Lado B
Canoa, la lucha desde adentro
“Si llegan con policías, no los vamos a recibir con mariachis”, dicen en la junta auxiliar que mantiene un sistema de vigilancia comunitaria
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
05 de febrero, 2015
Comparte
Foto: Marlene Martínez

Foto: Marlene Martínez

María Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

“Si llegan con policías, no los vamos a recibir con mariachis”: el señor Gregorio está parado bajo el rayo del sol de mediodía, en la plaza central de San Miguel Canoa, junta auxiliar del municipio de Puebla, capital de la entidad.

Aunque alejada del centro, de las megaobras del gobernador Rafael Moreno Valle y la aparente modernización de la cuarta ciudad más grande del país, Canoa es parte de la mancha urbana. La comunidad lleva alrededor de medio año en protesta, desde que encarcelaron a su presidente, Raúl Pérez, uno de quienes se opusieron a las reformas a la Ley Orgánica Municipal que limita las facultades de las juntas auxiliares. Y luego trataron de imponerles un sustituto.

Mientras Gregorio y la señora Alicia, que tienen varios puestos de comida en la plaza central, platican, se acerca un niño. Sólo se para ahí, unos momentos, con los ojos bien abiertos, y se va. El niño, que no parece rebasar los 11 años de edad, es parte del sistema comunitario de vigilancia que comenzó a la par de la organización de Canoa contra la represión. En total hay diez secciones en el pueblo, conformadas por colonias, y cada una de éstas tiene un comité. Dice Gregorio que son como cien personas, pero de seguro más, porque hay jóvenes que ya se integran a las labores de organización y defensa.

Desde que quisieron imponerles a un candidato, cerraron la presidencia y después encarcelaron a Raúl Pérez, Canoa ha vuelto a estar en la mira de la opinión pública por las denuncias de injusticia y la organización interna. Los hijos del edil, sobre todo su hija Rocío, han estado presentes en varias marchas y movilizaciones con otros pueblos y organizaciones del estado, pidiendo la liberación de los presos políticos y justicia.

[quote_box_right]Para cuidar al pueblo no fue difícil ponerse de acuerdo. Gregorio cuenta que la gente se organizó rápido, que no faltaron voluntarios, y que siempre están en comunicación pero sólo se reúnen cuando pasa algo importante o cuando hay un problema.[/quote_box_right]

El sistema de vigilancia comunitaria es parte de toda una organización del propio pueblo para cuidarse. Todo el tiempo hay alguien al pendiente de quién entra a Canoa, de quién sale, de qué están haciendo. Y no es que salgan en grupos a patrullar las calles: cada quien desde su casa o negocio está siempre al pendiente, mientras trabaja. Los niños, hijos de varios de los miembros de los comités de cada sección y colonia, están también al pendiente. Se sientan en los juegos del parque, frente a la presidencia cerrada, con las puertas soldadas, y el comedor comunitario de la Cruzada Nacional contra el Hambre; juegan básquetbol, corren, platican. “Como esas señoras allá, ¿qué están haciendo?”, dice Gregorio y señala a tres mujeres que se cubren del sol con gorros.

Y es que Canoa viene de revolucionarios: sus papás, sus abuelos, lucharon por el país. La historia del pueblo es una historia de lucha y de dignidad, y eso se ve en Gregorio y en Alicia. El señor tiene edad indefinida y su voz es dura pero amable. Para él no es ninguna carga ser parte del comité de su  sección, al contrario, lo hace con gusto. Porque si ya les quitaron a su presidente, ellos no tienen nada que temer, dice. El gobierno no es para temerle, “nosotros los pusimos. Nosotros los subimos, y ahora que están arriba, nos tratan como cucarachas”, Gregorio opina y Alicia asiente. A unos metros de donde está parada una excavadora que arregla la calle principal, los señores explican que no es una obra del gobierno municipal ni del estatal, sino que son participaciones federales que fueron gestionadas por Raúl Pérez, antes de que fuera encarcelado.

Para cuidar al pueblo no fue difícil ponerse de acuerdo. Gregorio cuenta que la gente se organizó rápido, que no faltaron voluntarios, y que siempre están en comunicación pero sólo se reúnen cuando pasa algo importante o cuando hay un problema. Todo se decide en asamblea, en un salón especial, ya no en la plaza pública. Pero todo se consensa, y se ve la unión del pueblo. Durante las últimas semanas han tenido también presencia ocasional de policías, de patrullas que llegan solamente al pueblo, y al cabo de un rato se han ido. Eso es para medir, opina Gregorio, para ver qué hace la gente. Pero ni el gobernador ni el presidente municipal de Puebla, Tony Gali, han regresado a Canoa desde hace casi medio año, cuando empezó la represión.

La respuesta se ha visto desde el principio, y aunque en últimas fechas los habitantes de Canoa no han hecho movilizaciones masivas han continuado el trabajo y la resistencia, pero dentro de la comunidad, comunicándose y organizándose pacíficamente entre ellos para cuidar al pueblo. También ha habido expresiones artísticas que demuestran la solidaridad, como el “Rap contra la represión en Puebla”, de Deko, un joven del mismo pueblo.

Por ahora, Canoa está en calma, sobreviviendo al acoso silencioso y en espera de la suerte legal del edil auxiliar, Raúl Pérez, y mientras este proceso siga, se mantendrán vigilantes, cuidando al pueblo con sus propios procesos.

Comparte
Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
Suscripcion