la universidad y que en la práctica se vuelven lugar común y manoseado cuando al final los universitarios se dan cuenta de que pudieron haberse ahorrado la escuela y las colegiaturas en una profesión que sigue siendo practicada como un oficio y remunerado como un empleo donde basta saber leer y escribir para estar dentro, total que lo demás se va aprendiendo con el tiempo. La idea suena bien si estuviéramos viviendo a principios del siglo XX, pero estamos en el XXI y el periodismo exige otro tipo de filtros profesionales, así que no habría que echar al saco roto la formación universitaria.

La formación en las aulas, por supuesto, también tiene sus respectivos prestigios. Si bien el perico donde quiera es verde, las instituciones que respaldan al periquito también ayudan y mucho a entrar a un gremio y posicionarse en él; el papelito de “x” universidad ayuda tanto como la acreditación de “x” medio de comunicación para, por ejemplo, obtener datos informativos más rápido. En conclusión, los universitarios que ingresan al campo periodístico no deberían desdeñar o despotricar en contra de su formación o de la actualización profesional, al contrario, deberían defenderla como estandarte para exigir mejores condiciones salariales. Los que cayeron por accidente en el gremio periodístico (en la segunda mitad del siglo pasado, cuando eran unos adolescentes o jóvenes que no jalaban ni para acá ni para allá y trabajar en un medio les cayó de perlas para obtener dinero) y con el tiempo se fueron dando cuenta de que les gustaba, también deberían apoyar la formación universitaria, en una de esas caen periodistas que desde el inicio saben a lo que le tiran y también en una de esas los dueños de los medios de comunicación les pagan bien a los periodistas, fotógrafos y editores venideros.

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